sábado, 21 de mayo de 2011

00569-04.LOS LIBROS: 01.Vicente Aleixandre: La destrucción o el amor

Documento anterior 00548
Documento posterior 00597

LA DESTRUCCION O EL AMOR se escribe entre 1932 y 1933 en el campo, donde vive el poeta como consecuencia de una enfermedad. Por esta obra el autor recibirá el Premio Nacional de Literatura
Son cincuenta y cuatro poemas agrupados en seis partes.

PRIMERA: son nueve poemas que enfrentan al poeta con la "naturaleza", donde no se sabe si es amor u odio lo que hace posible la lucha en el medio natural. Hay una compensión evidente de la relación del "hombre" con la "naturaleza", el rumor del bosque siempre virgen con los constantes maridajes que el "cuerpo" sostiene con la tierra, cuán amorosa forma la del suelo, mientras las notas de una melodía, nota tibia, modelan el cuerpo semejandolo a un instrumento músical, Sin embargo, la "naturaleza" castiga, desencadena su furia, palpita y se enamora, mientras conduce a la vida camino de la muerte, sentir un cristal en la boca, el mismo que todo lo impide, ese cristal que hace que nada se oiga; todo pasa. Hay que morir, porque en la vivida corteza que es la vida no haya el hombre su descanso.

SEGUNDA: son once poemas donde pareciera que el "autor" es un pájaro que escribe sin memoria, anida en el pecho de donde escapa, porque teme ser ahogado besándote despacio ya duerme entre dos labios. El pájaro es como una luna, solo, quizás es una sombra que no desciende al paso; es un pájaro que detendrá su bola de pluma. Así, en PAISAJE encontramos la visión de un pájaro dentro de una descripción del amanecer que evoca una AURORA INSUMISA en un marco geográfico donde el "mar" predomina, Cinco de estos poemas se llenan de "mar" entre aguas, vientos, cuerpos, besos y labios.

TERCERA: en estos diez poema no hay humano que muera, muere el "cuerpo" cuando ve venir la "luz" sin saber quién la envía, celeste luz temblorosa, Muere también la "hoja del otoño", gota amarilla, entre pájaros encendidos que son anuncio de la noche. Y muere el mismo "autor" en medio de la soledad destructora de un pájaro carnívoro; pájaro que picotea pedacitos de sangre. En esta sucesión de elegías, en su mayor parte referidas a "cosas" bajo la mirada del pájaro, surgen los labios, el pecho, la tierra,el agua, el corazón y una sierpe sin veneno dentro de una LENTA HUMEDAD. Queda CANCIÓN A UNA MUCHACHA MUERTA, un ser hermoso que bajo el suelo duerme, como elemento distorsionador de los lamentos de muerte, ya que en el mismo se describe sobre tu pelo suelto, un débil volumen de un pecho triste, esa cintura, un corazón que espera bajo la tierra a los imposibles pájaros que son fuente y chorro fresco.

CUARTA: la noche solo es un traje muestra SOBRE LA MISMA TIERRA esos momentos de hallarse echado sobre la naturaleza. Aquí está la DICHA que es muerte cotidiana entre apretadas raíces, sangre fresca y pie herido, amorosa presencia de un día que se existe bajo el palidecer de la Luna que puede cerrar, besando, unos párpados dulces fatigados de vida; esto parece la "muerte". El "autor" siente el FRÍO, la noche y el día no son lo negro o lo blanco... sino el polvo que llueve sobre la tierra mísera. Sangre y sombra, labios morados en la muerte putrefacta.

QUINTA: la "muerte" así como el "yo" del autor son la base de estos diez poemas. El destino, la música, el caballo, querer vivir y querer pisar, morir de día en la dichosa claridad de la aurora, esto es el "autor", y por consiguiente renuncias. La "muerte" es una contracción de una pupila vidriada, silencio entre polvo, es "dicha"

SEXTA: estos diez últimos poemas son como un "testamento", un exigirle a la muerte como la muerte ha de comportarse con el autor. Es una llamada desafiante, la violencia de perecer el "autor" o de que perezcan otros surge en LAS ÁGUILAS, amar los corazones, amarlos con las garras estrujando su muerte, son las águilas libres, que parten venas, que son como abismos, ver a la tierra como sangre que gira. De nuevo el "autor" se define, nube ingrávida, brisa que escapa, HIJA DEL MAR, corazón o sonrisa, sabiendo que tras el fresco sonido extinto, el día me encuentra para morir en la muerte como arrastrado a una desembocadura en la que a nadie se conoce, donde solo está la fría sonrisa, la que se hace solo con los dientes. He aquí el crepitar de las luces, el amor como lo que rueda. Queda esa pesada puerta que jamás girará, esa barca joven, el amor como leche que fluye, y la MUERTE, eterno nombre sin fecha, cantil, sombra del mar poderoso, quiero morir frente a ti. Más llega el momento decisivo, quiero el color rosa, la vida, besar el marfil de la mudez antes de que venga la asfixia cuando el cuerpo se crispa sumido bajo los labios negros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario