DOCUMENTO POSTERIOR:
Una vivienda, para que lo
sea, requiere, al menos, de tres espacios reconocibles como son la cocina, el
aseo y la alcoba, los cuales requieren de una puerta de entrada al espacio que
conforman los tres y un hueco de ventilación a los mismos. Con esto obtenemos
un habitáculo individual. Podemos añadir unas puertas interiores que, necesariamente,
nos imponen el concepto de pasillo y, por lo mismo, unos huecos
individualizados para cada una de las estancias. El resto de los espacios son
añadidos que se integran en virtud de un uso extraordinario que damos al
concepto de vivienda.
El salón cumple una función
extraordinaria ya que, en sentido estricto, no es necesario si consideramos que
el Hombre vive en una vivienda pero existe fuera de la vivienda. El salón,
pues, lo podemos entender como un espacio familiar que cumple la función de
existir dentro de la vivienda, con independencia de vivir en ella y, asimismo,
con independencia de existir fuera de la vivienda.
Queda un ESPACIO ajeno al
concepto mismo de vivienda tal como lo hemos descrito. Tal espacio cumple
funciones extraordinarias en virtud de su uso no estrictamente necesario. Puede
tal espacio recoger una sala de juegos, un gimnasio o cualquier otro destino
que no necesariamente ha de ser artístico. Si el espacio lo es ARTÍSTICO,
depende su ubicación y características de las propias de la materia que se
quiera desarrollar, ya que no es lo mismo pintar que escribir o que esculpir,
ni las condiciones requeridas son las mismas para cada actividad, a lo que
debemos añadir el “ser” del que las ejecuta, que bien puede requerir de silencio
o precisar de música a alto volumen, sin olvidar la hora del día en la que se
desarrolla la actividad, mañana, tarde o noche y, por lo tanto, la incidencia
de la actividad en los vecinos así como la de éstos en el artista. Dicha incidencia,
que es doble dirección, implica las molestias que puede causar un grupo musical
de varios instrumentos o bien los diferentes olores que emanan de las pinturas
o los golpes al esculpir, además de la propia de un vecino que cocina sardinas
y molesta al artista en su meditación.
Una primera valoración se sitúa
en el hecho real de que NO es posible la CONVIVENIA entre vivienda familiar y vivienda
artística, de forma que no se puede crear un ambiente arquitectónico que
unifique la existencia de ambas viviendas en una sola. Una segunda valoración
es la realidad, en sentido amplio, de la insuficiencia crematística que acontece
al común de los mortales, de modo que la pobreza incide en la incapacidad para
crear un espacio-vivienda-artístico además de uno familiar.
Pero quedan otras valoraciones.
Si el ARTISTA tiene familia… ¿quién realiza las labores domésticas?. Ciertamente
las LABORES DOMÉSTICAS inciden en el hacer diario del arte. ¿Quién compra y
hace la comida, friega los platos, asea el aseo, barre y friega el suelo, pone
la lavadora, tiende la ropa, hace las camas, se enfrenta al banco, lleva el
coche al garaje, lleva a los niños al colegio y después a las actividades
extraescolares, se queda está noche en vela cuidando a un familiar… entre otros
imperativos quehaceres?. Pero, y además, si se dispone de dos viviendas, la
familiar y la artística, ¿quién acarrea con los anteriores descritos
imperativos quehaceres en dos viviendas?
La descripción de un
AMBIENTE ARTÍSTICO donde el artista ejecuta su arte de forma libre, amplia y
total es un cuento chino que termina, necesariamente, en una depresión. La
VANIDAD del artista impide, por sí misma, la existencia de tal ambiente.
Queda una posibilidad para
que el Ambiente Artístico triunfe, pero para ello se precisa de dinero y de
esclavos. DINERO para contratar a un arquitecto, de forma que el arquitecto
pueda dar rienda suelta a su creatividad en función de las necesidades del artista;
aquí si se da la relación entre arquitecto-usuario. ESCLAVOS para que ejecuten
todos esos imperativos quehaceres que deshonran la superior actividad artística.
Vamos que nos quedamos con la casa normal de toda la vida...jajaja
ResponderEliminar