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08209 (28.04.2024 - Los amantes en una calle)
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Pasear por Alicante
es como caminar por un vergel
de cuerpos humanos entrecruzados.
En esto es Alicante como cualquier
pueblo de cien habitantes; como
Roma o como París, en esto es
igual Alicante; todo pende del
número de calles, del número
de casas, del número de ladrones,
del pasear que se hace en silencio
Pasear por Alicante
es como caminar por un enjambre,
a derecha y a izquierda oscilante,
de cuerpos humanos zigzagueantes.
Yo paseo, en ocasiones, por Alicante,
y solo veo que yo paseo, que pasean
los demás sin saber que yo paseo,
y siento que nada me importa si ellos
pasean o yo paseo, porque para pasear
hay que tener la holganza del tiempo.
Pasear por Alicante
es como caminar entre el cielo y el mar,
no es como en Paris o en Roma, donde
se pasea entre el cielo y la tierra, bajo
esa ausencia de la sal marina, ese olor
que en Alicante se pega al cuerpo, que
te hace sentirte eterno, diferente ser
de alegrías, exultación de saberse, ¡ay!,
paseando, paseando, paseando, ¡ay!
por la blanca del azul mediterráneo
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