06738-138.IMPOSIBLES: 97.Virus Corona: Cómodo y Evico se encuentran

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                                           Fin parcial de las mascarillas

                                           ¿De quién es la responsabilidad?)

       Dos años después de venir al mundo, EVICO (Enfermedad del Virus Corona) sigue de turismo por el mundo; Cómodo Centón se lo ha encontrado en el andén de una estación.

- ¿Qué haces Evico?

- Estoy esperando a coger un nuevo vehículo; ya sabes Cómodo que estoy viajando por el mundo

- ¿Y qué tal va el viaje?

- Bien, he estado en muchos sitios, prácticamente, en estos dos años, me he recorrido el mundo entero que, por cierto, está lleno de seres humanos, de ahí que viajar por el mundo sea fácil. 

- ¿Y qué tal te ha ido?

- Al principio fue fácil, cuando viajaba con el pasaporte chino en ninguna frontera tuve problemas, pues pasaba los controles fronterizos sin pega alguna. Pero surgieron dos problemas; que cuando se moría el humano, yo me moría, y que se empeñaron, de seguido, los humanos en declararme asesino y tuve que convertirme en un fugitivo, así que adquirí el pasaporte indio con el que aprendí que era mejor matar a menos humanos ya que al matar menos, podía multiplicarme más y ver más mundo. 

- Así es

- Pero, ¡que manía con acabar conmigo que tienen los humanos!, que se inventaron las vacunas para reforzar las defensas T y destruirme, así que decidí hacerme con el pasaporte sudafricano, y aprendí que si solo heria a los humanos, más podría multiplicarme y más viajar podría para conocer mundo. 

- ¿Y ahora?

- Y aquí me tienes, perseguido por los humanos, expandiéndome con todos estos seres humanos empeñados en seguir viajando por el mundo, de modo que cuánto más viajan mis perseguidores, más viajo yo por el mundo. 

- Hacer turismo es bueno -dijo Cómodo-

- ¡Verdad que sí! -y siguió diciendo Evico- De hecho, he invertido mi dinero en una empresa que se dedica a los eventos festivos, deportivos y de ocio en general, ¡y no veas tú la cantidad de humanos que vienen!

- Bueno, ya sabes, es la relación entre felicidad y desgracia

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Pregunta Evico -pareció animarse Cómodo-

- ¿Los humanos sois tontos, lo parecéis o bien os hacéis los tontos?

- Las tres cosas a un mismo tiempo

- Ya decía yo. ¿Y tú, qué?

- Yo bien -contesta Cómodo- 

- Ya veo. Lo que no entiendo es cómo puedo acomodarme en el cuerpo de cualquier ser humano menos en el tuyo

- Es fácil de entender. ¿Tú, crees en la vida eterna?

- ¡Pues claro! -exclamó Evico como no podía ser de otro modo-

- Luego posees alma, tienes un espíritu -se expresa de tal manera Cómodo-

- Evidente, soy hijo de Dios -asegura Evico- 

- Lo que significa que quieres estar, en la vida eterna, con Dios

- Sin duda

- ¿Como espíritu? -pregunta Cómodo-

- ¡Claro!, con Dios solo se puede estar como espíritu

- Pues ahí está el asunto; sí te metes conmigo, nunca llegarás al cielo, ya que tu alma no podrá pegarse a la mía, pues no tengo alma, con el objetivo de llegar al cielo

- No me digas -abre de par en par Evico sus ojos-

- Te lo digo. Verás, sí te metes conmigo y yo me muero, tu alma se muere conmigo, ya que yo ni tengo alma ni estoy poseído por ningún espíritu. Yo soy para ti como una estación término 

- ¡Ah!

- ¿Lo has entendido?

- Gracias, gracias por avisarme; eres, Cómodo, un amigo

       Se alejó Evico, en tanto Cómodo recordaba lo que le aconteció con Aedes Aegypti.