lunes, 17 de mayo de 2021

06474-189.ECONOMÍA: 02.Trabajo y Teletrabajo

DOCUMENTO ANTERIOR
01066  (25.06.2012 - 01.Trabajo, Dinero y Banca)

DOCUMENTO POSTERIOR
06483 (19.05.2021 - 03.Trabajo y Teletrabajo)

I: ANTECEDENTES

     El TRABAJO solo genera trabajo, más trabajo. Y es la ausencia del Trabajo lo que genera Dinero, más dinero. "Nadie" con su trabajo genera dinero, salvo que ese "trabajo" sea MANIPULACIÓN DEL TRABAJO. Así, cuando "Alguien" con dinero acude a un DESPACHO DE DINERO para que tal despacho busque más dinero, lo que NO realiza es trabajo, sino manipulación de trabajo, de modo que el trabajo no importa, ni importa el trabajador, solo importa el hecho mismo de, manipulando trabajo, producir más dinero (ver documento 01066 de 25.06.2012 de este índice)


II: INTRODUCCIÓN

     Trabajar en casa es la muerte del trabajador, dice Cómodo Centón

     Toda persona tiene tres vidas; la personal, la familiar y el trabajo. Confundir estas tres vidas en zonas difusas entrecruzadas es como conducir a la persona a la desesperación. Dicho de otro modo, la CASA es la casa, la EMPRESA es la empresa, y la FAMILIA es la familia. Y todas esas vidas tienen horarios independientes, de forma que crear una zona difusa de horarios es no distinguir entre el día y la noche. 

    Ciertamente siempre habrá "alguien" a quién le guste el teletrabajo, pero ese alguien terminará muriendo de soledad y de aburrimiento. 

III: CONCEPTO PREVIO

     Todo “ser”, animado o inanimado, se ha de proveer de energía y tal captación es trabajo, de ahí que se nace para trabajar. 

    Consta, nos dice la Idea de la Persona, que hay un “ser figurado” o Lo/Eterno, producto de la calenturienta mente humana, una idealización de la ausencia del trabajo, que no trabaja y que a diario ejerce de vago compulsivo, rodeado de una corte celestial, donde nadie parece trabajar, y sentado en su divino trono de dictador absoluto, que ni come ni bebe, ni duerme, que ni sufre ni padece, y que es la demostración palpable de que el trabajo es malo, pues no ejecuta trabajo alguno, ni tan siquiera de juez, pues ya ha decidido, de antemano, quién pasa a su campo de adoración y quién es entregado a Lo Anti/Eterno.

     Hay otras variantes, producidas por la calenturienta mente humana, como son el eterno retorno de la muerte a la vida y de la vida a la muerte, o cuando se quema el cuerpo para que el alma pueda vivir libremente, no sabemos si trabajando o no trabajando. Pero, si la persona quiere comer y beber, esta claro que tiene que trabajar. 

IV: DEL TRABAJO

     Tenemos, pues, que el trabajar es una obligación, salvo que “los caudales” sean abundantes y, por lo mismo, el trabajo innecesario. 

   Desde el primer trabajo de la persona, adquirir energía, hasta el último trabajo, someterse a la máquina, el proceso se ha caracterizado por la complejidad del trabajo, aumentando tanto el tiempo empleado como el espacio requerido, de modo que tras un periodo inicial de instrucción se asentó la idea de la educación y la enseñanza, añadiéndose los trabajos propios del ocio, del deporte, de la cultura, y del recreo en general, para, finalmente, decaer la histórica defensa del trabajador.

    Se ha dicho que la persona infantil/femenina de taifas ha convertido el sentido negativo de “la obligación” como un sentido positivo “del derecho” que descarta la obligación. Ya no hay obligaciones, solo hay derechos, siendo notorio, en esto, el derecho al trabajo no contemplado en el orden natural, pues lo que contempla la naturaleza es la obligación al trabajo.

     El DERECHO AL TRABAJO es un engaño que la persona se hace así misma al no poder evitar la obligación al trabajo. Para “vender” la idea del trabajo como un derecho, se dignifica el trabajo como algo inherente a la persona; nos dice la Idea de la Persona que ha de darse la libre elección del mismo, condiciones satisfactorias, protección en su ejecución, ausencia de discriminación, salarios adecuados e iguales en los diferentes niveles de trabajo, salvaguarda social, libre asociación, estado de bienestar y descanso. 

      Pero, la realidad es otra; ninguna persona trabaja si puede evitar el trabajar, salvo que el trabajo sea de “jefe absoluto”, y en la misma línea, ningún pobre, que emerja a rico, se acuerda de cuándo fue pobre y de los pobres que dejó atrás (ver documento 06469 de 16.05.2021 de este índice)

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