viernes, 8 de junio de 2018

04372-41.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 04.Segunda Pre-Era: Del Quicio al Estado: El Estado es una idea convertida en un instrumento

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04359 (04.06.2018 - 03.Segunda Pre-Era: Del Quicio al Estado
                                      La Sustancia de Hombres cegados)

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 El ESTADO es una idea convertida en un instrumento; como tal dispositivo se justifica como necesario para cambiar el Desorden en Orden, tanto como sentimiento, como pensamiento y como acto jurídico. Se expresa como eterno y se presenta como dios, de modo que el absoluto del Estado es la Verdad. Tales cualidades propician el sucumbir del Hombre ante el Estado, lo que hace por medio del Presupuesto. Ahora bien, en el instante histórico en que nos hallamos el Estado es, tan solo, un mecanismo funcionando sobre el álveo; su singularidad reside en ser la primera idea. Su función, al ser inventado, es mera materialización para un primer mandato: abandonar el Cado. Sin embargo, ahora, la efectividad del Estado, cuando el Conglomerado se concentra en el Quicio, se muestra como nula, ya que La Sustancia de Hombres pierde su consistencia ante la desafiante luz que forma el blanco páramo. Nos hallamos ante un periodo crítico de la Historia, ya que sobre el Conglomerado, ya alcanzado el objetivo del primer mandato, se cierne el impacto de hallarse ante un vacío, ante la incomprensión de haber hecho un camino a la nada: la Sustancia de Hombres no tiene adonde ir. 

El Quicio es un túnel lleno de Luz, ese lugar donde la Oscuridad deja de ser, definitivamente, lo que fue en la intimidad del Núcleo y que vino, lentamente, a desasirse de si misma, transformándose en el Algo y la Cosa. Los hombres, pues, contemplan el lato en espiral que se extiende ante ellos, pero son hombres cuyo pensar apenas alcanza la identidad de un pensamiento; carecen de Conciencia, han olvidado el sentido exacto de la Enfermedad, que es, al cabo, el Alma entendida sobre la Espiral, de modo que la incapacidad para entenderse así mismo y comprender, en rigor, que más allá están los inventos esperando a ser inventados, hacen del Conglomerado una sin sustancia ante una tragedia como es un campo de Luz. En rigor lo que sucede no es tanto una rebeldía como una inherente acomodación de los hombres en los distintos Cauces de la Espiral. Ahora bien, este esparcirse no contiene ninguna intención de futuro ni resultado alguno de posición, sino una decantación instintiva inmersa en el mismo proceso de disponer y ordenar que, en rigor, esté sucediendo. El atisbo de ser Pueblo se nos presenta como extemporáneo, ya que responde a un Mandato de una Imagen Divina que solo causa realidad en la mente del Iluminado, de modo que ese esparcirse del Conglomerado tiene lugar como perdida de la conciencia como tal, cuando, hemos dicho, Pueblo no es una concepción real de sí mismo, sino una aglomeración de hombres sobre un instrumento. De aquí que el Quicio sea la puerta que deshace una imaginaria concepción de pueblo en una pluralidad de hombres que han aprendido a negar el Azar, que aún no aman a la Imagen Divina, y cuyo recuerdo de su Movimiento Aleatorio es el primer contenido de la Utopía. Tal mezcla de situación espacial y hecho individual nos presenta a un Conglomerado desvalido, que no conoce las referencias cardinales, que ignora el arriba y el abajo, que se nutre de su misma desmembración en elementos dispersos, pequeños grupos rezagados, los eternos descontentos y cansados, esos que retienen la marcha gloriosa del Pueblo hacía ningún lado. Porque, no lo olvidemos, la Luz produce ceguera, rompiendo la intima relación del Hombre con la Oscuridad que le es propia y le proporciona sentido a su existencia. Nos hallamos ante el final de un camino, abandonar el Cado, lo que conlleva a una segunda crisis, que tiene su origen en el constatar que se ha cumplido el Mandato de la Imagen Divina, donde el Iluminado sufre de espasmos y, parece, que su sentido carece de sentido al desembarco de los hombres que, navegando sobre el instrumento en el álveo, se esparcen sobre la Espiral de modo y forma definitiva. El Estado, sin duda alguna, ha cumplido para lo que fue inventado, primera idea del Hombre, instrumento para abandonar el Cado, es decir, objeto de uso que sirve de medio.    

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