viernes, 11 de enero de 2013

01297-31.CINE: Una pistola en cada mano

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        Es una película española de 1,35 horas, comedia, del año 2012, dirigida por CESC GAY,  sobre un guión del director y de Tomàs Aragay, fotografía de Andreu Rebés, sonido de Albert Gay - Ricard Casals - Kamikaze, montaje de Frank Gutiérrez, maquillaje de Karol Tornaria, dirección artística de Sylvia Steinbrecht y música de Jordi Prats. La interpretación nos presenta a Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Eduardo Noriega, Leonardo Sbaraglia, Eduardo Fernández, Alberto San Juan, Jordi Mollà, Ernest Villegas, Leonor Watling, Candela Peña, Cayetana Guillén Cuervo y Clara Segura, .

      Cuenta la HISTORIA de un grupo de hombres que se expresan "femeninamente", donde uno de ellos está deprimido, otro vive con su madre, hay quién intenta volver con su mujer, otro hace uso de los ansioliticos, uno que liga a deshora, y dos más que sufren de una encerrona a cargo de dos mujeres. Pretende ser una radiografía de la vida amorosa de los hombres de hoy día, así como responder a la pregunta ¿de qué hablan los hombres cuando no estamos nosotras?, de modo que no consigue ni lo uno ni lo otro, y termina presentándose como un mero pastiche en su sentido recopilatorio que puede satisfacer la curiosidad femenina ante lo masculino amanerado pero que, en ningún caso, representa al hombre de hoy día.

    Lo más destacado es el elemento FEMINISTA, representando en las referencias a John Wayne en cuanto al titulo de la película, así como en la ocurrente frase "los hombres pensáis con lo de ahí abajo", que, sin duda, puede ser respondida con una ocurrencia de Cómodo Centón... al menos los hombres piensan con lo de ahí abajo, pero... ¿piensan las mujeres?, de modo que como quiera que las mujeres sienten o expresan sentimientos, se entiende que tengan amigas.

   El MONTAJE es simplón, la DIRECCIÓN ARTÍSTICA resulta innecesaria, el MAQUILLAJE ni fu ni fa, y la MÚSICA pobre, muy pobre, mientras que el SONIDO carece de ambiente y en ocasiones sabe a trompicones. Se salva apenas la FOTOGRAFÍA, aunque sin mérito especial. El GUIÓN carece de columna vertebral, es insustancial, como dividido en capítulos, acotado a cada situación, mientras trata de revelarse en un entramado de "conversaciones a dos" y sin contenido significativo.

   Por su parte la DIRECCIÓN es muy lineal, acartonada, y subsiste dejando libres a los actores. Se mueve dentro de espacios muy definidos con secuencias muy planas, acaso porque las diversas historias de esos diversos hombres responden en el fondo a un solo hombre con una sola historia. La CÁMARA, en conjunto, es decepcionante, presenta PLANOS fijos, generalmente sin movimiento, no busca, no describe, no crea atmósfera, está muy alejada de los personajes dentro de un RITMO lento, con escenas largas que pretenden ser sentimentales, en ocasiones pretende captar la tristeza, tal vez la indiferencia, dentro de ESPACIOS idénticos y sin relaciones de contenido; destacan unos planos y contraplanos desde las espaldas de los personajes, a los que se añaden planos de tres cuartos y de media figura siempre en angulación horizontal, lo que termina causando en el espectador cierto cansancio por su repetición. Se detecta tan solo un plano picado y otro medio plano.

     Los ACTORES MASCULINOS, en su mayoría excelentes actores, se incrustan dentro de PERSONAJES que responden a un solo protagonista que ha sido seccionado en varios y que responden a la monotonía misma de la película. En cuanto a los ACTORES FEMENINOS, y sin exagerar, abren un poco más el abanico en sus interpretaciones, pero no logran destacar al estar ampliamente sometidos a la parte masculina, de modo que actúan como elementos subordinados y, en todo caso, innecesarios, de modo que la película se hubiese entendido perfectamente sin la presencia de actrices en la misma.

     Más que una cinta cinematográfica, UNA PISTOLA EN CADA MANO parece una obra de teatro.

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