domingo, 30 de diciembre de 2012

01287-53.ALICANTE: 03.El carril Bici: Coche, moto y bici

DOCUMENTO ANTERIOR:  00410 - 01115
http://heroedeherpetol.blogspot.com.es/2011/01/0041034alicante-01el-carril-bici.html
http://heroedeherpetol.blogspot.com.es/2012/08/01115-52alicante-02el-carril-bici.html

DOCUMENTO POSTERIOR: 01326 - 01375


                                                          -I-

    Una CIUDAD es aquella "cueva" llena de gente donde los "con posibles" tienen vistas panorámicas, mientras que los "sin posibles" viven en la oscuridad de la roca. Todos, dentro de la "cueva" son iguales, salvo por el lugar de la "cueva" que habitan, que generalmente los convierten en desiguales. Cuando la "cueva" se colapsa de habitantes, algunos de éstos buscan nuevas cuevas, y andando el tiempo, los "con posibles" se trasladan a mejores vistas panorámicas, ya fuera de las "cuevas".

    La expansión de la ciudad requiere de unas "sendas", que se hacían con los pies, pasando reiteradamente por el mismo lugar del monte, por las que los pobladores transitaban de un lugar a otro; eran los tiempos aquellos que los pobladores se cruzaban, cada uno por su senda, y aún les daba lugar para levantar la mano y agitarla como si de una bandera se tratara. Como quiera que habían muchas sendas, algunas de las mismas se suprimieron, y se levantaron casas, más casas, y entre ellas las máquinas idearon sendas. primero curvas y luego rectas. Sin embargo, las sendas propiciaban que los habitantes tropezasen entre ellos si portaban sentidos contrarios dentro de una misma dirección, de ahí que se habilitasen las sendas dobles, y de seguido las dobles de las dobles, de modo que poco a poco se fueron separando las casas y con la aumentada distancia se fueron separando los habitantes, y como ya no era posible levantar la mano, como si de una bandera se tratará, inventaron los teléfonos móviles que cogidos en la mano se levantaban hacía la oreja, como si de una bandera se tratara. 

    Un día llegaron los coches, y como éstos trazaban quebradas dentro de las existentes sendas, y amenazaban a los pobladores, y aún los herían y hasta los mataban, se trazaron las aceras, que se dispusieron más altas que las calzadas, y se dijo que las sendas-aceras eran para los pobladores, que ahora eran los peatones, y las sendas-calzadas eran para los coches..., más al quedar pegadas las aceras a los edificios y entre las aceras hallarse las calzadas, fue menester pintar en las calzadas unas rayas blancas entre las que pudieran circular, en ocasiones los peatones, donde se tenían que parar los coches. Pero todos, peatones y coches, querían pasar antes, de ahí que se pusieran "guardias" que levantaban las manos y paraban a los coches, y que animaban a pasar s los peatones, manos que recordaban a las antiguas manos-banderas. Más no habiendo guardias para todas las esquinas de la ciudad, se colocaron unos palos y en ellos unas luces de colores que ordenaban parar a unos y pasar a otros.

                                                           -II-

      Ayer detuvo su coche el Centón cuando la luz roja del palo le ordenó detener su coche, lo que hizo el Centón ocupando el carril-senda por el que circulaba. Un segundo coche, a la izquierda del Centón se detuvo, por el destello de la misma mandona luz. Dos carriles, dos vehículos... ¡que gran invento!. Pronto todo se desbarató..., llegó, primero, una MOTO, que entre los dos coches circulaba, felizmente, hasta que se detuvo entre ambos por orden de la luz roja. El Centón miró... ¿si solo eran dos los carriles, y un coche en cada carril había, en qué carril estaba la moto?.

      Es lo habitual..., le aclaró JULIA LA HERPETOLIANA, ...siempre la moto se pone entre los dos coches, ¿es qué no te habías dado cuenta?. EL Centón miró a La Herpetoliana..., ¡Ah!, dijo El Centón. ¡Que no te enteras! sentenció La Herpetoliana.

     Más al punto de lo anterior, vino una BICICLETA a situarse a la derecha del coche de El Centón, de modo que si eran dos los carriles-sendas, cada uno ocupado por uno coche, el de El Centón y el otro a la izquierda de El Centón... ¿qué carril ocupaba la moto? y... ¿qué carril ocupaba la bicicleta?.

     ¿Otra vez? preguntó Julia la Herpetoliana, que ya te he dicho que es así..., ¡Ah! exclamó El Centón.

     Sin embargo, la cosa fue a peor... pues la bicicleta, de una BICICLISTA montada, giró a la derecha,  y sobre la ACERA se subió, mientras la seguía con la vista El Centón. ¿Y eso...? preguntó El Centón, a lo que La Herpetoliana respondió... también puede ir por la acera la bicicleta, ¡a ver si te enteras!.

    ¡Ah!, exclamó El Centón..., que la bicicleta porta a "dios" en forma humana de la biciclista, de modo que la biciclista es como "dios", que está en todas partes y por todas partes puede ir..., de manera que mientras seguía El Centón sometido a la tiranía del palo con la luz roja, evadía la biciclista la ley de la   luz roja mientras se alejaba por la acera y retornaba a la calzada allá donde otro palo, esta vez con la luz verde, le permitía seguir alegremente, al tiempo que al Centón se le quedaba cara de "deficiente".

    MÁS... sucedió que salió la MOTO, al cambio del color, del palo, del rojo al verde, el primero, y mientras el coche de El Centón se ponía en marcha, pudo ver El Centón como la MOTO golpeaba a la BICICLETA..., de tal forma que cuando El Centón los alcanzó allá donde motorista y biciclista se encontraban extendidos en el suelo, fue el El Centón a saludarles con la mano, en forma de bandera, y siguió....   

1 comentario:

  1. Comodo Centón necesita una motico para actualizarse y no hacer colas jejeje

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