martes, 7 de julio de 2020

05895-79.VIAJERO MADURO: 02.Jaén: 02.Sierra de Cazorla y del Segura. El valle de Arroyo Frío y la ciudad de Úbeda

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05893 (07.07.2020 - 01.Jaén: 01.Sierra de Cazorla y del Segura
                                       El valle de Arroyo Frío y la ciudad de Úbeda

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V: VISITAS DE UN DÍA Y MEDIO

     Al Viajero Maduro la visita le ha sabido a poco.

     El VIERNES entra el Viajero Maduro en la sierra por el norte, carretera A-319, parando en el Mirador de Ródriguez de la Fuente, desde donde adquiere una primera perspectiva del Embalse del Tranco; sus obras se iniciaron con el dictador Primo de Rivera en 1929 y se terminaron con el dictador Franco en 1946. Aquí el Guadalquivir, a su salida por la presa, cambia de orientación sur/norte a norte/sur.

     El Viajero Maduro se detiene en un área de descanso que se ubica a pie del río Guadalquivir en el centro urbano de Coto Ríos; aquí se alimenta y descansa durante unos breves minutos mientras observa el transcurrir de las aguas, los peces inmersos en ellas y a los bañistas que alivian los calores de este mes de julio.

     De aquí continua al Centro de Fauna Silvestre del Collado del Almendral; el tren turístico se introduce en el parque para recorrer unos cinco kilómetros, y apenas traspasa la puerta, el maquinista esparce comida por el suelo, acudiendo a la misma ciervos y cabras entre otros, repitiendo tal operación en dos ocasiones más, hasta llegar a su destino cercano al Mirador del Castillo de Bujaraiza, desde donde el Tranco presenta otra cara. Hay una ruta a pie hasta el Centro de Aves Rapaces, y desde aquí bien se regresa al Centro o bien se sube al Mirador de Las Animas, en el primer caso son unos 800 metros, en el segundo son 2.000 metros; el Viajero Maduro opta por el sendero corto. Cabe destacar las esculturas en troncos de árboles labradas por José Llorente, esculturas que representan a los diferentes animales que habitan en el parque, siendo el único instrumento de trabajo una motosierra.

    Con lo anterior, cae la noche, la llegada al antiguo Convento de Monjas y la cena; luego reposa en la arboleda, junto a una mesa circular de piedra que parece la piedra de un antiguo molino, donde se alimenta con un licor espirituoso y una pipa.

     El SÁBADO, bien temprano, inicia el Viajero Maduro su tránsito por la Senda del Río Borosa; se trata de un trayecto de casi 10 kilómetros hasta el nacimiento del río y el Embalse de Valdeazores. El  Viajero Maduro cubre los dos primeros kilómetros y se detiene; el dolor articular se ha despertado. La senda trascurre al margen del río entre bosques impenetrables y un caudal abundante de agua limpia que cae entre lenta y vertiginosa, sorteando piedras y suelos rocosos, emitiendo una dulce y perpetua música, hasta que, de pronto, hordas humanas caminan sin mirar a sitio alguno por la senda, como si en el caminar se les fuese la vida.

     Se acerca a Arroyo Frío y pasea hasta la Fuente de La Caída, y decide regresar al antiguo Convento de Monjas, toma un baño en la piscina, come y descansa, e inicia su camino a Cazorla por la A-319; pasa por Arroyo Frío, cruza el Guadalquivir por zona de bañistas, y asciende por la tortuosa A-319 hasta el alto de la Viruela, cruzando por el Puerto de Las Palomas, sobre 1.200 metros, a la solana de Buranchel, para seguir a La Iruela, que yergue alto castillo, y llegar a Cazorla.

    Al Señorío de Cazorla entra el Viajero Maduro por la calle de La Luz, bajo el castillo, y alcanza la Plaza Vieja o de Santa María, de hondo ambiente gitano; visita las Ruinas de la Iglesia de Santa María de Gracia, renacentista, del siglo XVI, nunca terminada y, de seguido se pasea por la Bóveda que hay bajo la misma, por donde corre el río Cerezuelo. Desde la Plaza Vieja llega a la Plaza de la Corredera, sigue hacia la Plaza de la Constitución y descubre la existencia del centro de Cazorla, un espacio bullicio, de notables edificios hasta que se refugia en una casa de comidas, donde cena.

    El DOMINGO toma camino de Úbeda el Viajero Maduro; la ciudad renacentista contiene nobleza en sus edificios y en su configuración urbana, conservando parte de su amurallado, en ocasiones sustituido por casas. De nuevo el tren turístico permite un primer acercamiento al entramado y da una idea general del tamaño de la población histórica. El origen de la ciudad es el Cerro de Ibiut, junto al cual El Viajero maduro ha dejado su coche, donde nada queda del alcázar que allí hubo, salvo varias actuales  calles, a partir de las cuales se extiende la población renacentista. Es ciudad real, Enrique III de Castilla, por la corona, que esta circundada por doce leones o caballeros ubetenses que participaron en el sitio de Algeciras entre los años 1342 y 1344

    El centro histórico de Úbeda es la Plaza de Vázquez de Molina, de los edificios allí habilitados, accede el Viajero Maduro, previo pago, al templo de Santa María de los Reales Alcázares; la fachada principal es parte de las antiguas murallas, conserva a la derecha la puerta de entrada al patio de la antigua mezquita, y en el centro la puerta principal del templo cristiano, que da al mismo patio o claustro, que resulta enrevesado y extraño, desde donde se accede al interior del templo por los pies del mismo. El Viajero Maduro entra por una puerta situada junto a la cabecera del edificio y lo primero que observa es una mezcla con alta entropía de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neogótico, mezclados y retorcidos unos sobre otros como resultado de una batalla campal. No es bello ni es agradable, y al Viajero Maduro le causa indiferencia el conjunto.

     Como el tiempo apremia y se puede visitar, por horarios, la Sinagoga del Agua, acude por las calles Juan Montilla y Real el Viajero Maduro al lugar judío sefardita. Contiene cinco espacios principales comunicados mediante escaleras; un patio de acceso, la sala principal con tres naves comunicadas por arcos apuntados y una galeria superior para mujeres y niños, una bodega y hogar, y finalmente la zona del baño purificador; nos cuenta la guía que es la única sinagoga conocida que contiene bañera, de ahí el nombre de Sinagoga del Agua. No consta documentación alguna y casi la totalidad de los elementos decorativos y compositivos son actuales.

     Finalmente procede el comer y regresar a Alicante.

VI: DE LA POBLACIÓN

     Sin duda alguna los HABITANTES de estas tierras son magníficos, trabajadores, educados y sencillos. No ha encontrado El Viajero Maduro ninguna mala cara en estas personas que son conscientes de sí mismos y del servicio que proporcionan a sus clientes. Siempre atentos y serviciales, pero no sumisos. Sus actividades, en explicaciones y argumentos, son excepcionales, el amor a su tierra es rotundo, no actúan con soberbia ni con prepotencia,

2 comentarios:

  1. Después del viaje, es un placer recordarlo a través de este resumen en el que tanto sentimiento y claridad has puesto.Me encanta

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