lunes, 16 de mayo de 2011

00560-24.TODAS LAS LEYES MIENTEN: 01.Tratado de Schengen

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El TRATADO DE SCHENGEN nace en 1985 impulsado por FRANCIA y ALEMANIA, a la par que secundado por Holanda, Bélgica y Luxemburgo, con el OBJETIVO de formar una zona de libre circulación de personas. Nos encontramos ante un acuerdo entre cinco países, todos ellos socios fundadores de la Unión Europea, con fronteras comunes e historia, así como cultura y raza, común, con unos niveles de riqueza equivalentes. Progresivamente, estos factores unificativos se expanden y diluyen cuando de forma progresiva se adhieren a este área de libre circulación de personas otras zonas diferenciadas en los factores expuestos más arriba, de modo que la libre circulación se convierte en la "permisible circulación".

Los INSTRUMENTOS que se ponen en marcha en esta materia de "libre circulación de personas" son el fin de los controles fronterizos internos, la unificación de los controles exteriores, así como la cooperación y coordinación de policías y jueces, con el fin de la seguridad interior y de la lucha contra los delincuentes. Se establece la excepcionalidad de SUSPENDER EL TRATADO por motivos de seguridad.

Ahora bien, cuando el Tratado se pone en marcha en 1985, las fronteras interiores, por lo dicho en párrafos anteriores, son seguras, mientras que las exteriores de los países miembros son relativamente seguras por las ciertas afinidades culturales e históricas que existen. El Tratado, así considerado, funciona bien para los signatarios de 1985.

Sin embargo, el Tratado deja de ser efectivo cuando sobrepasa el área original. La diversidad cultural y étnica, así como procesos históricos diferenciados, junto con desniveles de riqueza acusados, hacen del área de libre circulación de personas una disfuncionalidad social real.

Sin embargo, lo que hace peligrar el Tratado son las FRONTERAS EXTERIORES. Así, la MENTIRA de SCHENGEN radica en la desigualdad fronteriza. Basta un ejemplo, LUXEMBURGO y ESPAÑA, para entenderlo; Luxemburgo mantenía un gasto fronterizo con Francia, Bélgica y Alemania, tres pasos, al menos, con sus empleados, administración e infraestructuras. Al imponerse Schenger tal gasto desaparece, transformandose en un ahorro para Luxemburgo, mientras que España, si bien iguala a Luxemburgo al suprimir los pasos de Francia y Portugal, tiene que mantener la estructura fronteriza que corresponde a toda la línea marítima del Mediterráneo y del Atlántico, de modo que España continua soportando un gasto aduanero que Luxemburgo ya no soporta. Además, ese gasto de España, como es el caso de Italia, supone esfuerzos extraordinarios en asuntos de inmigración ilegales, trafico de drogas y ayudas a desplazados.

A la vista de todo lo anterior, el Tratado de Schengen miente cuando no preve que la supresión de las fronteras interiores DEBE DE TRAER CONSIGO que LAS FRONTERAS EXTERIORES tengan que SER ASUMIDAS por la Unión Europea, mediante la creación de una FUERZA FRONTERIZA EXTERIOR EUROPEA,

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