lunes, 17 de julio de 2017

03757-16.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 04.Desorden y Orden de la Imagen Divina.

DOCUMENTO ANTERIOR
03693 (18.06.2017 - 02.Desorden y Orden de la Imagen Divina)

DOCUMENTO POSTERIOR
03793 (09.08.2017 - 05.Desorden y Orden de la Imagen Divina)


      El ORDEN, conforme a lo antedicho, es un interminable proceso, como lo es la Espiral. Y en ese proceso cubre tres ineludibles etapas, desde un Pensamiento hasta un Acto Jurídico, arrancando de un Sentimiento. Y es a este proceso de orden a lo que llamamos Desorden.     

     Orden es sentimiento. Nace dicho sentir del espacio y del tiempo, fundamentándose sobre una nueva dimensión que carece de medida y de estructura. Su esencia es el Núcleo, lo único que conserva el Hombre cuando da el paso hacía el Núcleo Central, el único recuerdo que le queda al Hombre cuando se establece en los Núcleos Periféricos, el referente más exacto de lo que fue y el destino de sus sueños más inexplicables. Y en el sentido de la Espiral es la apreciación que tiene tanto del orden físico como del químico. Ahora bien, el Orden en la Espiral no es absoluto, de ahí que sea Desorden, lo que propicia una dualidad fundada sobre una unidad. Cada hombre siente un orden en el desorden del cauce que le es privativo, y en esta cualidad de lo relativo hallamos al HOMBRE SIMÉTRICO, aquel que oscila entre su derecha y su izquierda, y aspira a vivir en el centro; constan casos extremos al que conocemos como HOMBRE RADICAL o capaz de modificar el sentido de la cosa, pero lo cierto es que no hablamos del Héroe sino de los hombres, esto es, el hombre en si mismo, combinando el yo y nada más que el yo con la verdad que es capaz de distinguir entre el interior y la amenaza. Ahora bien, la conciencia dice que el sentimiento es el orden, de modo que se parte de tal convicción para inquirir, como verdad, que es posible mutar el desorden. En esto gasta la vida el Hombre. Sin embargo, ante tal entendimiento del yo surge el yo real que vive en el desorden confiando que es el orden. 

      Esta autoconciencia implica las fases reales del pensamiento, es decir, Orden es pensamiento. Sabemos que el Pensar es una carencia, desconocemos sobre algo o cosa que existe, de modo que al Pensar le damos existencia, es decir, inventamos el algo o la cosa. Cuando la carencia se colma, tenemos el Pensamiento. En este punto el Desorden de la Espiral es Orden en la Espiral, y el conjunto que forman Orden y Desorden es el Pensamiento. Decimos, en primer lugar, que en el Núcleo del Hombre reina el Orden, el cual lo es sentido como parte integrante del Núcleo. Esta comprensión del Orden, al inventar la Imagen Divina, genera argumentaciones y justificaciones, esto es, Desorden o Pensamiento, a lo que llamamos Orden. De tal manera vemos como algo inexistente, la Imagen Divina, es pensada y como tal inventada, y como tal integrante de un Pensamiento, es decir, Desorden. Más esta base, el Pensar, piensa el Hombre que no es producto del albur, ni considera como posible que el Azar determine la existencia, lo que es así porque existe la Imagen Divina, por lo que prefija el Hombre leyes físicas que ayudan a reconocer el Desorden. Decimos pues, en segundo lugar, que las argumentaciones y justificaciones determinan tanto la existencia del Desorden como la posibilidad de vivir en el mismo y pretender su transformación. Ahora bien, las argumentaciones y justificaciones nacen en la conciencia, pero han de ser expresadas por medio de la autoconciencia, de modo que si existen es porque son verdad como limite del Pensamiento.      

Ahora bien, sentimiento y pensamiento son elementos individuales del Hombre. Aquella parte de la Convicción Personal que nos viene dada por la Imagen Divina la llamamos Verdad, ésta es la Convicción Social que propicia la perdurabilidad de los Núcleos Periféricos. En la Espiral debe de contemplarse la Verdad como una solución necesaria para concluir con el proceso que tiende a transformar el Desorden en Orden; sin embargo la multiplicidad de Cauces genera un abanico de Melenas de Verdad, cuya funcionalidad y prosperidad depende de su reglado; Orden es Acto Jurídico. Lo que se pareja al sentimiento y al pensamiento es la materialización del Orden, es decir, la expresión física o realidad exterior. Con esto el Desorden cierra el  proceso de su propio orden que, como hemos visto, se asienta sobre tres denominaciones de Orden. El Acto Jurídico determina una realidad material que impone una Melena de la Verdad, y de este sentido del Orden aflora la Verdad desde un valor relativo a uno absoluto, pero que contiene en si mismo la negación física de la realidad, de lo que deviene que a una verdad le supere otra verdad, y que la Norma resultante del Acto Jurídico sea mutable y aceptable por uno o varios Cauces. Esta relatividad que parece tal es en realidad absoluta, ya que aunque el Acto Jurídico imprime el ejercicio de si mismo, es un mandato y no consideración u opinión, y puede resultar maligno y causar daño, el perjuicio hecho, inevitablemente, permanece, de lo que deducimos que aún siendo el Orden un acto jurídico perecedero se comporta como eterno e irreversible, es decir, absoluto, pero voluble en virtud del sentimiento y del pensamiento.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario