martes, 30 de noviembre de 2010

00366-24.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: 01.El Alma y sus clases

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La virtud es suficiente para alcanzar la felicidad; en esto consiste el objetivo del Saber: Ser feliz concluye en el valor que caracteriza al Hombre ante él mismo, sin ropajes, sin poder, sin lujos, sin salud. Una vez la felicidad ha sido tomada e incorporada a la vida diaria, no existe la preocupación ya que nada se ha de perder al nada poseer; ni el sufrimiento, ni el dolor, ni la muerte ni tan siquiera el resto de los seres humanos es motivo de alteración del ánimo ni base para la desesperación ni la duda. Se trata de vivir una existencia feliz, sin más, aspirando al valor de actuar libremente, lejos del mundo de las palabras, de la inútil ciencia. Porque al HOMBRE FELIZ solo le resta acomodarse a las Leyes de la Naturaleza, y desechar las Leyes de los Hombres, lejos de las ataduras y lazos afectivos, entreverados con la sociedad humana pero frente a ella, despreciando las conveniencias sociales y toda especulación. Pero la Felicidad ha de ser algo más que soportar , sin más, el Dolor. El Hombre no puede vivir con la Idea de que todo es innecesario y sobrante, ya que el mismo proceso de desecharlo todo conduce inevitablemente a los recursos más absurdos por sí. El Saber no radica en negar el Saber una vez se detenta y se aplica sin un objetivo de desarrollo del Alma, porque la FORMA HUMANA tiene un alma vegetal, un alma animal y un alma racional, hallándose en el buen uso de este conjunto de almas la Felicidad humana. La nueva Idea trae consigo un ALMA plenamente integrada en el Hombre, que se deshace en áreas y se agrupa en una unidad. Aquí ya no importa como penetra el Alma en el Cuerpo, ni interesa su ubicación extracórporea. Lo que es objeto del Saber es su significación como principio de vida, con una determinación dinámica y una fuerza propia. El Alma Vegetal lo es como desarrollo orgánico, y por ella el Hombre ve, oye, olfatea, gusta y toca la fuerza misma de la vida desde una posición primaria, conforme el Sentido Común y dando lugar a la imaginación y a la memoria. El Alma Animal es sensitiva y recoge las percepciones propias de las sensaciones, desarrollando en el Hombre las excitaciones o movimientos naturales que lo conducen hacía la afirmación de sí y hacía el deseo. Estas dos almas fijan el carácter material del que está formado el Hombre como un componente de la Naturaleza, pero el Hombre, en el proceso de las Ideas, quiere algo más para sí y que lo imponga y permita dominar sin competencia; este es el Alma Racional, la cual es la propiamente humana, espiritual y superior, dotada con inteligencia, con razón, con voluntad.

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