sábado, 26 de enero de 2019

04922-60.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 01.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea: El Doble Hato

DOCUMENTO ANTERIOR
04887 (16.01.2019 - 10.Cuarta Pre.Era
                                       Del Estado a los Hijos del Estado
                                       La necesidad del Estado)

DOCUMENTO POSTERIOR
04954 (07.02.2019 - 02.Primera Era
                                       De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                       Los Avanzados Históricos)


PRIMERA ERA 
DE LA LEY A LA HIDRA HERCÚLEA

Ya se dijo en páginas anteriores como eran los Avanzados aquellos más dispuestos al mando, aquellos que reciben la orden primera que hace posible crear el Hato bajo la Fuerza de la Imagen Divina. No consideramos que tengan los Avanzados tal facultad, la propia de ordenar, pues Orden hemos dicho que es lo propio del Hombre del Cado, sino que disponen de la innata convicción de mandar, capacidad que les viene dada por la creencia, sin duda ni reserva alguna, de que el Iluminado fue el primer Jefe del Estado.  

Este sentido SIN RESERVA ha de perdurar a lo largo de la Historia, convirtiéndose en el argumento clave que justifica la existencia del Dominador y, por lo mismo, en la justificación de que todo le es posible al Mando. Es, sin embargo, un concepto evolutivo, que modifica su sentido en la medida en que los sujetos que lo detentan cambian. Así, si en los Avanzados se justifica el dominio por la orden recibida, en los Avanzados Biológicos la justificación se halla en la necesaria continuación de la obra, mientras que en los Avanzados Históricos responde a la herencia tomada y presentada como recibida. De este modo es como la esencia de todo Dominador reside en esa Convicción Sin Reserva que justifica la argumentación del Mando.          

La muerte física determina la desaparición de los Avanzados, quienes trasladan sus trabajos a los nacidos de ellos, los cuales, Avanzados Biológicos, pudiendo no tener o tener tendencia al Mando, ceden su herencia, la cual es aceptada por los Avanzados Históricos, quienes adquieren la Convicción Personal que determina la existencia y realidad del Iluminado, de modo que el hecho de adir la herencia implica la pertenencia a un Cauce Central. Son estos los que dentro del Hato emergen como integrados en un Segundo Hato, de modo que por lo dicho se separan de la inferior condición de pertenecer al Primer Hato y se atan al mismo como vanguardia superior de la conducción, sobre la Espiral, del conjunto de hatos, como Segundo Hato. Son los Avanzados Históricos los verdaderos sujetos activos de la Historia; a ellos se debe la evolución, aflorada o soterrada, de los comportamientos en la Espiral. 

De este modo nos encontramos ante la configuración del DOBLE HATO, que contiene por una parte a los Avanzados Históricos o Segundo Hato, y al Primer Hato conformado por la Sustancia Misma del Conglomerado. Semejante estructura, compactada sobre la idea de Estado, fija una realidad a la que llamamos Civilización la cual, dijimos, emana directamente del Iluminado, actuando como soporte de la Norma; sin embargo, como concepto, es la materialización de la Imagen Divina. De tal modo decimos que CIVILIZACIÓN es un grupo de rediles agrupados como Pueblo y conformados por un Estado. La Historia, sin embargo, nos lo presenta desde el mismo ombligo del Hombre, es decir, grado de cultura de los pueblos, inherente a los hombres cultos como aplicación de la razón y sostenida por los nobles instintos, que recibe el Hombre de “su dios” para distinguirlo del bruto. Costumbres, ideas, creencias y conocimientos; esto es, Nacionalismo. Ahora bien, el origen de la Civilización es el Iluminado, y para que progrese en una evolución es necesario que se exprese como Historia, vulnerando de tal manera el origen cierto de la Civilización como es el ser una necesidad del Iluminado para subsistir más allá de su muerte física, e imponer el claro aspecto histórico que permite el dominio de un pueblo sobre otro. Civilizar es que tú seas como yo, si tú no eres como yo, tú eres un bruto. Admitimos, pues, como cierto, y lo elevamos a evidente, que la Civilización sin Historia no existe.

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