03221-73.CINE: El hombre de las mil caras

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          EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS es una película española, del año 2016, con una duración de 123 minutos, dirigida por Alberto Rodríguez, guión de Alberto Rodríguez y Rafael Cobos basado en un libro de Manuel Cerdán, música de Julio de la Rosa (Helena Goch, letra de "tanto mientes, tanto vales"), fotografía de Alex Catalán, y un reparto con Eduard Fernández (Paesa), José Coronado (Jesús Camoes), Carlos Santos (Roldan), donde se cuenta la HISTORIA de la venganza de un espía español, llamado Francisco Paesa, sobre el Gobierno de España; a Paesa le han prometido 100.000.000 de pesetas a cambio de los servicios prestados en relación a una operación sobre ETA, pero dicho dinero no se le paga por parte del Gobierno Español. Contacta con el citado Luis Roldán, que precisa de ayuda para escapar de la justicia española, y en dicho proceso se sostiene la venganza.  Simplemente, magnífica película.

    El GUIÓN está muy bien planificado, ligeramente confuso al comienzo de la cinta, donde se acumulan un exceso de antecedentes, con fechas y lugares distintos, pero que sirven para determinar la importancia del personaje principal (Paesa), lo que unido al hecho de que la NARRACIÓN se cuenta por boca del ayudante (Camoes), da por resultado una exposición de situaciones que serán desveladas en el tramo final de la cinta. Se añade a lo anterior un RITMO rápido en su inicio, con largos lentos, vivaz, donde la interposición de acciones suman contenidos emotivos, intensos y sentimentales, dentro de tres definidos paralelismos que corresponden a los tres personajes principales (Camoes, Paesa, Roldán), de forma que podríamos decir como la aceleración de la narrativa se vuelve lentos y rápidos, presumiendo cierto suspense y catástrofe personal, sin olvidar ciertas relaciones de poder-miseria que se detenta en algunos personajes (Paesa, Roldán) 

    PELUQUERÍA, VESTUARIO Y MAQUILLAJE sin mención, excepción del extraño postizo situado en la cabeza de Carlos Santos (Roldan), que resulta entre llamativo y chocante. El SONIDO bueno y perfectamente audible, RUIDOS los justos y en los lugares que le son propios, un perfecto acompañamiento de la MÚSICA, siempre en un segundo plano pero cerrando las secuencias, y sobre todo al final de la película nos encontramos con "tanto mientes, tanto vales", que define muy bien el contenido de lo que hemos visto, es decir:

nunca dije ser un gánster

nunca dije ser honrado

miento bien y miento tanto

que hace sol y está nublado

      La FOTOGRAFÍA contiene una paleta de encuadres y colores casi infinita, dentro de unos decorados y localizaciones exteriores bien diseñados. La LUZ prácticamente cubre diversos orígenes, como frontal/natural sin sombras con blancos/azulados y reflejos fríos, principalmente en los aeropuertos y en los exteriores, contrapuestos a negros/amarillos y grises en general, evidenciando toda una amalgama de emociones distantes, misterio y peligro, mientras que la CÁMARA se sitúa en contraluces y luces silueta en diversas ocasiones, con luces laterales que iluminan un lado del rostro y dejan en oscuridad el otro lado, con angulaciones en horizontal, picado y contrapicado. La PLANIMETRIA es muy diversa, cenitales y picados en ocasiones, trávelin de acompañamiento, zoom adelante y atrás, diversas panorámicas aéreas de la tierra, planos generales dentro de secuencias de planos de media figura, primeros planos, grandes primeros planos y ciertos planos de detalle, con expresiones de descripciones y creaciones de atmósfera, todo dentro de una continuidad de secuencias y con un MONTAJE que combina bien el movimiento de la narrativa, con transiciones espaciales y temporales 

     Los ACTORES cumplen su papel, y tanto los principales como los secundarios imprimen carácter y veracidad a sus personajes, de modo que ninguno destaca pero todos aportan, siendo en esto en lo que reside una parte importante del trabajo de la DIRECCIÓN, sin duda el alma misma de la cinta, con una precisión de desarrollo narrativo y encuadre de planos y secuencias excepcional, sin olvidar los ajustes realizados en el trabajo del montaje de la cinta.