viernes, 14 de febrero de 2014

01763-45.CINE: La Herida

DOCUMENTO ANTERIOR: 01751

DOCUMENTO POSTERIOR:  01786

      La HERIDA es una película española del año 2013, drama, de 98 minutos de duración, dirigida y escrita por Fernando Franco, música de Ibon Rodriguez, Fotografía de Santiago Racaj, Montale de David Pinillos y protagonizada por Marian Álvarez, Manolo Solo y Rosana Pastor. La SINOPSIS OFICIAL nos habla de ANA, de 28 años, que se siente útil y satisfecha en su trabajo rutinario ayudando a otros. Sin embargo, fuera de su jornada laboral, ANA tiene serios problemas para relacionarse. Es socialmente torpe, incluso agresiva, con las personas más cercanas y queridas. ANA no puede controlar este comportamiento ni sus emociones, por las que sufre y se atormenta, sintiéndose culpable. En el fondo sólo querría estar bien consigo misma y con los demás, ser feliz. Poco a poco, su conducta se va haciendo cada vez más autodestructiva hasta autolesionarse, sintiéndose cada vez más aislada. ANA padece lo que los psiquiatras llaman trastorno límite de la personalidad, o conducta borderline. Pero ella no lo sabe.

     La HERIDA, mejor si se llamase AUTODESTRUCCIÓN, es una película sin historia, nada cuenta en sentido estricto salvo la posibilidad de hacer un curso acelerado sobre un trastorno de personalidad "borderline" que relata la vida de aquellas personas que viven al límite de sus emociones, donde el estado anímico es inestable y la percepción del dolor es intensa. Prevalece la conducta "autodestructiva", el sexo, las drogas y la idea del suicidio entre otras. Los cambios de carácter en breve espacio de tiempo son normales y responden a depresión, ansiedad, vergüenza, humillación, cólera, con distorsiones perceptivas y alteraciones significativas de la visión de los demás

    La HERIDA es pues el desarrollo de un guión que responde a una estética intimista, excepcionalmente subjetiva y evolutivamente asimétrica entre la realidad de Ana y el resto de los personajes. Se abre la película con un primer plano fijo de Ana y de larga duración que enlaza con un travelin de persecución, y un nuevo plano fijo seguido por otro travelin de persecución, lo que marca el carácter de la CÁMARA a lo largo de toda la cinta. Bastaría con decir que salvo dos panorámicas, una de ellas en la nieve y tomada en movimiento lateral desde el exterior del tren, y ciertos movimientos en la "boda", la cámara es profundamente subjetiva con un primordial fin de adentrar al espectador en un mundo personal muy distorsionado, generándose la sensación, en ocasiones, que es la cámara la que persigue a la protagonista con una total indiferencia por reflejar ambiente. Sabemos siempre donde estamos, casa de Ana, hospital, la boda, y los personajes secundarios ayudan a tal percepción y animan la cinta dentro de una constante angulación respecto al contenido con una visión normal. Son muchos los Planos de Detalle, la mayoría de los cuales tienen por protagonista a las manos de Ana, los hurtos que realiza, las conversaciones por internet, los castigos sobre su propio cuerpo. El ENCUADRE es muy sobrio y muy limitado a la luz y al sonido, siendo esta una de las mejores virtudes de la película, junto a la longitud del metraje por plano y escena, donde RITMOS agitados, como el golpeo sobre las persianas metálicas, y al ralentí, diferentes cuadros en los baños y en la alcoba o en la ambulancia, sirven para que florezca una película con fuerza.

     El MONTAJE lo entendemos como cuidadoso, los cortes del mismo se realizan en lo alto de la curva del contenido del plano como en la ingesta de drogas, el beso dentro del aseo de la discoteca, las diversas conversaciones de Ana con su madre y tras llamar "hijo puta" a su padre, entre otros muy interesantes. La ILUMINACIÓN trata adecuadamente tanto el escaso ambiente como los efectos de rebaja sobre la luz principal, estableciendo contrastes excelentes e inquietantes a lo largo de la cinta que, además, contribuyen a ese resultado intimista que se consigue dentro de una serie de FOTOGRAFÍAS de las cuales queremos destacar el beso dentro del aseo de la discoteca. El COLOR es importante en "La herida" ya que cubre la gama de los tonos fríos, por ejemplo dentro de la alcoba de Ana mientras escribe en el ordenador y el sol, cubierto por nubes, ofrece un fondo frío sobre la inestabilidad de la protagonista, y de igual manera destaca la calidez del color en diversas fotografías de fuertes contrastes ocres brillantes, cara de la protagonista, con un fondo negro. En cuanto al SONIDO, que es de ambiente y en ocasiones irreconocible, y malo en su calidad, destacan los RUIDOS, pues nos encontramos ante una película llena de "ruidos" como son el motor de la ambulancia, las ruedas de la silla de ruedas, la música en la discoteca, los objetos que rozan, siendo prácticamente inexistente la MÚSICA.

     La interpretación de MARIAN ÁLVAREZ sin duda merecedora del Premio Goya; destaca la simplicidad plástica de su trabajo y la doble personalidad de la que dota a "Ana", ya que por una parte podemos visionar la dulzura de su expresión cuando realiza su trabajo de ambulancista, y por otra parte la dureza de las percepciones distorsionadas propias del carácter inestable de "Ana". Dos escenas son destacables, por su contraste, en este sentido, cuando a acude a visitar a Mario en el hospital y termina besándole la mano, y cuando con la misma mano golpea, con ejemplar interpretativa violencia, las persianas de un almacén. Interesante también resulta la diferencia entre las relaciones lineales de Ana con su madre, donde impera el sosiego encubierto, y la encubierta tensión en las relaciones con el padre durante la boda. Es difícil apreciar la DIRECCIÓN ARTÍSTICA en La Herida ya que el trabajo de Marian Álvarez es más interpretativo de dentro a fuera que de movimiento corporal, el cual, por otra parte, es magnifico y sostiene un alto nivel a lo largo de todo el metraje. Le acompañan bien tanto Manolo Solo como Rosana Pastor; el primero como parte de la zona feliz de la existencia de Ana, y la segunda como referencia social de la negrura existencia de Ana, y que la cámara mantiene a distancia, a ambos, mediante planos medios.

    Hay que visionar LA HERIDA con el ánimo puesto en el GUIÓN, y no buscar una historia en la cinta, ya que el "guión" relata una sucesión de hechos que conforman una personalidad especifica que actúa con independencia de los acontecimientos que, por otra parte, están ausentes en la película. Si el espectador se centra en ANA y la sigue sin aportar juicio alguno sobre su sufrimiento emocional, sobre el odio que siente hacia sí misma, y la excitación que le produce el dolor, la película se contempla fácilmente y se hace merecedora de ser especialmente recomendada. La DIRECCIÓN de Fernando Franco es tan innegable como fundamental, ya que mueve a Ana con mano firme al tiempo que explica los diversos aspectos inherentes a ese interés autodestructivo sin que conozca el espectador el origen, si lo hay, de una "herida" que nunca termina de aflorar..

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