06530-17.EL FIN DE LA HISTORIA: El derecho es la moral del Estado

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05760 (13.04.2020 - Hay que comprar al hombre)

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     El Estado usa de órganos para no parecer el mismo, no siendo responsable sino de los éxitos de la naturaleza, de lo cual es fácil deducir que, negando al estado y a la autoridad, y procurando su destrucción resolvería todos los problemas que la especie humana tiene planteados, lo cual no es cierto. Miró a la torre Ideal, pareja a la del Socorro, aquel castizo edificio compuesto por tres frentes horizontales, donde predominan los huecos, y por una torre de ojos mudos, contempló, antes de cruzar, sin razón que mediara, el solar de Wadd-Ras. Aún temblaba unto a aquella fachada barroca de influencia europea, dotada de una impronta de autoridad, su soberbio casticismo..., y siguió por Artilleros, dejando a su espalda el neoclásico teatro Principal, cruzando el parque, donde esquinado junto a la pipa vio a Sorolla vendiendo "después del baño" a quien no conocía, alcanzando Liorna hacia Enterradores. Miró al balcón

- Mi amor me ama -la niña le miraba. Aquella tarde derribaron los muros, caían las murallas; al fin la declaración de ciudad abierta permitía a Alicante ensancharse y hacer desaparecer sus carencias. Cómodo extremeciose, acaso por la pérdida del murallón o por la pérfida mirada de la niña del balcón. Y tal perturbación fraguo en su nervio un pasmo de incomprensión, un tomar satisfacción, una venganza, un recuperar lo perdido, ¡tiritó! En lo alto de Liorna los sepultureros hacían el equipaje. El tranvía caía por la pendiente. El cuerpo de artillería saludaba la caída de los muros. Aquel mundo se disponía a desaparecer y las compañías con su comandante tras la banda de música. El estado ejerce el terrorismo para practicar la autoridad, lo que se enmarca y legaliza jurídicamente. El estado da razón a su violencia a través de sus hombres, y lo que castiga y condena en el individuo, lo premia y glorifica en sus instituciones- 

El derecho es la moral del estado.

La banda de música, que venía. Cómodo carecía de salero. Tal vez Cómodo no tuviese razón. Los obreros derribaban las piedras; ciertamente, se dijo Cómodo, nada detiene lo que siendo decisión de unos hombres es decisión de unos órganos.

Quebrada irregular. Alicante siempre fue liberal y tolerante

Renacimiento.

Ungir y ceñir.

Renacimiento.

Persuadir y tentar.

Repoblación

- ¿Qué lleva usted ahí?

- La cesta. ¿Ve usted la cesta? -pregunta Cómodo, no pudiendo ocultar aquella zozobra que le producía la angustiosa cesta-

- ¿Qué cesta? Me refiero a su espalda.

- ¡Ah, gracias!

Zafó, con aspereza, al pequeño animal.

- Nada, hombre, para eso hemos venido al mundo. De cualquier manera, no crea usted, no todos los problemas son puramente sociales ni tampoco crea que todos le hubiesen prevenido sobre ese animal. El hombre dispone de problemas individuales. 

- Los problemas son puramente sociales por lo que una destrucción del estado y de la autoridad no proporcionarían inmediatamente una sociedad anárquica, sino la victoria del más fuerte, el fin de todos. Sin embargo, usted tiene razón. Los problemas se plantean, siempre, individuales. 

- Se confunde, amigo Cómodo, se confunde. También hay problemas individuales.

- Pues no me dijo usted hace un momento que tales problemas eran siempre sociales.

- Eso lo dijo usted. Y luego, creo, dijo lo contrario.

- ¡Ya!

- No se enfade Cómodo, no se enfade. Aún le queda a usted mucho por aprender. Es usted un inmaduro. Por eso yo le comprendo, y le reconozco que sea usted capaz de decir tantas tonterías en tan poco tiempo y que, pareciendo verdades, son ocultaciones de la realidad, como usted diría

- ¿Eso soy yo? -pregunta atorado Cómodo-

Miraron atrás. Inhumadores...

- Siempre estuvieron aquí. ¿Qué será de ellos?

- Ya encontraran otro cementerio. El hombre siempre encuentra otro lugar; es la única seguridad que tienen los muertos.

A Cómodo la manifestación de sus pasiones le resultaba inoportuna cualidad del hombre, de ahí que adujese no tenerlas.

- ¿Puedo hacerle una indicación? - dice Cómodo-

- Diga

- La bragueta, la bragueta la tiene abierta.

- ¡Ah!