jueves, 2 de noviembre de 2017

03978-65.IMPOSIBLES: Vivos, muertos, difuntos, y santos

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     Hay una campana en lo alto de un campanario, y sobre la torre hay un cielo azul amargo; ¿por qué vemos el cielo y, sin embargo, el infierno no vemos?, siempre me ha parecido extraño. Te dicen que tienes que ir, que el cielo está sembrado de santos, y lo ves ahí arriba tan campante y tan sentado, más no te dicen, ni verlo puedes, donde está el infierno sentado y tan campante esperando. Sin embargo, sabemos que el treinta y uno de octubre es el día de todos los muertos, que el uno de noviembre es el día de todos los santos, mientras que es de todos los difuntos el día dos de noviembre. La pregunta se hace evidente... ¿qué diferencia hay entre los vivos, los muertos, los santos y los difuntos?

    Un VIVO es aquel que tiene vida, es decir, la VIDA determina la esencia del Vivo y se muestra como existencia; ahora bien, hay quien carece de existencia, alguien que está en coma, pero conserva la esencia, es decir, la vida. Decimos entonces que aquel que carece de existencia, vive, y está vivo en la medida que conserva la esencia.

    Admitimos así que solo aquel que pierde la esencia, pierde la vida, de manera que una realidad es poseer esencia y otra realidad es poseer vida, pues antes se pierde la esencia y luego se pierde la vida. He aquí una dualidad, esencia y vida, que pareciendo ser lo mismo, no lo son, pero que están apenas separadas por un limite indescifrable, próximo al cero, de modo que pareciera que sea imposible dejar de tener vida para tener muerte, de manera que cuando se está sin vida se es un MUERTO o aquel que estuvo vivo, es decir, aquel que esta sin vida.

    Lo que llama la atención es que sabemos que lo que fue un vivo y es ahora un muerto, se muestra porque no respira, porque su sangre no transita, porque nada dice y se le puede decir de todo, porque lo que fue del vivo ya no es del muerto, sino que es de otro vivo que se hace, a su antojo, con lo que fue del muerto, mientras que transformamos al muerto en un difunto, alguien a quien enterramos o incineramos, siendo así que, sabemos, todos los muertos son difuntos. Pero lo que no sabemos es cuándo un muerto se transforma en un difunto.

     Ciertamente todo DIFUNTO emana de un muerto; pareciera que primero perdemos la existencia, luego la esencia, mutamos a muerto y acabamos siendo difuntos. Nada en la naturaleza de las cosas nos explica cuándo una posición (existencia, esencia, muerto, difunto) es otra posición, ni podemos fijar el momento de la posición en la que estamos. De hecho, hay muertos que no llegan a difuntos, hay quien pareciendo muerto, despierta al cabo de un rato, vuelve a la vida, recobra su esencia y hasta puede disfrutar de una recobrada existencia, como en un proceso de retroalimentación.

     De todo lo anterior entresacamos como un Vivo puede estar muerto si está en coma, pero no lo está pues respira y corre sangre por su cuerpo, y como un Muerto puede despertar, de modo que si bien se detuvo su respirar y su sangre dejo de correr, recobrose en el muerto el respirar y la sangre fluida, retornando de muerto a vivo. Esto es, la diferencia entre un Vivo y un Muerto es un limite a cero indemostrable, ya que ni se llega al cero ni al cero se sobrepasa. 

    Lo cierto es que, de pronto, tenemos a un Difunto; posición a la cual no sabemos como llega un vivo que no puede llegar, previamente, a muerto. Pero tenemos un DIFUNTO, al cual conservamos bien entero en un sarcófago, bien en polvo en una urna, bien imaginado en el cerebro del Vivo. Estas distintas forma de conservar a un Difunto es meramente espacial, pues dejando aparte a los faraones y similares, ¿qué vivo recuerda a su difunto tatarabuelo?; ciertamente la conservación de un Difunto es espacial, ¿quién recuerda dónde está el tatarabuelo de su tatarabuelo?, al tiempo que lo es temporal, ¿qué vivo sabe cuándo se murió el tatarabuelo de su tatarabuelo?, ¿que vivo le lleva flores al cinisterio al tatarabuelo de su tatarabuelo?, es decir, el tatarabuelo de su tatarabuelo no es, ni tan siquiera, una idea en la mente de un Vivo, como mucho puede ser una idea el abuelo del Vivo en la mente del Vivo, pero poco más que una idea idealizada.

   Pero queda la parte más complicada del asunto; ¿cómo un vivo que no puede llegar a muerto pero muta en un difunto, se transforma en un Santo?

      Un SANTO es aquel que está más allá de todo; no sabemos qué es más allá de todo, pero sabemos, y no sabemos cómo, que más allá de todo es una posición que está más allá de todo, de modo que un Santo se encuentra allá... en lo infinito, de forma que sí está en lo infinito es porque no está en sitio alguno, es decir, un Santo no está, pero está pues perdura en la idealización del Vivo, es decir, un Santo está en la mente, y solo en la mente, de un Vivo, esto es, no está en el infinito. Pero sin embargo, está, ya que está en la mente del Vivo, dicho e otra de otra manera, un Santo esta en lo ilimitado de la idea del Vivo, en las vueltas que el Vivo le da a su idea para determinar qué Difunto es un Santo. 

     Queda, en relación a lo anterior, una cuestión marginal; un CEMENTERIO es un lugar donde los vivos entierran a los muertos que mutan, aparentemente en difuntos, y algunos de los difuntos se transforman en santos, lo que Cómodo Centón no entiende es... ¿qué es un camposanto?, ya que se supone que en un CAMPOSANTO es donde están enterrados los santos, lo que leva a la pregunta final... ¿qué hacen los muertos y los difuntos, que no son santos, en un camposanto?

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