viernes, 20 de octubre de 2017

03945-87.CINE: El muñeco de nieve

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03848 (08.09.2017 - Verano 1993)

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04008 (17.11.2017 - La librería)


    EL MUÑECO DE NIEVE es una película británica del año 2017, de 125 minutos, dirigida por Tomas Alfredson, guión de Hossein Amini, Peter Straughan ySøren Sveistrup, basado en una novela de  Jo Nesbø, música de Marco Beltrami, fotografía de Dion Beebe, interpretada por Michael Fassbender,  Rebecca Ferguson,  Charlotte Gainsbourg,  y Jonas Karlsson, que cuenta la investigación de la desaparición de la madre de un niño.

    La cinta nos sitúa en el mundo de los países nórdicos; ya desde Ingmar Bergman (Gritos y Susurros) tal sociedad es presentada con un nivel elevado de enfermedad mental, donde la frialdad de las personas, su individualismo intimo y falta de relaciones sociales, aislamiento y soledad, maldad interior, así como su evidente ebiedrad se traslada al cúmulo de novelas facilonas que, en estos últimos años, están poblando las mentes calenturientas de más de uno y, sobre todo, más de una, pero cuyas ventas son cuantiosas

     El MUÑECO DE NIEVE es una película CASI MALA. Lo primero el GUIÓN es malo, malo, muy malo, de hecho para saber que es lo que el espectador está viendo se hace necesario esperar cuando, más o menos, la cinta ronda sobre el 80% del metraje, lo que hace que la necesidad de comprender la trama absorba al resto de los contenidos de la película. No hay una vinculación real entre los ACTORES, pareciendo que cada uno de ellos camina por su propio sendero dentro de la película, ni existe un MONTAJE creíble, todo lo cual (guión, actores y montaje) hace que la DIRECCIÓN sea un desastre en toda regla.

    No cabe echar la culpa a la PRODUCCIÓN; si no hay tiempo ni hay espacio, el RODAJE se retrasa, y en este punto la Dirección se tiene que mantener firme. Más si la Producción insiste en buscar su perdición, la Dirección tiene que expresar su desacuerdo de forma fehaciente, y dejar que el resultado final sea CULPA de MARTIN SCORSESE. Acelerar un producto cinematográfico porque se recibe una financiación a última hora implica que bien el que porta el dinero está loco de atar o bien existe en producción una locura mental transitoria que no evita la existencia de una evidente responsabilidad.

     La PRODUCCIÓN manda hasta que se inicia el RODAJE, momento en el cual EL DIRECTOR manda, y no entender tal evidencia en lo cinematográfico es conducir la película a un despropósito de escenas mal unidas y peor rodadas, de modo que la esencia de todo INVERSOR consiste en saber que su dinero deja de ser suyo hasta que llegan los beneficios... si los hay.

     Normalmente Cómodo Centón suele hablar de aspectos importantes de una película, más en esta ocasión pasó tanto tiempo Cómodo Centón tratando de enterarse del contenido del visionado que le fue imposible atender a la fotografía, a las actuaciones, a los elementos artísticos, musicales, posiciones de cámara, planos, luz  y color, y otros muchos que configuran, más allá de la historia contada, el producto final del cinematógrafo.

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