05605-94.IMPOSIBLES: El cuarto trastero

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     Tiene Cómodo Centón un cuarto trastero, un lugar sin espacio lleno de tiempo. Allí guarda lo que resta del presente, las verdades y las mentiras, los inventos que no lo son, sino copias necesarias para seguir superviviendo en un futuro que jamás llega, de miradas y sonidos llenos, de humanos contactos que se fueron con la gracia de sí tal vez no fueron. 

     El trastero es un cuarto sin puerta, sin ventanas, sin paredes ni techos, sin suelo, un tiempo muerto que solo varía sí varía el recuerdo, una sucesión infinita de hechos que fueron y no fueron, que hacen dudar al propietario del cuarto lleno de vientos que soplan desde cualquier punto del universo, que pasan y solo vuelven cabalgando sobre recuerdos.

     Allí, en el cuarto trastero, solo entra Cómodo Centón, solo entra cuanto está solo en el tiempo, sin espacio alguno que condicione sus pensamientos, cuando las ideas afloran y caen por un vacío sin espacio y lleno de tiempo. Y cuando entra, se encuentra inerte, con los pies balanceándose, con los brazos incapaces de alcanzar, con sus manos, el tiempo que todo lo guarda dentro.

    ¡Ay, el tiempo!, ese que habita en el cuarto trastero, ese que existe como un invento, que guarda los malos y buenos sucesos, que siempre esta presente sin necesitar la presencia del espacio, el que sonríe y llora, se aflige y se ánima, aquel que se recuerda como pasado pero no como futuro, el mismo que vive en un cuarto trastero, solitario.

     Hoy ha entrado Cómodo Centón en su cuarto trastero, ha buscado su nacimiento, lo ha encontrado, el frío de aquella tarde, lo ha encontrado, las flores marchitas que regaló, las ha encontrado, las palabras de amor que recibió, las ha encontrado, los sueños dormidos que vivió, los ha encontrado; todo el tiempo pasado.

     Luego ha salido del cuarto mirando al trastero, ha pisado el espacio y ha comprendido que solo existe el tiempo.