viernes, 13 de noviembre de 2015

02586-50.EL VIAJERO MADURO: 01.Letur (Albacete)

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02583 (10.11.2015 - 01.Riópar: Nacimiento Río Mundo - Albacete)

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02592 (16.11.2015 - 02.Riópar Viejo - Albacete)


     LETUR es una pequeña población de unos 1.000 habitantes y 50.000 metros cuadrados, que se ubica en un cerro y a unos 730 metros de altura sobre el Ayuntamiento de Alicante. Tres barrios, Las Eras, San Antón y La Era del Rosal le rinden pleitesía como antecedentes del esplendor escondido en un cerro de belleza. Pasado el Km.14 de la CM-3217 entramos en el Barrio de la Era del Rosal, teniendo como acompañante al Arroyo de Letur a nuestra izquierda, y por El Paseo de la Guardia Civil pronto accedemos a un cruce, del que tomamos la derecha para, en cuesta hacia abajo y siguiendo La Cuesta de Las Moreras, acceder a La Plaza de Moreras, donde nos encontraremos, de frontal, con el Casco Antiguo que mide 300 metros de oeste a este y sobre 200 metros de norte a sur.

    Nada hay aquí que se muestre bonito, nada hay que presagie lo que se esconde tras las casas que tiene el Viajero ante sí, pero sí la mirada cobra vida cuando al fondo se observa un arco que, sin duda, ha de llevar allí casi toda la vida; es un viaducto del siglo XII, al que llaman ARCO DE LAS MORERAS, que alimentaba de agua a la ciudad, construido sobre piedra, horadada hoy en día, y en cuya cúspide podemos ver como las almenas de una muralla y prendidas en los merlones unas banderas que parecen darnos la bienvenida. Aquí, si es posible, dejaremos el coche. Sube junto al viaducto una BALSA dentro como de un cuévano, más ancho que alto, sobre la piedra incrustado, donde una Virgen Milagrosa preside la estancia; es preciso pararse, dejar que la mente cuaje en este pequeño rincón lo que poco a poco Letur nos irá enseñando.

   Subimos calle arriba hasta que, apenas a unos metros, a la izquierda se abre ante nosotros un pequeño jardín como de Los Canales que posee una alberca rectangular, alimentada por unos finos chorros de agua que parten de un parterre que rodea el lago, mientras que entre losas de piedra separadas por pequeñas canelillas vemos el brotar del verde de la naturaleza. Al fondo cuatro escalones con conducen al alto del viaducto como si de la puerta de Letur se tratase. Huele a humedad el sitio, líquenes y musgos se pegan a las viejas piedras, dominando el verde color todo el espacio en el que el Viajero Maduro se encuentra. Hay una puerta de sillares su arco formado, LOS CANALES, un túnel que la sigue, y en su acabado hay una balsa natural que se llena del agua precipitada por una pequeña cascada, líquido que se sosiega en la poza y luego se derrama. Estamos ante el Arroyo de Letur entre maravillados y sosegados, es fresco el ambiente y se nota, bajo los pies, el embriagador tono impregnado de agua que al Viajero Maduro envuelve. Aquí permanecemos, respirando, un rato, mientras casi puede el Viajero Maduro tocar el mar de vapor de agua que está formado.

    Volvemos sobre nuestros pasos, saludamos a La Milagrosa y por la calle Aurora alcanzamos la PUERTA DE LA PLAZA que clava sus pilares sobre una de las fachadas del AYUNTAMIENTO, dicen que renacentista y del siglo XVI, el cual presenta una fachada de piedra a la vista en su planta inferior, con dos enormes arcos de acceso y de medio punto, y en su primera planta, enyesada la frontal, un balcón corrido al que se accede por dos huecos y entre ellos las banderas ondeando. A nuestra espalda, de ahí que se gire el Viajero Maduro, la IGLESIA DE LA ASUNCIÓN nos está llamando; es del siglo XVI, de piedra colorada, con un contrafuerte esquinado que nos recuerda al románico pero que responde a una portada renacentista cuya puerta se estructura como un arco de bara con dos frisos lisos y sin inscripción alguna, situándose encima una ventana. A la derecha vemos una torre cuadrada de cuatro cuerpos, con un respiradero en el segundo, las campanas en el tercero y un reloj en el cuarto cuerpo. Dentro descubrimos un gótico donde la piedra es la dueña del entorno, con unas crucerías plenas de nervios, cuyos medallones contienen diversos dibujos, lo que proporciona al Viajero Maduro una visión general de gran belleza y delicadeza. La nave es única, dispone de tres capillas laterales y a los pies, elevado, un coro. El ábside es semicircular, porta en su centro una cruz con su cristo, una ventana a cada lado. La decoración es sobria, silenciosa; se hace necesario admirar toda la fábrica interior, no conteniendo púlpito alguno. 

    Al salir del templo vemos en toda su extensión la PLAZA MAYOR, significativamente grande en comparación con el tamaño del Casco Antiguo. Tomamos la CALLE DEL ALBAYACIN, la más alta de Letur, estrecha y tortuosa, sin salida, de cuando la morería habitaba en Letur. Se estructura en casas que se forman en torno a distribuidores que contienen sus entradas; destacan los dinteles de sillería sobre las puertas, los maceteros y el silencio.  

   De vuelta a la Plaza Mayor toma el Viajero Maduro la CALLE DE LAS ANIMAS, más bien un callejón que separa a la iglesia de las casas, por donde solo al aire encontramos, tortuoso camino de suelos y paredes, de interesantes puntos visuales que fluye a la CUESTA DE LOS LIRIOS, por donde bajamos hasta los 720 metros de altura en apenas unos metros de tránsito. Seguimos por la CALLE LA ALEMANA, más ancha por quedar a extramuros, rocosa en su lado izquierdo y encima las casas del albayacin, hasta que llegamos al MIRADOR DE LA MOLATICA, desde donde podemos contemplar un valle de bancales, cien metros abajo, que arrancando del nivel 600 se va elevando hasta las estribaciones del REGALI, al norte, cuya cumbre se sitúa en torno a los 870 metros sobre Alicante. Al oeste con LOS RINCONES, al sur con el CALAR DE LA PEÑA DEL ÁGUILA, y al oeste con con la salida natural de LA ABEJUELA. El Viajero Maduro puede contemplar las paredes del risco donde se asienta, el entramado tortuoso entre peñas y árboles del Arroyo de Letur, el verde contrastado con el suelo blanco agrario y el trazado alocado de caminos carreteros. 

   Hay algo meritorio en Letur que no hemos mencionado; en Letur nadie se pierde, pues caminar por Letur es como un sendero nombrado por inscripciones y flechas que llevan a los lugares; se agradece, se puede pasear por Letur sin mapa alguno y no perderse, sin preguntar dónde se ubica determinado destino. Primero por la CALLE EL PILAR y después por LA LLANA llegamos a la ERMITA DEL ALTO que es de 1625, de portada renacentista, una ventada a su lado y una empinada escalera como labrada en piedra, de la que no vemos su contenido por estar cerrada a cal y canto; y seguimos por SAÚCOS, donde el entramado viario adquiere de cierto ese espacio islámico que sabe a privado, a secreto, donde las calles no tienen salidas y destaca lo funcional, lo tosco y lo simple, de forma que la monotonía reina por donde vamos. Pronto llega el Viajero Maduro a la PUERTA DEL SOL, al sur orientada, con doble arco y un túnel entre ambos, para por las calles de SANTIAGO y MAYOR recala en la Plaza Mayor. 

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