sábado, 8 de abril de 2023

07466-153.IMPOSIBLES: Cuerda y Cordino

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07443 (26.03.2023 - La mujer y la perra)

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        Con la llegada del siglo XXI las cosas y hechos de la vida en el mundo parecían haber cambiado, y tal apariencia de cambio anulaba el sentido de percepción de Cuerda. 

      Cordino y Cuerda compartían la vida; ambos trabajaban en la sociedad pre/democrática que ya parecía imperar en el siglo XXI, y Cuerda tenía mejor sueldo que Cordino, lo que no le importaba a Cordino. Y en ese ganar más ella, hacía posible que Cuerda hubiese agrandado su poder en aquel matrimonio que formaba con Cordino. 

      El dinero como objeto, Cuerda ganaba más que Cordino, estaba confundiendo la realidad de los hechos acaecidos en un mundo simulado de paz lleno. Y en esta paz que era el mundo formado por hechos de paz, Cordino había perdido su capacidad de imponer el destino de Cuerda, lo que era así por el hecho de que a los derechos del hombre se había sumado los derechos de la mujer.

        Sin embargo, ni Cordino ni Cuerda habían comprendido que, en toda pre/democracia, lo que impera es el derecho de la humanidad en tiempo de paz, ni habían entendido que el derecho de la humanidad era, en realidad, el derecho del Estado. 

          Una mañana, al despertar, la paz era la guerra.
 
        Cuerda tomó el primer tren que pasaba y huyó a tierras de paz para salvaguardar su vagina, en tanto que Cordino quedo preso de su pene en una unidad militar que fue enviada al frente de combate, envueltos ambos en un hecho que conformaba la realidad, que Cuerda y Cordino no eran iguales, pues ella se había puesto a salvo y él se había puesto en peligro. Ahora, el objeto ya no era el dinero, donde Cuerda era el supremacismo, sino la muerte, donde Cordino recuperó el supremacismo. 

         Una mañana, al despertar, la guerra era la paz.

         Cordino vió abrirse la ausencia de la puerta de su casi destruida casa; y Cuerda entró.

- Mientras yo defendía, con mi cuerpo y mi mente, está casa, y respiraba el aire podrido de la guerra, tú habitabas en una tierra de paz y respirabas el aire fresco cada día. Que sepas, Cuerda, que yo soy el señor de esta casa y tú, Cuerda, eres la esclava. Se acabó la pre/democracia -le dijo Cordino a Cuerda-

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