miércoles, 28 de julio de 2021

06525-26.PRINCIPIO DE LA HISTORIA: 06.Regina

DOCUMENTO ANTERIOR
05878 (22.06.2020 - 05.Regina)
05945 (11.08.2020 - 04.Cómodo Centón en el Molino)

DOCUMENTO POSTERIOR

     Estaba sobre el taburete que seguía al más cercano; era un libro de tapas y hojas vencidas, que decía en su portada “no tengo dueño, no me poseas para tu entretenimiento, no me arrojes al estante ordenado, no me dejes apretado entre otros de mi género”, El Principio de la Historia, de Cómodo Centón

- ¿Lo conoces?

- No lo he leído

- ¿Y al autor?

- No

Dejó el libro sobre el taburete; alguien vendría en su busca.

- Señoras... –saludó a las dos mujeres el marido de Pandora, besando a su esposa en la frente-

- ¿Un sombrero?

- De Acevedo

- ¿Usas sombrero? –preguntó Regina- 

- No –respondió Pandora-

- En realidad desde hace un momento. Pasaba por la calle de la Princesa y no se por qué sentí, al ver la sombrerería, la necesidad de tener un sombrero. Así que, tras fijarme en los modelos que tienen expuestos en el escaparate, decidí comprarme uno para mi cabeza. ¿Os gusta? Es mi primer sombrero, ¿qué tal me queda?, ¿mejor así?, antes todo el mundo llevaba sombrero y el resto boinas. Después de pagar y ya en el quicio de la puerta, hacía mi y por la acera vi aproximarse a Federico, quién me tendió la mano y agradeció la compra; en los últimos tres días tan solo se había vendido aquel sombrero que yo, felizmente, llevaba sobre mi cabeza. La familia vivía en la desesperación, de hecho, el mismo Federico ya llevaba una representación de tejidos, y según me ha dicho la posibilidad de continuar con la tienda abierta solo espera un milagro que no ha de llegar. Pero... ¿y vosotras?    
 
- Con nuestras cosas -respondió Pandora-

- Pues nos vamos

- Nos vamos

- ¡Ah, por cierto!, he visto a tu marido, pero me ha llamado la atención..., ¿no era teniente? 

- Lo era.

- Bueno..., felicidades de mi parte

- Se lo diré

- Recuerda..., mantén el bolso cerrado con la cartera dentro. No seas de esos que creen tener tiempo para el arrepentimiento, que es de ordinario ni tener tiempo ni el tiempo viene ni viene a tiempo.

- Lo pensaré

Se besaron.

- Te lo dejo; está pagado durante una hora –le dijo Pandora a Regina al oído- solo para figurar.

- Tienes marido y tienes amantes, he oído-

- ¿Te apetece algo más?

- No

- Puedes irte cuando quieras

- Bien, es una lástima... pero si algún día te fallan tus amantes y te falla tu marido, ya sabes que podrás encontrarme en esa acera –el hombre dio dos pasos, giró ciento ochenta grados y añadió- y mantengo mi oferta: dos por uno.


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