viernes, 8 de marzo de 2019

05024-63.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 04.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea: La Doble estructura

DOCUMENTO ANTERIOR
04975 (16.02.2019 - 03.Primera Era
                                  De la Ley a la Hidra Hercúlea: Segunda Voluntad)

DOCUMENTO POSTERIOR
05042 (23.03.2019 - 05.Primera Era
                                      De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                      De la Fuerza a la Cofuerza)


     Nos hallamos ante una DOBLE ESTRUCTURA. Por una parte la Sociedad organizada en Pueblo y Avanzados. Por otra parte con el Estado organizado en Derecho, Fuerza y Reino de la Fe. Lo que sigue a continuación es la descripción de esta Doble Estructura.

    Una moralidad con contenido positivo es el REINO DE LA FE. Lo primero que acontece es una protección; un quitasol se abre e impide que la blanca luz oscurezca el páramo donde el Hombre habita. Tal es un portento, no un acontecimiento. Sabemos que el  Hombre queda cegado cuando da un paso más allá del Quicio, que en el acto subsiguiente se compromete como parte de un pueblo y que acepta como primer conocimiento la representación mental de la Imagen Divina. Dicho de otro modo la Imagen Divina extrae al Hombre de las penalidades, nombra a su representante y le da el Estado. Repasemos: el Iluminado crea la Imagen Divina, ésta supera al Iluminado y se presenta como el origen del Iluminado, de modo que es a partir de este momento que la Imagen Divina tiene la capacidad de determinar la Existencia del Hombre. En esta primitiva estructura, la Religión actúa como Fe y como Reino, pero alcanza su poder como Reino de la Fe, reino que se extiende como Fe del Pueblo e interactúa como un pilar del Estado, todo esto con el objeto, al parecer, de dominar al Pueblo. Y es, decimos, al parecer porque lo que prevalece es la permanencia de la autoridad del Iluminado sobre el Pueblo. Sin embargo, en la Primera Era ya no basta con reconducir la derrota del Pueblo. La ausencia del Iluminado y de sus designados, implica la aparición del Reino de la Fe así como de la sustentación que tal moralidad precisa. Es el momento en el cual toda la actividad efectiva de movimiento se reúne en el Santuario, donde se amasa la ciencia propia de la Imagen Divina; preponderancia de la CIENCIA DIVINA, el sujeto que la define, sus cualidades, contenidos y continente, formas y expresión de las mismas, su enseñanza y transmisión, casos especiales que dan sentido a la Ciencia Divina, justificación de la misma, hechos históricos que conforman las fabulaciones contenidas en ella, sus realidades y entendimientos, prohibiciones, amenazas, castigos y premios, y la catalogación, sin fisuras, de que es ciencia verdadera, superior e incontestable. La actividad de desarrollo de la Ciencia Divina implica una escritura, un código y una formulación especifica, de modo que configurada de tal modo resulte única. El Santuario, pues, rezuma verdad. De modo que ya no es posible, no es comprensible, imaginar un mundo sin la Imagen Divina, imaginar una existencia sin un fin, sin un destino, donde la verdadera gloria consiste en vivir más allá de la muerte y en la memoria histórica. Porque la vida ya no es la perfección de la Anarquía, sino la esclavitud Divina.      

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