jueves, 25 de junio de 2015

02355-28.IMPOSIBLES: Agua

DOCUMENTO ANTERIOR:
02271 (28.04.2015 -La cortina)

DOCUMENTO POSTERIOR:
02395 (17.07.2015)
02458 (28.08.2015)


    He decidido volver a mi pueblo; mi pueblo está entre montañas, en cuyas laderas viven frondosos árboles que forman bosques interminables. Allí viven animales, dan las flores color al suelo húmedo y huele el aire a fragancias que no tienen igual en otras partes del mundo. El agua de lluvia cae suave, y al punto que alcanza a tierra y vegetales parece atenuar su velocidad de caída como queriendo no hacer daño a nadie; es fresca y pura, y sabe a agua. Toda el agua se concentra, tras completar su trayecto por las laderas de las montañas, en una poza, de forma que nunca el agua que cae en mi pueblo abandona mi pueblo, que es agua de mi pueblo, que en mi pueblo ha nacido y quiere morir en mi pueblo. 

    Hoy he vuelto a mi pueblo; no están las montañas, ni están los árboles en formación interminable ni los frondosos bosques están en mi pueblo. Solo un páramo de tierra seca sostiene a mi pueblo, y bajo un sol intolerante vive la vida en mi pueblo, de modo que cuando arrecia el viento, de la tierra se levanta un polvo asfixiante que mata al respirar y deja sin vista a los ojos. Ya no hay plaza en mi pueblo, y las calles agrietadas supuran fuego; y yo, que he vuelto, no encuentro mi casa, aunque sé, porque me lo han dicho, que está asentada en alguna parte del pueblo. Camino sin rumbo; los puntos cardinales se fueron del pueblo. Y me dicen que para encontrar una casa es necesario caminar durante mucho tiempo, hasta que la casa aparece, las mas de las veces angustiada, sintiéndose pérdida, por no recordar la casa si su puerta principal miraba al norte o tal vez al sur miraba. 

    Yo, de momento, he encontrado el antiguo patio de mi casa; algo es algo, me dicen. Los árboles están muertos, las paredes supuran resina, golpea la puerta al ritmo que le manda el viento y un silbido seco sirve de fondo musical a aquel orbe en el que mutado mi pueblo sin yo saberlo. Ando, arrepentido de haber vuelto a mi pueblo ando, dolorido ando, y mientras ando percibo el murmullo acelerado de un agua que corre sobre el lecho de un, recuerdo, seco barranco. Me acerco, miro... ciertamente es agua lo que mana de la poza que en otros tiempos agua tragaba. El agua sale agitada, se esparce, como agua espartana, forma un ancho río y se aleja dando la espalda a mi pueblo....

No hay comentarios:

Publicar un comentario