DOCUMENTO ANTERIOR: 01310 - 00027
DOCUMENTO POSTERIOR: 01778 - 01966 (09.09.2014)
I: LEER SIN COMPRAR ES UN DELITO
Los libros para ser leídos siempre han de ser comprados, dice Cómodo Centón, no comprar un libro es hacer un desmerecimiento al esfuerzo de escribirlo, es un ataque directo que menosprecia el trabajo de escribir un libro, es un insulto a su autor, es un robo; he aquí el TEOREMA GENERAL DEL LIBRO.
Bueno..., siempre hay quién no puede comprar un libro. Pero... siempre hay quién no puede comprar una naranja. Coger una naranja, comérsela y no pagarla es un robo. No pagar impuestos es un robo, y el infractor es un delincuente, un corrupto.
Sin embargo... recibir un libro de un amigo, leerlo y devolvérselo no es tenido como un robo, ya que el libro es del amigo y lo ha pagado, pero el autor solo ha cobrado de uno mientras el otro le robaba, o bien le han robado los dos, ya que por el precio de uno han leído dos y el autor solo ha cobrado uno. Se podría decir que si el amigo compró el libro, suyo es, y por ser suyo puede hacer con el libro lo que quiera... invitar a otro al libro, de manera que sobre un libro vendido tenemos dos lectores reconocidos; sí ésto resulta comprensible, no menos comprensible ha de resultar que si alguien compra un billete de tren puede invitar a su amigo al tren siempre que sobre el mismo asiento los dos se sienten..., pero ésto del tren ya no resulta tan comprensible como lo es de comprensible lo del libro.
II: DE LOS QUE PUEDEN Y DE LOS QUE NO PUEDEN COMPRAR UN LIBRO
Que los hombres son desiguales es una evidencia, y que están contra esta evidencia los más desiguales es una realidad, como también es una realidad que cuanto más igual es un hombre más acepta el PRINCIPIO DE LA DESIGUALDAD, es decir, que todos los hombres son desiguales. Conforme a lo cual un "pobre" que lucha contra la desigualdad, estará a favor de la desigualdad si pasa a "rico".
Es usual que quién no puede comprar un libro venga a pedirlo prestado, y más usual suele ser que venga a quedarse con el libro que recibió de aquel que lo pagó. Pero también es usual que por no gastar dinero en un libro alguien que puede comprarlo, venga a recibirlo en préstamo y a quedárselo en propiedad.
Normalmente quién no puede comprar un libro es porque carece de fondos para pagarlo, bien porque tiene un trabajo de escaso salario, bien porque está en el paro; en tal caso busca el libro prestado y, si pudiese, buscaría con un amigo comprar un billete de tren para los dos, o bien uno pagaría sus impuestos y le prestaría el abono de los impuestos ya pagados al otro, de modo que el segundo no pagaría impuestos ya que los había pagado el primero.
Si el escaso salario fuera mejor salario, se podría comprar el libro, de manera que el autor no sería robado, ya que dos lectores serían dos libros vendidos. Sin embargo... el escaso salario lee el libro que no ha comprado, lo que contribuye a que sean menos los libros vendidos, de ahí que haya que despedir a una parte de los trabajadores de libros, que van al paro.
III: DE LAS BIBLIOTECAS
El intercambio de libros es una buena idea, sobre todo para aquel que paga el libro que lee gratis y que otro ha escrito sin cobrar. Lo notable de tal sentido es que aquel que toma un libro y lo lee sin pagar es el mismo que se niega a trabajar sin cobrar. Así pues... que un escritor no cobre por trabajar es algo natural, pero que un albañil trabaje sin cobrar es una esclavitud.
Sí lo de comprar un libro uno y leerlo dos es un robo, ¿qué es lo de una biblioteca, donde uno compra un libro y lo leen más de dos?
En una BIBLIOTECA se gasta luz y cobra la compañía de luz, se gasta agua y cobra la compañía del agua, trabaja el bibliotecario y cobra el bibliotecario, limpia la señora de la limpieza y cobra la señora de la limpieza, pero... ¿cobra el autor cada vez que un lector de la biblioteca lee el libro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario