jueves, 7 de junio de 2018

04367-08.ARTE: Juan Ramón Jiménez: Cementerios (140 de Diario de un poeta)

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04249 (15.04.2018 - Okuda San Miguel)

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05649 (14.02.2020 - 01.Principios Siglo XX)


    Dice Cómodo Centón que...

    Un CEMENTERIO carece de encanto, tenga vallas o no las tenga, sea cercano o sea lejano, y en ningún caso es una ciudad poética, sino una cloaca de cuerpos humanos que terminan siendo ignorados por aquellos que les lloraron. 

   Un CEMENTERIO no es un jardín, sino una sucesión, casi infinita, de árboles condenados a sufrir los lamentos de los restos humanos, al pairo indiferente de una niña que juega entre las tumbas, las más sucias y decadentes, con flores que terminarán siendo como muertos no enterrados. 

    Un CEMENTERIO no es una ciudad de manzanas de casas formado, sino una cuadra maloliente y temerosa, de quietos huesos formada, esperando ser polvo para enrarecer el oxigeno que alimenta de odio a los vivientes, como a las tuátara de tres ojos; no es una casa por donde corre una niña tras una mariposa, ni es vida para pajarillos que se alimentan de excrementos.

   Un CEMENTERIO no es belleza alguna, porque la muerte no es bella, ni es un ejemplo de existencia, ni es un jardín de olores, sino de putrefacciones constantes que conducen a ningún sitio, a ninguna esperanza, a ningún mundo inventado más allá de este despreciable mundo, ni es el descanso de los muertos, que siempre están quietos, reposando, que no es posible cansarse si no hay movimiento, salvo que el relajamiento devenga en cansera.

    Un CEMENTERIO es otra idea... es la idea de morir extenuado por el vivir sin existencia. 

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