miércoles, 26 de febrero de 2014

01778-29.LIBROS: Al píe de la Sierra de Avicuerca, de Francisco Arroyo Martínez

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                                 de Francisco Arroyo Martínez)


       Ha llegado a nuestras manos AL PIE DE LA SIERRA DE LA AVICUERCA de Francisco Arroyo Martínez, libro de poemas y cantos, que imprime Gráficas Llogodi, de Utiel (Valencia) (962.17.06.09)

      Se abre el poemario con una precisa declaración del poeta cuando dice "quiero pintar el paisaje" de colores rosados, con la mano sincera y al calor de la lumbre con el olor de la lluvia. No cabe duda que el poeta se siente bien consigo mismo y culpable al mismo tiempo entre ese habla que es del pueblo y esa corbata que luce en su pecho.

      Es preciso aquí saltar, con pertiga si preciso fuera, de MI VERSO y MI LENGUA al final del libro, allá donde nos encontramos con la pieza que da nombre al libro, con AL PIE DE LA SIERRA DE LA AVICUERCA, pues éste con aquellos dos forman el principio que hace que el poeta se mueva entre vigoroso y tímido por las líneas y las letras; "yo soy fuenterrobleño", acordaos vosotros que descansáis bajo el cielo azul de éste campo. Nos encontramos ante una mezcla que quiere unir lo propio con lo heredado, al hombre con la familia, y cuya manifestación de energía es el resultado de una combinación que mezcla hombre-familia con la quietud del campo.

     Y es ese sentido de "campo", la tierra de Fuenterrobles, lo que expone el poeta en LOS MAYOS A LA VIRGEN DE LA CUEVA SANTA DEL CABRIEL. Son los mayos cantos que los quintos...., ya no quedan quintos de aquellos de Juan II de Castilla que contribuían con su sangre a la defensa del reino, .....en la noche del treinta de abril llenan las calles de Fuenterrobles donde las muchachas escuchan declaraciones de amor y, acaso, de otras intenciones. Sin embargo no se refiere el poeta al juego de los amores, sino a aquella otra actividad de Fuenterrobles y que llevan los fuenterrobleños en su alma, aquella que se celebra el segundo domingo de mayo, durante La Romería a la Cueva Santa con misa, almuerzo y baile, día en el cual los fuenterrobleños muestran su enamoramiento a su Virgen de la Cueva con el canto de los mayos.

     En su libro FRANCISCO ARROYO se separa de la escritura de los mayos como si los trazos no fueran personales, sino propiedad de una colectividad que los recibe del poeta y los entrega a la Virgen. En ellos queda patente el conocimiento que del jubileo tiene Francisco, un saber que le viene de niño y que aflora entre los pliegues de la piel con ese sentimiento propio del "hijo" que escribe para sus vecinos. Más..., ¿por qué se dedica Francisco Arroyo a los mayos?. Es preciso en este punto extraer de "El Paisanaje", y dedicado a Miguel López Pérez, un texto titulado MAYO, que se desarrolla en once estrofas rimando el segundo y cuarto versos, pero que no se dedica a la Virgen. Se trata de una simple cortesía que el poeta tiene con Miguel y de quién recibe el encargo de seguir construyendo mayos...

"Él ya no puede venir
pero trazó el camino
que debemos proseguir
amigos y convecinos"

   Ciertamente Miguel, tras cincuenta años de mayos, fallece, y Francisco Arroyo recoge el testigo, pero algo desfallece en el poeta, en esto de hacer mayos, cuando en una estrofa siguiente dice:

"Y cuando encañen los trigos
en los campos trabajados
en algún fuenterrobleño
ha de crecer otro mayo"

     Aunque, y de momento, Francisco Arroyo sigue siendo ese mayo que busca "crecer otro mayo", no deja de sentir que ya él mismo precisa de un relevo en esta tarea de escribir mayos. Y es en este libro que nos muestra, como un epilogo, los dieciséis MAYOS por él escritos, cada uno de ellos estructurado en estrofas, entre diez y once, de cuatro versos cortos y ágiles, adaptados a una rima musical repetitiva que permite su canto y siguen un patrón exacto de llegada ante la Virgen en la primera estrofa...

"Ya llegamos a la Cueva
de la ribera del Río
venimos con la ilusión
de estar un día contigo"

...y de despedida en la última...

"Ya nos vamos retirando
de este barranco querido,
volveremos otro año
lo tenemos prometido!

....ubicando la sección de peticiones entre la cuarta y quinta estrofa....

"Y ahora con el respeto
que la ocasión se merece
pasamos a recordarte
las peticiones de siempre"

estrofa que se repite en once de los dieciséis mayos.

....de forma que queda en el resto de las mismas diversas exaltaciones sobre los atributos de la Virgen o bien sobre intenciones de la visita a la cueva

"estrella resplandeciente" o "emperatriz de los cielos"

o bien

"te rezaremos cantando
con bandurrias y guitarras"

       Sencilla escritura son los mayos, como corresponde a su canto, palabras limpias y claras oraciones llenan los versos sin que sea necesario acudir a artificios literarios, donde riman con naturalidad el segundo y cuarto verso. Los mayos tienen, en el tiempo, su raigambre, pues se hacen con fervor, como lo hacían los abuelos, de forma que de los viejos aprenden las mocedades el ejercicio de la devoción y llegan con la ilusión del corazón del romero y en ese hermoso rincón que traza el Cabriel para morada de la Virgen. Por otra parte contienen los mayos referencias insistentes al campo, a la lluvia, a la cosecha, pastores y labradores destacan con su presencia, la peste que mata gorrinos, las fiebres a los ganados y esos hielos de marzo que sobre los almendros hicieron estragos. Se pide que los eriales de la color verde se tornen, que se rieguen los viñedos, agua para los trigales, que la sequía no agriete la tierra, que las cosechas no se quemen, que emigren los conejos, y protección para los niños, para los pastores y hortelanos, y para aquellos que se fueron dejando allí un pantano.

      En PAISANAJE nos presenta el poeta a las gentes de su pueblo. Aquí nos encontramos con "Fuenterrobles", de naturaleza castellana pero de economía valenciana, con Requena, con Emilio y con María Antonieta, donde los versos son libres y se expanden dentro de una cadencia musical, estableciendo ciertas relaciones personales de Francisco Arroyo con ese entorno. Destaca en este tramo "A María Antonieta"  donde se pueden advertir tres conjuntos de estrofas y antistrofas, de cinco versos cada uno y que fijan ciertas comparaciones...

"ni las esbeltas palmeras" .... "tienen la gracia y donaire"

"ni las recias carrascas" ..... "tienen la fuerza y firmeza"

"ni los floridos naranjos" .... "tienen la clara sonrisa"

terminando en un conjunto final comparativo y en una afirmación radical... "eres María Antonieta". Es interesante también, tal vez porque guarda el secreto, "A Emilio", y repite cierto nivel de copla en el musical "Pasacalle" que se lee de un tirón y con alegría, dejando cierto aire intímista, no logrado, en las composiciones "Mi padre fue labrador" y "A mi madre", tal vez porque el poeta interrumpe la naturalidad del texto introduciéndose él mismo en los versos, ya que si "mi padre fue labrador" es el primer verso y da fuerza, esa fuerza parece perderse en "yo ya no soy labrador" al enfocar hacia otro lado la acción inicial. 

    No olvida Francisco Arroyo esa extensión de los hombres que es el PAISAJE, desde la simplicidad literaria de "Cerro Pelado" hasta la complejidad de "Atalaya del Sabinar", y entre ambos hay, al parecer, cierta lucha de clases en "El carrascal" entre el pueblo y el conde...

"¡ay carbonero detente!
es lo que quiere el amo"

una amarga renuncia al "Campo de Requena"

"hoy ya ni verlo quiero"

y cierta comparativa que baja y sube hacia y desde la mar en la trashumancia, donde la escritura se divide en dos grupos de versos simétricos y que enlazan con la "Atalaya del Sabinar" estructurada en tres bloques de estrofas, con atalaya y peña los dos primeros, y respuesta el tercero, de forma que se contraponen cuando suben y cuando bajan, cuando verdea y en su ausencia, para acabar en los hielos de las entrañas.

     Prima la descripción en la parte que tratamos, y junto al cerro, la atalaya, el carrascal, el campo y la trashumancia, "La Nieve" resulta más veloz.... "salid, niños, a la calle", o bien "a casa, viejos, a casa" y sus dos respuestas... "salid corriendo" y "volved corriendo", pero, y a su vez, es La Nieve un compendio que contiene a la Sierra de Avicuerca, a Cerro Pelado y a la Atalaya del Sabinar, y además llega la nieve a las calles del pueblo, y lo hace alegre, galante. hiriente. Aquí hay movimiento, se aprecia el cambio, se expanden los versos y se contraen, como queriendo copiar las alteraciones que sufre la materia en su forma. 

     Pero hay una nota distinta en este tramo paisajístico del poeta; se trata del "Telégrafo Óptico". Nos encontramos ante el único elemento no natural que llama la atención del poeta....

"Anclado en tiempo remoto,
lejos, en la sierra herido, 
allí permanece roto,
resistiendo vil olvido"

.... y es un poema, sin duda, hermoso, donde Francisco Arroyo expresa, así lo entendemos, humanidad y melancolía, haciendo uso de esa métrica de la estrofa de cuatro versos que domina y le nace....

"es errante el despertar
y tiene echada la suerte,
solo le queda cruzar
la frontera de la muerte"

    Algo, no sabemos qué, llama la atención del poeta, pero el poema refleja una cierta nostalgia referida a una torre de comunicaciones, allá en la Sierra de Avicuerca, punto veintidós de la sección cuarta de la línea Madrid-Valencia y que estuvo operativa entre 1844 y 1857. Hay un olvido y hay una muerte, y una prisión con la forma de una tupida red verdosa.

      LABRADOR DE AMORES son recuerdos expuestos en dos bloques, siendo el primero de ellos sobre aquellos que trabajan el campo. Sin embargo, en los seis textos que conforman tal columna, el "yo" del poeta irrumpe apenas se inician los versos, cambiando el puro recuerdo de otros en una realidad pasada del "yo". Tanto el padre como el abuelo del poeta se convierten en actores secundarios y son sometidos a la interiorizacíon del poeta. Así, "cuando yo era galopín" primer verso, enlaza con la conclusión "ahora que soy muy viejo" en el poema "Cuando yo era galopín", e igual sucede en "El sol en los olivares" cuando se lee en el tercer verso "la tierra vieja acaricio" y "vuelvo a casa embriagado"; lo cierto es que en estos poemas no alcanza el poeta a reflejar lo que pretende, a su padre y a su abuelo, ya que la inclusión el "yo" resta importancia al texto, y esto que vuelve, de nuevo, a hacer uso, en algún caso, de las estrofas de cuatro versos. Francisco Arroyo se muestra, en esta parte del poemario, como aquel que quiso ser y nunca fue, de forma que subyace una carga emotiva en el texto con palabras más precisas que enfrentan al poeta con la vida, lo que vemos en "Mi padre fue labrador" cuando dice...

"Un día cuelgo los zapatos
en la ciudad sin estrellas
y me vengo para el pueblo
con una albarcas nuevas"

   Por otra parte tenemos que destacar un cierto descaro y evidente relajación cuando se trata de balcones y ventanas. En "El collar del macho" mezcla cascabeles con campanas....

"y una morenita 
frente a la ventana"

y sigue....

"al caer la tarde 
buscaré tu casa"
         ......
"hasta tu ventana"

   La sonoridad "del macho" enlaza con lo que dice tu madre a mi madre en "La alhábega", una preciosidad de amoríos no confirmados; no cabe duda que el poeta se libera de la tristeza de los campos, de los recuerdos de antaño, pero, y a su vez, vemos como esa rememoración en los balcones perfumados de las mozas es ejercido, acaso, desde los hechos de la guerra.

    Queda la intimidad de TIERRA LOBETANA. Se estructura en diecisiete entradas pues no cuenta historia alguna, donde cada grupo de ocho versos es una acción cerrada. "Quisiera ser" es un deseo que hace de guión extensivo entre el principio y el final; he aquí varios ejemplos...

"frágil tea .... con luz del amanecer"

"en las tarde ... un mensaje de la mar"

"!el sol triste ... para su estampa apagar"

"en tu mano .... y con nadie más soñar"

"en las eras .... mil sonrisas dibujar"

    Por una parte hay ideas que se pueden materializar si unimos dos versos distanciados, "cien arrobas de bobal engendran tinto cabal", por otra se trata de ideas de imposible materializar... como una estrella quebrantando la oscuridad, como un recuerdo que lleve a la claridad. La escritura se presenta en estos versos como "a la carga" y llevado por cierta ansiedad...

"y mil nieblas levantar,
y, sin detener el paso"

o bien con cierta repetición...

"y las parvas abrasar,
y sin detener el paso"

o bien

"y frágil flor sonrojar
y unirme en la corola"

pero complementan la parte más lírica de Francisco Arroyo, que sin llegar a ser intimista si se apróxima a su "ser" desde elemenos exteriores al poeta. 

    AL PIE DE LA SIERRA DE AVICUERCA es una comunicación entre el poeta y su entorno físico, a lo que ayuda su conocimiento material del terreno, de los usos y costumbres, y que enlaza a los lobetanos, pueblo de pastores y agricultores, con los fuenterrobleños, de modo que la relación entre ambos pueblos es lo que sustenta la verdad del poeta, una lucha entre la cómoda vida moderna y una vida llena de naturaleza imposible.

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