domingo, 7 de julio de 2013

01493-03.IMPOSIBLES: La Mujer y el Niño en la playa

DOCUMENTO ANTERIOR:  01476

DOCUMENTO POSTERIOR: 01539


     La Mujer tomó de la mano al Niño y salió de casa; y volvió a casa. Había olvidado, dijo al Hombre, los bañadores...; el Hombre la miraba mientras limpiaba la casa. La Mujer y el Niño se pusieron los bañadores y, de nuevo, salieron de casa; sin embargo, ella se había mal puesto el bañador, ya que la parte que debía de taparle la entrepierna, la cabeza le tapaba, de ahí que tuvieran que volver a casa, donde el Hombre limpiaba la casa.

    La Mujer estaba inquieta; no acertaba a ponerse el bañador. El Hombre le recomendó que no se lo pusiera si era cierto que no sabía ponérselo, de ahí que La Mujer saliera a la calle, por tercera vez y con el Niño, esta vez, desnuda; solo que el Niño ya no estaba, pero no importaba.

    La playa parecía un desierto, pues toda la playa estaba llena de arena, lo que llamó la atención de la Mujer, y allí..., pensó, ¡cuanta agua!; eso sí, salada. Pero era normal que nadie hubiera en la playa; recordaba la Mujer aquel día que estuvieron en el Sahara, todo lleno de arena y nadie que la pisara. Desde el agua el Niño la saludaba.

   - Oiga, usted..., si, usted. ¿Qué hace en la playa? 

   - He venido a bañarme

   - ¿Y aquel niño?

   - Es mi hijo

   - Querrá usted decir que es hijo de su padre

   - Y mío

   - O sea de su padre. Pues la tengo que multar...

   - ¿No será por qué he venido desnuda?

   - No señora..., por mí como si se lo hace usted con una hormiga. El agua del mar no está ahí para que su hijo se bañe en ella y la ponga perdida de pipí y caca, y de mocos, y de cualquiera sabe que otra enfermedad infecciosa

   - El Niño está sano

   - Y usted pisando la arena...

   - ¿No se puede?

   - No es ecológico. Ya pasaron aquellos tiempos que la gente venía a la playa... que si a bañarme, que si a jugar a la pelota, que si a comerse un bocadillo, que si una cerveza, que ahora me tomo un cigarro, que si a dormir, que si a tomar el sol..., ¿qué se ha creído usted?, no se puede molestar a los pececitos.

   De pronto....

   - ¡Socorro!. ¡Jel! - para los ilustrados "help", grita el Niño-

   - Se lo están comiendo los pececitos

   - Haga algo -dice La Mujer-

   - La ley me lo impide... 

   Cuando el Hombre mira a su lado, no esta la Mujer en la cama; está en el suelo y tiene un chichón entre ambas tetas...

   - ¿Dónde está El Niño?

   - Se lo han comido unos pececitos...

   -¡Ah, que mal hechas están las leyes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario