miércoles, 28 de febrero de 2018

04178-34.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 10.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio

DOCUMENTO ANTERIOR
04160 (15.02.2018 - 09.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio
                                      Del fin de la Anarquía al Estado)

DOCUMENTO POSTERIOR
04221 (25.03.2018 - 11.Primera Pre-Era: Del Círculo al Quicio
                                       El objetivo de la Imagen Divina)


     Hemos dicho que el Mandato de conducción de la Sustancia de Hombres al Quicio implica que existe un destino. Para llevar a cabo tal viaje por el álveo hace falta, es necesario, un instrumento; tal es el ESTADO. En esta nave, que avanza sobre las aguas en el río, se forja la primera organización humana; en el Cado se ha configurado una sociedad, hasta ese momento inexistente, cuya característica única es la dispersión de sus hombres. En esta situación de campear en un aparente caos, al Hombre en el Cado se le hace físicamente imposible cumplir el mandato de la Imagen Divina. Conducir al Conglomerado en el álveo requiere de una organización, de otro modo el mismo flujo desbordaría el lecho que ha de seguir, anegando y con ello dispersando a los hombres. El Mandato es una pre-idea, y lo es en la medida en que marca el primer objetivo, abandonar el Cado, del que ya ha dejado de ser un tentador de sus paredes en busca, sin saberlo, de a luz. Hacerlo es el trabajo y cómo hacerlo una imprecisión. Así es como tras el mandato como pre-idea surge la primera idea: el Estado. Más, en si mismo, la idea no es la solución, ya que, como hemos dicho, es un instrumento, el Hombre en el Cado no sabe que hacer ni para que hacerlo, aunque conoce la existencia de una reunión de demonios como justificación del movimiento consistente en abandonar el Cado. Al tiempo que lo anterior se configura como exterior al Hombre, nace en el interior del mismo la segunda idea, el objetivo de alcanzar el Quicio, lo que le da conciencia, y subyacente a la misma la felicidad de alcanzarlo. Este desdoblamiento, objetivo y felicidad, ilumina al Hombre en el Cado. En el fondo para llevar adelante el mandato, abandonar el Cado, han de ser reconducidos los Movimientos Aleatorios como Movimientos Controlados, de cuyo contenido nada se conoce, siendo el instrumento de acoplamiento el Estado que, en el punto en el que nos hallamos, aún no se ha mostrado.

Bien, lo que sucede en el fondo del proceso es una derivación del Iluminado en un concepto más amplio al que llamamos Hombre en el Cado. Tal es así por que si bien el Iluminado recibe la percepción, que inventa, de la Imagen Divina, pero al hacerla esencia del Conglomerado, lo que trasmuta es el Iluminado en el Hombre en el Cado. Tal es necesario concebirlo de tal modo ya que lo prevalente no es el Hombre sino la Sustancia de Hombres, de modo que la superioridad del Conglomerado relega a mito al Iluminado. En este espectro del cambio seguimos dentro del Cado, pero sin el concepto de Pueblo. Lo que está teniendo lugar es la ida hacía la luz que la Imagen Divina ha encendido. Constan tránsitos inevitables, como son la Revelación, el Mandato, el instrumento llamado Estado, que se cubren al tiempo que se produce el ocaso de la Oscuridad. Es un tiempo inadecuado y un espacio indefinido. 

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