sábado, 30 de diciembre de 2023

07969-150.LIBROS: 33.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: 03.Otros conceptos: 03.Espíritu, Alma y Cuerpo)

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07955 (24.12.2023 - 149.LIBROS
                                    32.Contribución a Así habló Zaratustra 
                                         de Nietzsche
                                    02.Otros conceptos
                                    02.Espíritu, Alma y Cuerpo)

DOCUMENTO POSTERIOR
07985 (05.01.2023 - 34.Contribución a Así habló Zaratustra 
                                       de Nietzsche
                                  04.Otros conceptos
                                  04.Espíritu, Alma y Cuerpo)


        Lejos de esto encontramos a Cómodo Centón; no hay “mente” dentro de una cabeza humana, no hay pensamientos, no hay ideas, no hay recuerdos ni hay aspiraciones, lo que hay dentro de una cabeza humana es materia. Acontece lo mismo entre los animales y, tal vez, entre los vegetales, y por qué no entre las piedras, ¿qué nos hace pensar que las piedras no piensan?

     Sin embargo, acude la persona al alma como una posesión especifica que explica cómo hay pensamientos, ideas, recuerdos y aspiración, que no poseen las piedras ni los vegetales, ni el resto de los animales, ni el universo, de ahí que sea posible comer plantas y animales, y hacer uso de las piedras para construir casas, así como viajar por el universo como si el espacio fuese una propiedad privada de la Persona.

       No obstante, ¿tiene alma un virus?, ¿es lícito matar a un cuerpo que contiene alma? En algunos momentos de La Evolución de las Ideas ha sido expresado de forma más o menos directa la cuestión de “el alma” como una vida interna adherida a todos los componentes vivos. Sin embargo, ¿tiene alma el hidrogeno?, ¿y el oxígeno, tiene alma?, y si éstos no tienen alma, ¿tiene alma el agua, que es la suma de hidrogeno y oxigeno?, y si no la tiene, ¿qué componente del universo detenta, por primera vez, vida interna o alma dentro de la materia? 

       Más no hallándose respuesta a tales preguntas sí viene la persona en afirmar que, al menos, la persona tiene alma, excepción hecha de Cómodo Centón, que no tiene alma; así, el alma no existe ya que “yo” no tengo alma, más si el alma existiese, yo alma no tendría. No obstante, parece que “yo” tengo cuerpo, al menos percibo que tengo cuerpo en el hecho material de que el “cuerpo” hace de mí lo que él quiere, obligándome, entre otras cosas, a alimentarlo, aunque no percibo que tenga “cuerpo” el Alma.

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