viernes, 3 de mayo de 2024

08227-178.LIBROS 61.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: 07.Conclusiones: El texto y su mundo

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08224 (02.05.2024 - 60.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche
                                  06.Conclusiones: 02.Conceptos)

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       La narrativa carece de valor para Nietzsche, quien escribe en virtud de la necesidad de exponer una enseñanza que es fundamental, en cualquier caso, aunque no es menos cierto que aflora cierto lirismo envolvente en determinados pasajes. No hay diálogos en sentido estricto, sino desarrollos de actitudes personales en forma discursiva, de forma que los personajes tratan bien de comprender la idea de Zaratustra, bien de imponer consideraciones propias.  

      Lo que se expone en “así habló Zaratustra” es el doctrinario explícito de una idea que Nietzsche elabora para conocimiento del mundo

      El mundo en la segunda mitad del siglo XIX recorre diferentes posturas que, sin duda, Nietzsche conoce y que podemos admitir como antecedentes más o menos necesarios. Si bien los derechos humanos ya disponen de sus antecedentes, la extensión de los mismos al campo de batalla, Acuerdos de Ginebra, a una necesaria expansión de los contenidos democráticos en diversas tendencias como anarquismo, materialismo y socialdemocracia, el humanismo y el anti/humanismo, el progresivo avance de las diferentes disciplinas científicas, los nuevos movimientos en el mundo del arte desde el realismo al modernismo.

       Es claro que el lenguaje es interpretativo; lo que se puede decir, se ha decir con claridad, en tanto lo que no se puede decir, es mejor no decirlo, nos dice Wittgenstein.  Afirma Cómodo Centón que estamos ante una forma velada de no saber ni poder saber, como si entre dos palabras fuese mejor guardar silencio. Añade Cómodo que entre dos palabras hay un vacío, un hueco imposible de llenar que sume a la persona en la desesperación de la ausencia de toda imposible explicación, siendo así que toda argumentación, que posee su contrargumentación, queda liberada de su negación, de manera que toda proposición se presenta como impoluta, aunque no necesariamente ni verdadera ni falsa. Ahora bien, Wittgenstein establece que todo acontece en el mundo, y el mundo está formado por un objeto que es el propio mundo o bien contiene diversos objetos que conforman un solo objeto, dicho de otro modo, los objetos no se relacionan entre sí, salvo por los hechos que relacionan los objetos, siendo así que el mundo este compuesto por hechos.

       Nietzsche ve el mundo por sus sueños, sosteniendo una balanza en sus manos pesa el mundo, de modo que el mundo es lo que en el sueño de Zaratustra marca la balanza como los tres males del mundo; hay una voluptuosidad, un deseo de dominar y un egoísmo. 

       En su soledad y en su locura Zaratustra está recluido en un mundo personal que desprecia cuanto rueda a su alrededor, ya que el mundo se equivoca y el hombre en su trayectoria simplemente camina alejándose de sí mismo. La plaza pública es la casa del hombre, en ella el poder absoluto del Estado ha cedido espacio a los elementos democráticos, elementos que buscan igualar a todos los hombres como seres sometidos a normas jurídicas igualitarias. Nietzsche niega la igualdad entre los hombres en la plaza pública porque el superhombre que contiene la voluntad de poder no precisa de la igualdad, sino de su propio ser sobre sí mismo en virtud de nuevos valores que nada tienen que ver con el hombre.

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