viernes, 24 de mayo de 2019

05162-68.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 09.Primera Era De la Ley a la Hidra Hercúlea: Avanzado por Prolongación del Hombre

DOCUMENTO ANTERIOR
05147 (16.05.2019 - 08.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                       El Avanzado del Redil)

DOCUMENTO POSTERIOR
05202 (17.06.2019 - 10.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                      Asamblea de Avanzados)


    Entendemos por AVANZADO POR PROLONGACIÓN DEL HOMBRE, segundo tipo de Avanzados, aquel que, una vez forjado el Doble Hato y lo rodea de un Santuario, circunscribe un Templo y propicia la implantación de una Iglesia. Sabemos que la Verdad es una parte de la Convicción Personal, aquella que expresamente procede de la Imagen Divina. El origen de la Verdad es el Hombre pero actúa desde el exterior, como ajena al Hombre,  determinando de tal modo como cierto que todo animal con forma humana es un Hombre; este axioma fija el punto de partida tanto de la Topía como del Pensamiento. Es así como se presupone lo cierto de la cosa en el sentido de admitir que todo aquello que se ve y se piensa es objeto de posesión, y decanta en poder. Tal consecución es, primer lugar, un sentir del Algo y la Cosa, apreciación que en, segundo lugar, emana del Santuario, donde el Avanzado por Prolongación del Hombre se forja como una necesidad para sí y una evidencia para el Avanzado del Redil; ambos se necesitan, ya que todo Avanzado por Prolongación del Hombre es, en esencia, un Avanzado del Redil, no aconteciendo lo mismo en sentido inverso, lo cual implica la reconocida superioridad del Avanzado por Prolongación del Hombre. Éste último adquiere, en su Santuario, el conjunto de arcanos que hacen posible el nacimiento de una Civilización, es decir, normas en racimos que conforman el desarrollo del Reino de la Fe, las cuales sustentan por necesidad y relación ya descrita el dominio del Avanzado del Redil. De esta manera se acota el valor de las primeras razones que justifican la Norma, amar al Iluminado, siendo el hecho resultante que ya no es el pensamiento de uno lo que determina el valor de la vida de los otros, sino la conjunción misteriosa que se gesta más allá del iconostasio lo que al tiempo que evoluciona el tiempo se impone y determinada la apreciación de cada tiempo.         

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