jueves, 17 de noviembre de 2022

07228-99.LIBROS: 10.Contribución a El Único y Su Propiedad de Max Stirner: El desinterés del hombre egoísta

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07219 (14.11.2022 - 09.Contribución a El Único y Su Propiedad 
                                      de Max Stirner
                                  02.Del Egoísmo)

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07233 (21.11.2022 - 11.Contribución a El Único y Su Propiedad 
                                      de Max Stirner: Individualidad)


            Nos dice Cómodo Centón en su TEOREMA DE LA DOBLE MORAL que todo corrupto emplea el color de la pureza para sí mismo y el color de la impureza para con los demás

          En la sociedad humana, mientras algo sirve al interés de la Persona, el fanatismo en cuanto fe es INTERÉS. Al contrario, si algo deja de servir a la Persona, aflora el DESINTERÉS sobre ese algo. Dicho de otro modo, sí la Persona siente la obsesión de que por medio del espíritu se alcanza la salvación, el interés por la salvación es el fanatismo de la Persona. Pero, si la Persona comprende que el espíritu es una obsesión que no conduce a la salvación, desaparece el interés sobre el espíritu.

         Ahora bien, si la Persona es dueña de la cosa, el interés sobre la cosa prevalece, más, cuando la cosa se adueña de la Persona, el desinterés aparece. Dicho de otro modo, sí una propiedad es dominada por la Persona, hay interés de la Persona sobre la propiedad, pero, si dicha propiedad pasa a dominar a la Persona, cesa la Persona en su interés sobre la propiedad. 

          EL DESINTERÉS, en sentido estricto, es una posición en la cual solo existe el INTERÉS IDEAL de alcanzar el espíritu, de forma que en dicho proceso desaparece el interés por lo ajeno; todo vale para el DESINTERESADO, salvo el alcanzar el espíritu, que es su interés personal, y para lograrlo hace uso de la fe en el espíritu por encima de la ley que hace iguales a todas las personas.       

         Dos son los EFECTOS DEL DESINTERÉS. Por una parte, La FILANTROPÍA que se ejerce como causa de la desigualdad, de forma que es necesaria la relación dominador/dominado para que el dominador domine al dominado mediante un acto benefactor, sostenido por la piedad, que sitúa al filántropo por encima del receptor de la filantropía. Por otra parte, la HUMILDAD que se ejerce como bondad hacia los demás, pero que esconde el solo interés de alcanzar el espíritu, es decir, la salvación personal. En ambos efectos lo que prima es el desinterés por los demás y el interés propio; dicho de otro modo, si efectivamente se sintiese interés por los demás, se ejecutaría la igualdad de todos y, por tanto, no se ejercería la piedad/bondad, ya que la igualdad no precisa ni de bondad ni de piedad.

      Dicho de otro modo, con la filantropía se activa el campo político/social/económico/jurídico, afirmándose la igual entre las personas en una cesión, por parte de Dios y del Estado, de derechos a las personas que, en realidad, son propiedad de las personas. Con la humildad se excita el campo de las pasiones, amor y maldad, estableciendo un camino recto hacía lo divino como evidencia contraria a un camino satánico. 

         Al ejercer la filantropía y la humildad lo que se está ejerciendo es el DESINTERÉS de una persona sobre otra persona, pues en ambos casos se está afirmando la desigualdad entre personas, ricos y pobres, tanto en riqueza como en creencia.

       La ACCIÓN MORAL del Hombre/Egoísta es el resultado tanto de la filantropía como de la humildad, pues ambas están sustentadas por la obligación de dar en la tierra para recibir en el cielo. Aquí la MORAL se ejerce como forma de dominio, bien como materia, bien como espíritu, para lograr la ESCLAVITUD de los demás. 

         El fundamento de toda DECISIÓN es el egoísmo; un EGOÍSTA es aquel que niega ser un egoísta pues su egoísmo lo es oculto en cuanto inconsciencia, de modo que se engaña a sí mismo presentándose como un idealista.

       Por una parte, todo egoísta presenta un campo de DESINTERÉS; dicho desinterés se ejerce en oculto y se presenta como INTERÉS, manifestándose dicho interés como filantropía y humildad, de modo que por lo primero muestra su bondad material, en tanto por lo segundo escenifica su bondad espiritual. 

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