DOCUMENTO ANTERIOR: 01326
DOCUMENTO POSTERIOR: 01354
El día Cinco
de Febrero es el gran día
Indiscutible punto de inflexión.
Día grande y día triste.
Día épico en los pobre anales de Alicante.
Al amanecer las unidades pronunciadas que
guardan el cerco de Alcoy hacen una nueva tentativa para lograr la rendición de
la plaza. La propuesta de capitulación es rechazada, y Alcoy sigue aferrada a
la idea de la salvación que ha de venir de las manos de Roncali, quién continua
en Albaida. La mañana se ha de presentar para los alcoyanos muy inquieta y en
gran desasosiego. Mientras, Pardo advierte que Boné ha tomado posiciones a la
altura de Petrel, y se detiene en Elda, ciudad que desde un primer momento se
había mostrado disconforme con el pronunciamiento alicantino, y que había
negado la autoridad de la nombrada Junta de Alicante y desobedecido sus ordenes,
no enviando a la Milicia
nacional a la defensa de la
Alicante , y poniéndola en armas frente a la capital de la
provincia.
La actividad, por otra parte, de la Armada es, de momento
inexistente, pues el comandante del vapor Isabel II, don Luis Hernández Pinzón,
se halla todavía en Valencia a la espera de su nave, por lo que aquel mismo día
decide viajar hasta Barcelona con el ánimo de hacerse cargo en aquel puerto del
Isabel II y avivar su preparación y salida hacía Alicante, en cuya población se
alimenta, al paso del tiempo, la desconfianza de que los acontecimientos se
desarrollen favorables, ya que lo poco que se sabe de la columna expedicionaria
y del refuerzo que la siguió es poco halagüeño y reconfortante.
En aquel día llegaron a Alicante algunos
heridos de los lances de Alcoy, por quienes se conoce que los alcoyanos siguen
resistiendo.
Entretanto que pasado el mediodía Roncali ha
logrado la rendición de dos compañías de provinciales, las cuales se ofrecen a
perseguir a sus antiguos camaradas insurgentes, quienes deben de abandonar las
posiciones de Cocentaina y Muro, por lo que el camino de Roncali hacía Alcoy
esta salvado y éste puede hacer su entrada triunfal en la industrial ciudad, la
cual lo recibe jubilosa como a su libertador. Meses más tarde don Federico
Roncali sería titulado Conde de Alcoy.
La primera disposición del Capitán General
de Valencia, Cuarto Distrito Militar, una vez sentada su posición en la ciudad
del Serpis ha sido la convocatoria de la Diputación Provincial ,
con la declaración de capital provincial provisional a Alcoy, y al estar en
rebeldía algunos de los diputados y otros dispersos y ocultos por la provincia,
nombra Roncali diputados para que la Diputación pudiese iniciar aquel mismo día su
actividad, organiza dos columnas volantes de milicianos y ordena decisiones que
han de asegurar y mejor conservar el orden público. Al tiempo las tropas
salidas de Madrid y mandadas por don Fernando Fernández de Córdoba y por don
José de la Concha ,
así como los batallones organizados desde Cataluña, buscan el encuentro con el
general Roncali.
Difícil es saber quién lanzo la primera
bala. Dice Boné “rompiendo el fuego las guerrillas enemigas”, y dice Pardo
“rompieron el fuego sus guerrillas”. Como si ser el primero delatase al
culpable y excusase al que respondiere. Sería más fácil para este Autor conocer
al primero que abrió el fuego, no por el ánimo de inculpar sino por iniciar en
ese punto el relato de la
Batalla de Elda.
Sabemos que confiaba Boné en el
pronunciamiento de Pardo, y sabemos que el camino de Pardo hacía Alcoy se ve
interrumpido por el avance de Boné hacía el general murciano, y temiendo Pardo
un ataque en movimiento de su unidad por parte de Boné, y sintiéndose más débil
y menos municionado, decide pasar en Elda, ciudad amiga al gobierno del señor
González Bravo, quién habría de aportar fuerza a la expedición de Pardo. Los
datos que se conocen de la fuerza interviniente en la batalla, son los
aportados por los dos jefes enfrentados.
Dice Boné que dispone de:
-
dos compañías de carabineros
-
tres compañías del Provincial
de Valencia
-
batallón de Alicante
-
cuarenta de caballería
y afirma que Pardo dispone de:
-
ochocientos infantes
-
de cincuenta a sesenta de
caballería
-
trescientos voluntarios de
Elda
Pardo no da números de sus tropas,
afirmando que es menor que la del contrincante pero valiente y decidida, dando
los siguientes datos sobre las tropas de Boné:
-
mil quinientos infantes
-
ochenta de caballería
-
dos piezas de artillería
Las tropas de Boné se disponen en cuanto a
la artillería en el llano de Santa Bárbara o caserío del mismo nombre, que se
sitúa al norte de las poblaciones de Elda y Petrel, entre la Sierra del Caballo y el
Alto de Cámara, sobre una curva de nivel que alcanza los quinientos metros de
altura, dominando de este modo el valle en el que se asientan las dichas
poblaciones, sobre alturas de cuatrocientos metros, disponiendo los infantes de
ventajosas posiciones en esta zona más elevada, así como la caballería,
quedando el batallón de Alicante a retaguardia y en reserva. Por su parte Pardo
debía de arrancar desde la propia Elda en ascensión. Hasta aquí bien, los
primeros movimientos de las unidades resultan confusos, salvo en un extremo que
es Pardo quien presenta una actitud ofensiva en tanto que Boné queda clavado en
sus mejores posiciones, de aquí que la lucha se presente en las descritas altas
posiciones, al norte de Elda y Petrel, y fuera de las poblaciones. Y dice Boné
“y cargando yo mismo con la caballería, fueron arrolladas, quedando en nuestro
poder la compañía de cazadores de aquella milicia y algunos soldados del
ejército. Los cazadores de Valencia ocuparon una posición que defendieron con valor
y serenidad, hasta que entrando en fuego las de carabineros y las dos restantes
del provincial de Valencia se generalizó la acción en toda la línea”. Pardo,
por su parte, indica que roto el fuego por las piezas de Boné sitas en el llano
de Santa Bárbara, ordena el avance de sus hombres “para tomarles las
posiciones, en los que fueron rigurosamente atacados y desalojados”, y añade
que “habiendo visto adelantarse su caballería, dispuse que cargase al momento
la nuestra, que deshizo sus guerrillas, continuando hasta las casas en que
tenían situados los cañones defendidos por tiradores de Valencia, y aunque con
perdida de cuatro valientes de Lusitania se apoderó de la posición y de los
cañones”. Vemos como los dos jefes otorgan diferentes valoraciones a la acción
que tiene lugar. Boné afirma que resiste la posición y detiene ahí su relato.
Pardo afirma que toma la posición y desaloja a los artilleros.
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