domingo, 1 de mayo de 2011

00548-03.LOS LIBROS: 01.Blas de Otero: Poesía con nombres

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Después de la profunda etapa religiosa que cubre la mitad de su vida, con la consiguiente actitud nihilista, y tras rechazar el existencialismo, llega la época de la pretensión de querer escribir para la inmensa mayoría, que supone un fracaso.

POESÍA CON NOMBRES es un libro publicado en 1977 y que contiene textos desde 1950 a 1976, estructuras en cinco partes y que responden a los títulos de "Esto no es un libro", "Que trata de España", "Mientras", Expresión y reunión" y "Escrito para", con un total de 85 poemas. Corresponde, pues, a un periodo donde la fe en la sociedad humana y los rasgos de violencia en lucha con España, se muestran a través de los "nombres" de personas conocidas entrelazadas con el autor, cuyo objetivo es mostrar la presencia humana como esencia de la poesía, al modo como un cuadro plástico contiene diversas figuras humanas.

ESTO NO ES UN LIBRO recoge 49 textos que se inician con el hombre y su "ser" entremezclados con una España ahogada y un Dios asesinado. Varias ciudades aparecen, otros tantos nombres de personajes, y el de Blas de Otero casi siempre. "Me llamaran, nos llamaran a todos" es el exponente político del inocente y bueno frente al culpable y malo, ese que vendrá con la amenaza de que nadie ha de salvarse de entre aquellos cuyo nombre esté escrito. Ecce Homo es de lo mejor, produce lo más hondo del poeta, es una oración a Dios, donde "si es que vivo porque muero" recuerda al "muriendo porque no muero" de San Juan de la Cruz, para concluir en el "he aquí que me muero" de Epítasis que quiere anunciar una catástrofe inexistente, pero que deriva en el mar tormentoso de Nietzsche.

Siguen los quince textos de QUE TRATA DE ESPAÑA, donde "España llega tarde a todas partes", como estando en sombra y envuelta en ese camino que conduce a la muerte por la calle de Unamuno, como ese toro que sucumbe en la plaza negra y triste de Miguel Hernández o la "negra" color de Fray Bartolomé junto a la carta de Alicante que solo muestra la terrible vida que nos arrastra, la ignorancia que nos aguarda. Sin embargo, para Blas de Otero la decepción es personal... "levanto mi voz en ellos, con ellos. Aunque no me lean", lo que viene a significar que ya pasaron los tiempos de estar con "ellos", porque "ellos" no responden "leyendo". Pero aunque "ellos", esos que el poeta considera los suyos, no compren sus libros, no lean sus incomprensibles textos, Blas de Otero sigue, y cursa en un nuevo camino.

MIENTRAS, en sus nueve textos, yace en un nuevo camino, la compostura se pierde, se va de un sitio a otro sin hallar, sin buscar, como dando traspiés, sin puntos ni comas, en el aire, yendo y viniendo entre almacenes y coches; ahora "sin ellos". Blas de Otero mira a Blas de Otero, de modo que en las líneas inconexas surge un "niño", aquella "cocina", una vida interior entre Bilbao y Madrid marginada, los restos del "che", la llegada de una guerra extraña, dentro de una edad que no escarmienta, de modo que "o nos salvamos todos o que se hundan ellos"

Ha estado en Moscú, en París, en Cuba..., EXPRESIÓN Y REUNIÓN son seis trabajos de regreso. Blas de Otero está en muchos sitios al mismo tiempo, y rechaza el gasoil, rechaza a los yanquis, rechaza a la sociedad de consumo, y sueña con Bilbao desde la desolación que Madrid le produce. Está solo; a su alrededor solo está la realidad del sí mismo frente a nada. "Ellos" son nombres ciertos, grandes nombres que todos debemos conocer porque Blas de Otero los conoce, y se apoya en esos "nombres" para trazar líneas infinitas de palabras agarradas a la fuerza, sin ritmo ni fuerza.

De ahí que la terminación sea un delirio interno, donde los diez trabajos de ESCRITO PARA solo sirvan para justificar aquello de un hombre solo es dos momentos, aquel que huye de su casa y aquel que a su casa regresa, de modo, y aún tiene tiempo, de regresar a Bilbao desde Cadiz, en un transito donde el tiempo se reduce a un domingo "y por eso" el texto queda desvinculado de la intención misma de sus contenidos.

Si la pretensión de BLAS DE OTERO es exponencial lo humano-político pintando la verdad con letras inconexas, lo consigue, pero fracasa desde el momento que pide ayuda a DIEGO VELÁZQUEZ, ya que quién no puede por sí mismo, dificilmente puede con la genialidad de otro.

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