DOCUMENTO ANTERIOR: 01488 - 01173
DOCUMENTO POSTERIOR: 01501 - 01509
CARLOS MERCHAN EL BELLAS ARTES es el típico inocente que no sabe, ni quiere saber, que es culpable. Para El licenciado en Bellas Artes la culpa de cuanto acontece en el mundo es de la FEAS ARTES, esas artes que practican siempre los otros y nunca Merchán, así... visto que nadie tiene la culpa, la culpa de la crisis es mía, dice Cómodo Centón, es decir, Don Carlos es inocente, y su inocencia es tal, que "tal" nunca es culpable (ver documento 01173 de este índice)
Merchán El Bellas Artes no se ve culpa por ningún lado, como José Antonio Primo de Rivera que no era de ningún lado, ni de la derecha, ni de la izquierda, ni de arriba ni de abajo, salvo de las "bellas artes" porque Merchán no práctica las "feas artes". Y no se ve culpa por ningún lado ya que no mató a Manolete..., lo de Manolete es fácil de demostrar, lo mató un toro; aunque da la impresión de Merchán no lo sepa. En cuanto a Kennedy... creo recordar que fue un cantante de los años sesenta que, aún, sigue vivo, de lo que fácilmente se deduce que Merchán no pudo matarlo, de lo que resulta que también de ésto es inocente. La picaresca de Merchán consiste en familiarizarse con "el lector", de manera que ni Merchán ni "el lector" son culpables de que el toro matase a Manolete, aunque bien pudieron ponerse entre el toro y Manolete para que éste último no fuese muerto por el primero.
De ejemplo de corrupción comienza Don Carlos Merchán por autonegarse, y afirma que no hay nada más corrupto que las CUCARACHAS que, por cierto, también son hijos de "dios" y solo quieren alimentarse y alimentar a su prole, y no encuentra Merchán insecticida alguno para acabar con ellas, con las cucarachas, como otros usaban insecticidas para acabar con judíos, aunque claro... no es lo mismo. Considerando que las cucarachas son malas y Merchán es inocente en todo, tiene Merchán derecho divino para usar, sobre las cucarachas, gas mortífero.
Contubernios, dice Don Carlos...., cuánto tiempo; ¡que lejanos quedan ya aquellos tiempo del contubernio judeo masónico!, pero inocentes... quedan tantos inocentes.
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