01369-77.GENERALIDADES: 01.Un padre sin hijos

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                                                    I: DE LOS HIJOS DEL CENTÓN

     Hoy es el DÍA DEL PADRE, más... es un día sin hijos. Cómodo Centón, conforme le asegura CÓMODA CENTONA, es padre de dos hijos, llamados JAIME CENTÓN y CARLOS CENTÓN.

     El primero, JAIMITO, está en Amsterdam, ¿qué hace allí?, se pregunta el Centón; pasárselo bien, responde la Centona. ¡Ah!, exclama el Centón, si se lo está pasando bien..., pues vale, ¿y no será que se ha ido a Utrechts a celebrar la ignominia de  aquel tratado de 1713... que, por cierto, en este 2013 cumple 300 años de Gibraltar inglés?. He aquí la realidad, Jaimito se ha ido a Holanda a celebrar con los herejes holandeses la derrota española en Utrechts..., cría hijos y te sacaran los ojos. Y no bastando con esto, Jaimito, ahora Jaimito El Traidor, se ha ido acompañado de su señora Marecita, que así la llama La Centona, de su amigote Pepelui, y de la amigota de Marecita conocida como Soñita, resultando que, y encima, se lo están pasando bien y, además, afirman, que aquello de los bajos países es muy bonito. ¡Toma castaña, los traidores no tienen medida de las cosas!

    En cuanto al segundo, CARLITOS, vive refugiado en tierras de la Gran Raposa, allá por Manchester, en la Taberna Española, llevando tapas en la bandeja que entrega, primoroso, a las huestes inglesas, acompañado de su graciosilla señora Davinia La Escocesa de raigambre eldense, la cual ya ha sentado sus reales en la barra de La Taberna Española. También Carlitos, ahora Carlitos El Traidor, está confraternizando con el inglés, el mismo que alimenta a los monos de Gibraltar allá en el Estrecho de Tarifa, aunque advierte La Centona que éste se fue de España porque España le negó trabajo. ¡Ah! exclama el Centón... ¡pero, no! truena el Centón por sus fueros.

                                          II: DEL SEMEN DEL CENTÓN Y DE OTROS

     Siguiendo la tradición bíblica, San José fue el semen ignorado, Cómodo es el semen olvidado, aunque no pater putativo como lo fue San José, esa esencia de la naturaleza cuyo destino es cubrir el pabellón de la Mater para luego caer en la cesación de la memoria que se tenía del mismo. Más no te rías IÑAKI, llora, porque tú también eres el semen olvidado, en tu caso de Inés El Agnus Dei, cuya hija, Inesita La Cordera de Dios renegará de ti en tu día de pater para irse de picos pardos con Jorgito El Campaniano, que tiene una hija que tiene unos cuantos meses y que aún no ha decidido irse a Berlin, pero dale tiempo a la niña y veras Jorgito... serás, entonces, tú también, el semen olvidado. Y mientras que tu, Iñaki, tienes que hacer la comida, tu señora se toma el aperitivo en "la cueva y al solecito", conforme confesión propia.


                          III: DE LOS DEBERES DE LOS HIJOS PARA CON LOS PADRES

     Ciertamente no hay en el mundo persona más digna de cariño que el PATER, que es el maestro, el protector, el consejero, la guía, la providencia, el defensor... de un hijo, porque los cuidados, las advertencias, las represiones de un Pater son el alimento de un hijo, de modo que cuanto más obediencia, mejor si es ciega, viva en el Hijo, mayor será la felicidad del hijo.

      Al alba debe el Hijo acudir al lecho del Pater, y, en aptitud respetuosa, postrarse de hinojos, ante él, alabándolo y esperando sus órdenes, dando gracias porque su vida es el resultado del semen de aquel, ya que del padre recibió cama para descansar, comida para alimentarse, educación para beneficiarse y ropajes para no pasar calamidades a la intemperie. Tal muestra de gratitud enaltece al Hijo y da regocijo al Pater, el cual al verse agraciado con la obediencia del Hijo reconoce la potencia de su semen, mientras que proporciona al Hijo grandes virtudes y excelentes consistencias, porque no hay mayor atributo en un Hijo que dejar de ser él para ser lo que su Pater quiera.


                                IV: DE CÓMO EVITAR EL PATER SUS ERRORES

     Al nacer de la Mater son los hijos como pequeñas bolas de carne que, una vez engordados con la nutritiva leche materna, adquieren cierta consistencia carnal que, añadida a la suave piel que la envuelve, deviene en un tamaño adecuado para ocupar perfectamente el espacio de la bandeja que se aloja en un horno; basta con añadirle un poco de aceite de oliva, algo de sal, ajo y orégano,  y unas patatas, así como un vino tinto de la tierra que, de seguido, lleve al Pater a la satisfacción del deber hartamente cumplido.

    Lo anterior es bueno, también, si atendemos al hecho de que con tal celebración evita el Pater la nefasta obligación que traslada a la descendencia, en cuanto a las obligaciones del Hijo para con el Pater, esto es, la de la gratitud.

    Solo queda añadir que el Pater ha de estar vigilante, no sea que la Mater le presente gato por liebre, como vino a acontecerle a Cronos, con los desastrosos resultados, para el Pater, ya conocidos....