03693-14.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 02.Desorden y Orden de la Imagen Divina

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La Imagen Divina es única, pues es contemplada por el Hombre tras la transformación del Círculo en Espiral. La Sociedad, que surge de inmediato, multiplica al Hombre en hombres, de modo que se escenifica por diversos hombres la Imagen Divina; son estos los HOMBRES ILUMINADOS, aquellos que son capaces de recibir el mensaje de la Imagen Divina. De Tal acontecimiento deriva que la Imagen Divina, siendo única, se presenta como múltiple e implica la aparición de diferentes verdades en función del Cauce donde se escenifican los Núcleos Periféricos; téngase en cuenta que la Verdad es siempre exterior al Hombre. Es de este modo como los Hombres Iluminados ven el mensaje, esto es lo que les singulariza, y fijan las pautas que dan lugar a las civilizaciones. El resultado es un imperativo, mandato incuestionable, aparentemente único, que cobra el valor de la verdad y determina la moral y ética de los hombres, sus tradiciones y singularidades, el carácter histórico ó Nacionalismo que los hace superiores. La interpretación del Mensaje, por consiguiente, es esencial en el devenir que configura tiempo y espacio.  

      Cada MENSAJE DIVINO, hemos dicho que son múltiples las apariciones de la Imagen Divina tanto en el tiempo como en el espacio, guarda un punto en común con el resto de las notificaciones: expandirse por ser la Verdad. Pero no basta con expandirse, el Mensaje ha de durar en el tiempo y prolongarse en el espacio si pretende mostrarse como la Verdad. Esta variedad de mensajes, que conlleva una variedad de Hombres Iluminados, incide directamente en el Desorden, acrecentándolo e increpando la necesidad de un enfrentamiento de verdades, que se suceden históricamente en la VANGUARDIA DE LA VERDAD, es decir, hombres Avanzados que ocupan la cabeza de los pueblos y sostienen el concepto de Nación. Cada mensaje divino considera como valores relativos al resto de las apariciones de la Imagen Divina, de lo cual se evidencia como orden el propio mensaje. Tal esencia del contenido de la transmisión del mensaje lleva al enfrentamiento entre los hombres cuando dos hombres receptores de la visión se encuentran, ya que cada uno de ellos posee la verdad absoluta, la cual, en si misma, no puede ser modificada. En este encuentro de las interpretaciones nos aparece la primera concepción del Desorden, pues de la lucha, historia, entre ambos entendimientos emana un vencedor, Orden, y un vencido, Desorden. De modo que de la resolución de la lucha, el Hombre ha logrado reunir todas las piezas del desorden en un orden, cuyo destino es luchar contra el desorden. Obsérvese, llegado a este, como el concepto inicial de Desorden, pérdida de la Voluntad, se ha transformado en Orden de la Espiral, es decir, como el Hombre dedica su vida a ordenar el desorden.      

Más si hemos dicho que la primera intención de la Imagen Divina es extenderse, consta como la segunda la de perpetuarse. Esta segunda intención se manifiesta en el enfrentamiento que de la verdad hacen los hombres; gane quién gane, vence la Imagen Divina y disfruta la Vanguardia de la Verdad de la preeminencia que le es propia. El resultado es, pues, un engaño; de modo que entre dos ideas divinas obtenemos como resultado una de las dos. Es decir, superación de una sobre otra como resultado de un enfrentamiento a muerte. En este punto la Metafísica evoluciona en un doble plano, a parte del suyo propio, como superación de contrarios y como síntesis  

      Ahora bien, tal resultado, vence en cualquier caso el orden de la Imagen Divina, no es apreciado en el Hombre como la evidencia del engaño, sino como la verdad de la verdad absoluta del vencedor. Tal verdad ha de ser contemplada como unidad de concepto, de modo que el Pueblo elegido por la Imagen Divina adquiere la obligación de conciencia que ha de insistir en la transformación de los INFIELES, aquellos que se equivocan; los falsos Iluminados, sus Avanzados, los Fieles.