domingo, 8 de mayo de 2016

02906-66.CINE: La noche que mi madre mató a mi padre

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      LA NOCHE QUE MI MADRE MATÓ A MI PADRE es una película española del año 2016, de 93 minutos de duración, comedia. dirigida por Inés París, guión de Inés París y Fernando Colomo, música de Arnau Bataller, fotografía de Néstor Calvo, e interpretada por Belén Rueda (Isabel), Eduard Fernández (Ángel), Diego Peretti (Diego), María Pujalte (Susana), Fele Martínez y Patricia Montero. Se cuenta la HISTORIA de una reunión-cena en casa de Ángel-Isabel para tratar de la próxima película que produce Susana e interpreta Diego. 

     La DIRECCIÓN ARTÍSTICA es correcta; hay tres localizaciones, un aparcamiento en un lugar indeterminado, cierto acontecimiento en una carretera, y un caserón donde se desarrolla casi el 85% de la cinta. El DECORADO muestra relaciones indefinidas entre un mobiliario con cierta antigüedad, elementos modernos y otros que quieren presentarnos la decadencia de una antigua familia con ciertos problemas de líquido monetario, lo que nos sitúa en una ESCENOGRAFÍA variopinta. El COLOR es blanco en la secuencia inicial en el aparcamiento, fondos cálidos dentro del caserón, y cierta mezcla de azules oscuros y negros, intercalados con ocres, en los exteriores del caserón, sin olvidar los propios de la noche en la carretera. 

     La DIRECCIÓN es fácil, se somete al guión y al montaje, y no compromete el resultado final de la cinta; la elevación, mediante grúa, de la escena final en picado recuerda a un recurso cinematograáfico que se aleja a un plano general y presenta una realidad con la que el espectador no cuenta a lo largo del film. El GUIÓN supera a la historia, está bien planificado y domina al resto de los contenidos, quedando un MONTAJE muy lineal, bastante condensado y, posiblemente, edificado sobre un número de tomas no extensas en su repetición.

     El MAQUILLAJE y la PELUQUERÍA adquieren especial relevancia según que personaje; María Pujalte se adueña de tonos grises y negros, cierta blancura en el rostro y, sobre todo, destaca por su enorme mecha en el frontal del peinado, representando la parte más sensata a la par que la más desenfadada, mientras que Belén Rueda (Isabel) adquiere notas más vibrantes, con una sexualidad más manifiesta, resaltando lo dorado de su pelo con el contraste rojo pasión de su vestido, destacando un pecho recatado pero evidente en su exposición, situándose entre las citadas una mezcla alocada en cuanto vestuario y peinados dentro del personaje de Patricia Montero, y frente a dicho desenfado la evidente exageración del maquillaje de Fele Martínez y, sobre todo, su vestimenta, la cual se opone a los personajes más planos como son, en este sentido representativo, Eduard Fernández (Ángel) y Diego Peretti (Diego). 

   La INTERPRETACIÓN es, sin duda, lo mejor de la cinta; resulta meritoria la sucesión interpretativa de Diego Peretti en sus momentos mímicos, algo exagerada en Patricia Montero y con María Pujalte cuando exponen ciertos desordenes de la personalidad de sus personajes y que se reflejan  en los momentos de cierta necesidad de aprobación y caracteres seductores que, tal vez, no eran necesarios y que vemos en la vivacidad de la primera y en el descubrimiento sexual de la segunda, impuesta en ambos casos por un guión muy dominante dentro del nivel cómico, pero que ambas mejoran en sus instantes menos histriónicos. Más plano resulta Fele Martínez y con escaso interés Eduard Fernández (Ángel), pero significativamente más interesante en Belén Rueda, sobre la cual gira la narración. 

     La NARRATIVA contiene una planificación evidente, todo sucede con un orden formal pero que no revela, apenas en ningún momento, la sucesión de acontecimientos que se relatan, aunque se pueden levemente intuir pero no afirmar. La CÁMARA ofrece, sobre todo, planos y contra planos en primeros planos de conjunto y en grandes primeros planos donde se exponen los rostros pero no busca dar señales de vida interior de los personajes. La excesiva velocidad del RITMO no logra reflejar la emotividad de los personajes, y los cortes no aportan los contrasten que buscan. Sin embargo la continuidad de los movimientos está bien cuidada. Finalmente decir que estamos ante una película de DIÁLOGOS, sin silencios ni ruidos, manifiestamente doblada, y bien enlazada con la MÚSICA que cumple su papel.

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