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01877 (04.06.2014 - 03.Juan Carlos I El Grande: 03.PSDPE-PSOE
01.¿Por qué entre monarquía y república?)
01886 (11.06.2014 - 04.Juan Carlos I El Grande: Abdicación)
05701 (16.03.2020 - 01.Juan Carlos Primero El Grande en su corrupción)
05916 (15.07.2020 -192.TODAS LAS LEYES MIENTEN
Juan Carlos I y los Presidentes
de Gobierno de España
¿Quién tiene que ser juzgado?
05904 (10.07.2020 - Imposibilidad Democrática de pasar
de la monarquía a la republica)
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de la putería de Pedro Sánchez)
06389 (23.02.2021 - 08.Juan Carlos I El Grande
Conceptos y
Veintitrés de Febrero de 1981
Juan Carlos I El Grande, el rey más importante de la Historia de España, ha abandonado España; se ha ido a hurtadillas, como un delincuente, solo, y a ciencia cierta no se sabe a dónde se ha ido. Ha dejado su reino, su casa, a su esposa y a su familia, perseguido por “los imbéciles” que existen en España, despreciado por “republicanos de pacotilla”, acusado por “los ignorantes” que desconocen la Historia de España.
No cabe duda alguna que Juan Carlos I ha cometido errores, otros lo han cometido, aunque esto no justifica sus errores, pero deja tras de si el periodo más importante de la Historia de España, el periodo de crecimiento social y económico más importante, el periodo democrático más importante de la Historia de España, una España renovada y tranquila, con su índice de riqueza más repartido, dónde cualquier español, incluso esos “españoles que odian” a España, puede hacer y decir aquello que quiere y piensa.
Juan Carlos I logró superar a su padre el Conde de Barcelona, renegar de su abuelo Alfonso XIII, destruir la obra de Franco, y quedarse sin los poderes de dictador que le confió la dictadura. Se ha separado de todo, menos de sí mismo, de su “ser”, de su querer de vida alegre, de las mujeres, de los dictadores árabes, y en su intimidad no ha podido olvidar su llegada a España como un niño sin caudales y sin futuro, que fue separado de su familia y confiado a la dictadura franquista, y es por todo esto que se ha procurado una asistencia económica corrupta por no saber si la “lealtad” de los españoles era un bien seguro.
La respuesta de los españoles ha sido de cobardía, de pena, de indiferencia, y de odio; de cobardía porque los españoles no han salido a la calle para apoyar a Juan Carlos I, de pena porque los españoles lloran en su intimidad la desgracia de Juan Carlos I, de indiferencia porque hay españoles a los que la riqueza no les ha alcanzado, de odio porque hay españoles envueltos en la absoluta ignorancia histórica.
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