02592-51.EL VIAJERO MADURO: 02.Riópar Viejo (Albacete)

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02583 (10.11.2015 - 01.Riópar: Nacimiento Río Mundo - Albacete)

02586 (13.11.2015 - 01.Letur - Albacete)

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02597 (19.11.2015 - 02.Faro de Albir - Alicante)

     RIÓPAR es un ciudad de la Provincia de Albacete en España, resultado de la huida económica que los habitantes de Riópar Viejo realizaron hacia 1773 como consecuencia de la inauguración de Las Reales Fábricas de Bronce de San Juan de Alcaraz durante el reinado de Carlos III de España. Una mina de calamita o de cinc, los bosques de la zona y sus aguas puso en marcha la citada fabricación de latón, la cual fue cerrada en 1996, rehabilitada como Museo de Arqueología Industrial y, actualmente, en franca decadencia como museo a la vista de lo visto por Cómodo Centón en su visita a la Real Fábrica, en la cual el polvo, la tierra y el triste abandono por falta de mantenimiento dominan el lugar y ofrecen al visitante una clara muestra del esplendor que debió ser su inauguración y la lamentable situación de su posterior mantenimiento. 

    Si dejamos de lado la lamentable situación de las Reales Fábricas y el Nacimiento del Río Mundo, a Riópar nada le queda, salvo Riópar Viejo. 

    RIÓPAR VIEJO es, junto al Nacimiento del Río Mundo, la joya de Riópar. Se accede, pasado el Km.195, desde la carretera CM-412 entre Riópar y Alcaraz, donde se toma, a la derecha, la carretera AB-415 y una vez recorridos unos 700 metros nos encontramos con un cruce a la derecha que, por un camino de asfalto ligero, nos lleva desde los 1030 metros a los 1169 metros sobre Alicante en una longitud de 1,0Km de recorrido en coche.

    La colina a la que ha accedido el Viajero Maduro es un promontorio situado entre el Río De La Vega al oeste y sur, y el Arroyo de El Rigüelo al este, quedando al norte el Civanto de Las Eras, extendida su parte superior en un área de 350 metros de largo por unos 150 de ancho, dividido en dos secciones, una inferior ocupada por el pueblo y otra superior donde encontramos las ruinas del antiguo castillo moro.

   RIÓPAR VIEJO es un conjunto de casas, actualmente rehabilitadas y convertidas en casas rurales, desde donde se puede contemplar un paisaje plácido y silencioso, centro de un valle pequeño pero espacioso donde los campos de cultivos ganan al arbolado, quedando este situado en las montañas que circundan la zona como son la Sierra de Alcaraz, la Sierra del Agua y El Padroncillo.

   El área habitable es la inferior y ocupa una extensión el doble que la superior, presentándose como una suave sinclinal desde el cementerio hasta la entrada al área, desde donde remonta a una anticlinal hacía el MIRADOR que está orientado al este. Una especie de PLAZA conforma una parte importante de la zona, y su remonte implica la observancia de unas treinta casas, agrupadas en torno a pequeñas calles, todas las cuales suelen presentar una mayor altura de fachada en su parte oriental. Son edificaciones de piedra, ventanas de madera y sin balconadas, de un color ocre. En la parte superior se encuentra el TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO, un gótico rural del siglo XV y con una torre en el exterior, de unos veinte metros de largo por diez de ancho, con entrada lateral. De su interior nada puede decir el Viajero Maduro ya que, como es de ordinario, la fábrica se encuentra cerrada. Frente a este edificio y en pendiente encontramos el CEMENTERIO al que se accede por unos escalones en forma semicircular, y en cuyo interior se estructura los nichos pegados a las paredes y en menor cantidad tumbas sueltas en el zona central. 

    Hacia la derecha una senda conduce a la FUENTE donde se repite los escalones en forma semicircular pero en bajada hasta tres albercas en cascada que se le alimentan del chorro que mana en la parte superior; es un lugar pequeño, recogido, coqueto, que termina en frondosa arboleda, donde la humedad es la dueña del entorno y en el cual el sol tiene poco recorrido. Vale la pena sentarse, dejarse influir por la corta, estrecha y leve panorámica; huele bien y se hace necesario permanecer en silencio, y bien pudiera ser, piensa el Viajero Maduro, como si el lugar fuese la entrada secreta a un mundo de ninfas, musas, enanos, dioses, vírgenes y sátiros. 

  Sale, hacia el norte, un camino que entra entre rocas y por una puerta natural en la piedra nos lleva a los pies de unas paredes verticales para transformase en senda, la cual se sitúa en la curva de nivel 1.140 y que rodea la montaña, al modo de un camino de ronda, hasta derivar en la misma puerta de entrada al Castillo, pero si no queremos rodear el recinto, podemos volver a la "fuente" y desde este lugar tomar la senda de subida a la fortaleza, que es pedregosa y con escalones en piedra, teniendo a nuestra derecha un muro con los restos de dos torres y a nuestra izquierda el pueblo de Riópar Viejo. 

    La entrada al recinto se encuentra en la monoclinal entre la parte baja o pueblo y la parte superior que forma una meseta, y la fortaleza en sí misma ocupa tal parte del plegamiento. El CASTILLO presenta una ruina casi total, de estructura alargada de, tal vez, cien metros por unos quince de ancho, siendo lo más destacable del mismo la presencia de diversos enterramientos, algunos de los cuales se fechan a principios del siglo veinte. El suelo es rocoso, parte del mismo cubierto por algo de vegetación y algunos pinos que han prosperado, los cuales proporcionan cierta sombra a las sepulturas más alejadas. La senda interior cruza en diagonal el recinto para salir del mismo por otra torre, ésta situada al norte, y ascender a la plataforma superior. 

    LA PLATAFORMA SUPERIOR es un llano de cien metros por cincuenta y tiene su cota en 1.169 metros sobre Alicante; corre el aire acompañado de un profundo silencio, donde destaca un conjunto de cinco bloques de enterramientos adornados por flores. Piensa el Viajero Maduro es un lugar ideal para establecer una casa... rodeado de un mar de bosques y montañas que se elevan hasta más allá de los 1.700 metros. Hay una sensación de paz recogedora, donde el tiempo queda detenido en un espacio tan pequeño como inmenso, y donde los sentidos desaparecen tras la desaparición de los pensamientos.