lunes, 3 de junio de 2024

08297-100.EL VIAJERO MADURO: 42.Alicante: Cabo de La Nao y de San Antonio

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08149 (01.04.2024 - 41.Alicante: Monte Orgegia)

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       Aunque el VIAJERO MADURO ha transitado en diversas ocasiones por entre los cabos de La Nao y de San Antonio, se ha percatado que no consta ninguna narración sobre dichos recorridos, a excepción de la Ruta a Cala Granadella (ver documento 00295 del 19.09.2020 de este índice)

     Estamos en una jornada donde el coche domina con su presencia, aunque podemos realizar pequeños trayectos a píe y sobre todo contemplar espléndidas vistas. 
 
     Desde Alicante, por la A.7 (E.15), tomamos la N.332 desde Benisa a Teulada, y desde aquí la CV.740 hasta Benitachell, para continuar por la CV.747 que enlaza con la CV.742, hasta alcanzar el FARO DE CABO LA NAO. 

      Hasta Benichatell cruzaremos campos agrícolas y alguna zona de cerrado arbolado, en ocasiones bosques de pinos, montañas picudas y colinas ondulantes. Ya en la CV.747 quedaremos rodeados de constantes urbanizaciones con abundante arbolado, la zona de acampada de PINOSOL, con pinos y algarrobos, así como todo lo necesario para pasar el día. A la derecha de la citada carretera se extiende unos 110 Km. cuadrados donde se ubican miles de casas refugiadas en miles de parcelas con centenares de calles en las que es mejor no adentrarse por la evidente posibilidad de perderse; la tranquilidad es absoluta, el silencio sepulcral, no hay presencia humana, ninguna acera, ni centro comercial, ni oficinas, nada que recuerde al mundo de los humanos ni al ruido de vehículos. La sensación, en cierto sentido, es como si la vida estuviese ausente, un aire limpio recorriese el espacio y la muerte se pasease buscando a quién tomar al descuido. 

     Ya en la CV.747 parece que hemos vuelto a la civilización, a la izquierda tenemos a Jávea, e iniciamos la pendiente a partir del Km.5 sobre infinitas curvas y entre arbolado y casas en parcelas. Diferentes indicativos nos van marcando destinos y rutas, así como miradores, pero, nosotros continuamos hasta lo alto, donde la carretera termina, antes del Km.12, en el FARO DE LA NAO y sobre una cota de 130 metros. A la derecha podemos contemplar los acantilados de 50 metros hasta el Ambolo y más allá los acantalidados ya en la zona de Benitachell, un azul Mar Mediterráneo, hoy en calma, el cielo celeste, docenas de embarcaciones de recreo, y mirando a la izquierda hasta la Punta de la Cueva de Orgues, donde quedaremos impactados por la disposición suicida de algunas de las casas sobre la linde de las escarpaduras. Aquí los ojos ya se llenan de mar y de cielo, y apenas apetece conversar. 

     Pasado el Km.11 encontraremos el indicativo a AMBOLO que es una pequeña punta con precipicios de 100 metros, una estrecha playa de piedras y de cierto complicado acceso, desde donde se divisa la ISLA DEL DESCUBRIDOR, que no se puede pisar por el ser humano, y por donde sobrevuelan y anidas aves marinas.

     Antes de llegar al Km.10 de la CV.747, a la derecha, tomamos la calle que nos ha de llevar a CABO NEGRO; aquí la visión que vimos anteriormente se multiplica en una bella foto de tierra, mar e islas. Destaca la ISLA DEL PORTICHOLL, desnuda e inaccesible al ser humano, más allá el CABO DE SAN MARTIN, y en línea de costa la PLAYA DE LA BARRACA. Todo conforma como una seudo bahía de aguas sosegadas, donde azules y marrones se exponen en un cuadro contemplativo de especial belleza. 

     Aunque son múltiples los miradores y senderos, nos queda por recorrer la senda del CABO DE SAN MARTIN, debiendo de dejar el coche a la altura del Km.7; allí veremos una cruz y desde la misma tres posibilidades de caminar; a la PLAYA DE LA BARRACA, a la PLAYA DEL PORTICHOL y al CABODE SAN MATIN y CALA SARDINERA. Se trata de sendas de unos 700 metros y 400 metros las dos primeras, de unos 500 metros la cuarta, y de unos 1.000 metros llegar al cabo. Son cuatro paseos agradables, con leves pendientes y entre arbolado que contornea la brisa del mar. 

     El conjunto de todo lo descrito es el CABO DE LA NAO, una de las puntas más características de España. El FARO se sitúa a 122 metros de altura sobre Alicante, su luz alcanza las 32 millas, y su altura es de unos 20 metros. Para su levantamiento hubo que construir la carretera CV.747, y entró en funcionamiento en el año 1928, con un coste de 68.000 pesetas. Ya desde 1902 se comunicaba por telegrafía inalámbrica con la Isla de Ibiza.

     Ya a punto de ser la hora del COMER, el Viajero Maduro cruza por entero la población de Jávea, tomando la CV.736 que asciende, pasando por la Ermita del Calvario, por unos dos km. hasta los 200 metros de la plana del CABO DE SAN ANTONIO, viéndose a la izquierda la SIERRA DEL MONGOT

     Dicho cabo es el apéndice último del prebético con acantilados de hasta 150 metros. El faro es de 1855. Del siglo XVI es una ermita de San Antonio y actualmente de la Madre de Dios de los Ángeles. Está conformado por diversas planas como la del Degollado, de San Antonio, de Justas y de Los Molinos. Encontramos diversas leyendas; dicen que aquí estuvo Hércules, que a una doncella se le rompió un ánfora y que el mar con esos trozos rotos formó las Islas Baleares, y en especial existe una leyenda sobre unas brujas que cantaban, quitando y poniendo jorobas. 

      Una vez hemos alcanzado el alto de la CV.736 entramos en las planas por la CV.7362 y encontramos un restaurante donde comer. La tarde nos lleva por la carretera que recorre la línea superior del cabo; a unos 1200 metros detenemos el coche y seguimos por el camino del Monasterio, frondoso en vegetación arbórea y fincas, sobre una distancia de algo más de 600 metros hasta llegar a LOS MOLINOS del siglo XVIII, desde donde podemos contemplar Jávea en toda su extensión y una visión nueva del Cabo de La Nao; siguiendo la carretera llegaremos a la punta, pero antes dejaremos a la izquierda el Área Recreativa de Las Planas. 

      A las vistas ya adquiridas en lugares anteriores, podemos añadir una panorámica de las montañas de Alicante sobre unos 2500 km. cuadrados de superficie, así como las propias que nos ofrece el Golfo de Valencia. La brisa se agita, caldea el sol, caminar entre piedras para alcanzar los mejores puntos de visualización es un ejercicio lento y preciso, más, el Viajero Maduro carece de prisas. 

     De tal modo, la tarde ya vencida por el ocaso del sol nos lleva de regreso a Alicante

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