viernes, 16 de febrero de 2018

04161-92.CINE: C'est la vie

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     C'EST LA VIE (Le sens de la fête) es una película francesa, de 2017, 115 minutos de duración, comedia, dirigida y escrita por Olivier Nakache y  Eric Toledano,  música de Avishai Cohen, fotografía de David Chizallet, interpretada por Jean-Pierre Bacri,  Vincent Macaigne,  Kévin Azaïs,  Eye Haidara,  Suzanne Clément entre otros, cuanta la historia de la organización de una boda y su desarrollo en un castillo francés.

     Si lo que se quiere es pasar un rato de cine alegre y desenfadado, fácil y sin transcendencias, ágil y veloz, lleno de protagonistas, con una trama sencilla y una técnica ligera, vale la pena ver  C'EST LA VIE; por lo demás resulta imposible destacar algo en esta cinta, tanto en lo positivo como en lo negativo.

    El GUIÓN traza la narrativa entre diálogos fáciles, chistes oportunos, situaciones con cierto nivel grotesco o estrafalario, casi imposibles, y una vivaz serie de secuencias dentro de un MONTAJE bien hilado, todo lo cual conduce a una DIRECCIÓN sin problemas que deja hacer a los ACTORES con personajes bien definidos y lineales, buenas personas y sin dobleces, de los que no emerge ni dolor ni alegría, sino el esfuerzo de concluir un trabajo que es su esencia. Lo que está en juego no es el buen resultado final de una boda, sino que la Empresa Organizadora muestre un escaparate de profesionalidad, quedando patente que un asunto es la contratación de una boda y otro asunto el resultado de lo contratado, todo lo cual está en manos de un Jefe y de un Equipo, que junto con el Novio, desarrollan la trama principal, mientras que en paralelo se suceden subtramas, amoríos y desencuentros, que no aportan nada a la resolución final, que no es otra que el fin del servicio.

    Acompaña a lo anterior una DIRECCIÓN DE ARTE que recoge los elementos básicos de un castillo barroco del siglo XVII , interiores y jardines, mezclados con los elementos básicos de una boda del siglo XXI, orquesta, mesas, manteles y cubertería, cocinas, que afloran constantemente en el ámbito de una estructura organizativa cuyo destino en servir una boda. La FOTOGRAFÍA, por su parte, queda al servicio de cada momento, el verde de los jardines y el gris de la piedra de la escalera del palacio, el marón de los interiores, y sobre todo el blanco de la luz combinado con el ocre de las antorchas, todo entre negros que complementan fondos y diversos encuadres entre personajes, de forma que la ILUMINACIÓN es natural, suavizada por luces moderadas y complementarias. 

    La CÁMARA es horizontal, nada destaca en el escenario, reune los elementos en un conglomerado único con grandes planos generales, planos generales y planos medios, entrelazando ambiente con personajes, panorámicas descriptivas, algún travelin de alejamiento y de seguimiento, que muestran claros ensayos escénicos, sin olvidar planos de tres cuartos, y obviando primeros planos ya que los personajes no están sujetos a ninguna vida interior ni a ningún detalle que valga la pena expresar, todo inmerso en un RITMO entre lento y ligeramente rápido, prácticamente sin relaciones ni de contenido y de espacio.

     Estamos ante una película cuidada, una comedia que puede gustar o no gustar, y sobre todo que puede ser menospreciada por seudo-intelectuales de pacotilla.

    Así que, a la vista de lo cual, dice Cómodo Centón, visione usted C'est la vie y, al menos durante un ratito, será usted feliz. 

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