sábado, 16 de febrero de 2019

04975-62.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 03.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea: Segunda Voluntad

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04954 (07.02.2019 - 02.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                       Los Avanzados Históricos)

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05024 (08.03.2019 - 04.Primera Era: De la Ley a la Hidra Hercúlea
                                       La Doble estructura)


     Sin embargo, lo realmente importante de la Primera Era radica en el hecho de que la Espiral empieza a expandirse. Cruzar el Quicio supone decantarse sobre la Espiral, acometiendo sobre ella el reconocimiento de la realidad y la distribución de los hombres entre sus cauces. Podemos significar en un primer momento que, salvando la designación por el Iluminado de los Avanzados, el factor aleatorio reparte a los hombres entre los Cauces. Ahora bien, si es cierto que la Voluntad se pierde al abandonar el Núcleo, no lo es menos que la incapacidad para permanecer en la carencia de luz genera un sustituto de la misma, que reconocemos como SEGUNDA VOLUNTAD, de modo que el acto de decantación en los Núcleos Periféricos requiere de un ejercicio, acto de voluntad, que prima posiciones y resultados. De aquí es oportuno considerar que además del elemento aleatorio, es la Segunda Voluntad lo que implica la figuración de los hombres en los Cauces. En este apartado de la  configuración social en clases, serán el albur y la perseverancia los que determinen que un hombre se halle más al centro ó más al extremo de la Espiral. Esta posición determina sus derechos, sus deberes y su valor histórico, porque lo que está realmente aconteciendo es una desigualdad sustentada por la concepción nacionalista o de supervivencia, es decir, una apreciación social o bien un entendimiento íntimo de no morir. Ya dijimos, en su momento, como la muerte se presenta como un arranque de un lugar a otro; concepción que permite sustentar el mito del Iluminado, abordar como ciertas las historias de los héroes y admitir, sin más, como verdad la existencia de la Imagen Divina. El resultado es una evidencia: existen los Avanzados y el Pueblo, de modo que los primeros conocen el arcano, mientras que los segundos contemplan el milagro como una materialización en las leyes que se emiten y han de ser cumplidas.      

     Vemos, pues, como la Imagen Divina es ya una realidad social y el Hombre Iluminado es el faro tras el cual está lo que el Hombre busca. El Hombre, pues, en el Primer Hato se enfrenta a la realidad de la Espiral, sobre la cual una infinita sucesión de Cauces origina disposiciones y resultados. Lo que tiene lugar con el inicio de la Primera Era es la explosión primigenia del Estado, que une al Reino de la Fe dos nuevo pilares de sujeción, como son la Fuerza y el Derecho. 

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