viernes, 4 de marzo de 2016

02778-63.CINE: La corona partida

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02737 (10.02.2016 - Renacido)

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02853 (11.04.2016 - 64.CINE: Julieta (una película corrupta)


   La CORONA PARTIDA es una película española del año 2016, drama-histórico ambientada en el siglo XVI, continuación de la serie Isabel I y antecedente de la serie Carlos I, de 115 minutos de duración, dirigida por Jordi Frades, guión de José Luis Martín, música de Federico Jusid, fotografía de Raimon Lorda,  dirección artística Marcelo Pacheco, interpretada por Rodolfo Sancho (Fernando de Aragón), Irene Escolar (Juana de Castilla), Raúl Mérida (Felipe I de España), Eusebio Poncela (Cardenal Cisneros) entre otros.

     Cuenta los acontecimientos históricos entre 1504 y 1506, periodo entre la muerte de Isabel I de Castilla y Felipe I de Castilla, pero termina con la muerte de Fernando II de Aragón, girando la narrativa en torno a Juana de Castilla. En esta exposición general, más allá de los años 1504-1506, se encuentra el fallo en el GUIÓN; sobra la historia contada por el Cardenal Cisneros (Eusebio Poncela) al infante Fernando, sobre las referencias a Fernando II de Aragón más allá del periodo entre 1540 y 1506, pues en esto pierde el guión su fuelle. Hubiese sido más razonable concluir con la muerte de Felipe I y una secuencia final del regreso de Fernando II de Aragón, lo que hubiese permitido generar otra película donde exponer las victorias de Fernando El Católico entre 1506 y 1516, el valor de esta figura histórica que queda desdibujada en la serie de televisión de Isabel de Castilla.

     A la vista de lo anterior el EJE NARRATIVO tenía que ser Juana de Castilla entre dos hombres, Felipe y Fernando, la petulancia y la soberbia. En primer lugar JUANA es una mujer a la que el poder le resulta extraño y ajeno, una incapaz política que genera, con su desinterés por su cargo heredado y su desaforado amor por el pene de su esposo, una transición histórica entre la grandeza  de sus padres y la de su hijo, una mujer que siempre encuentra el argumentario para no hacer pero que oscila entre dos poderes (Felipe y Fernando) que la acosan, y es en esto que está su penitencia en su castigo, es decir, quiere ser la reina sin serlo. En segundo lugar FELIPE es un mediocre, mezquino y maltratador, que encuentra en una esposa torpe el ancho campo para ser una figura histórica sin méritos propios. Finalmente FERNANDO o ese aragonés-catalán del que los castellanos no se fían, y aún siguen sin fiarse en el siglo XXI, pero un ser fuerte e inteligente que sacrificó una parte importante de su existencia en defender un reino, Castilla, que jamás lo reconoció como su señor.

      Sin embargo, la NARRATIVA de la película quiere ser más expansiva y en eso comete el error propiciado por el guión, al como ya ha sido dicho. Ahora bien sí EL MONTAJE resulta algo confuso, especialmente en la secuencia de la muerte de Felipe, con Cisneros en la ventana y Fernando en su reino de Aragón, donde se da a entender que Felipe es asesinado, y el cuadro de los cirujanos procediendo a la autopsia de Felipe donde nada se dice sobre la no existencia de un veneno en dicho cuerpo. En general el montaje de la película resulta precipitado, tal vez porque se cuentan más cosas de las necesarias al estar fuera del periodo 1504-1506, de modo que la DIRECCIÓN queda sometida a los dos aspectos citados, guión-narrativa y montaje, dando un aire más teatral que cinematográfico. Queda el DIALOGO sujeto al conjunto historia-guión-narración, con claras explicaciones que resultan claras sí, y solo sí, el espectador conoce, de antemano, los acontecimientos que se desarrollan; el dialogo es corto en ocasiones ya que por una parte no es debidamente suplido por los movimientos de cámara, y por otra parte la excesiva extensión del tiempo más allá de los años 1504-1506, impide un mayor recreo en las argumentaciones de los movimientos de los personajes. Valga un ejemplo cuando vemos la tortura que Felipe ejerce sobre su esposa y sobre Fuensalida, la consiguiente rabia de Fernando al tener noticia, y la definitiva firma de ambos reyes en un pacto que vulnera la voluntad de Isabel, la cual estaba vulnerando la ley de Castilla, donde todo parece lo que es no siendo lo que es; en este conjunto de escenas es difícil comprender las acciones y reacciones de unos y de otros sí se desconoce el contenido de la historia. 

    Sin duda destacar la FOTOGRAFÍA, la diversa coloración de la cinta con blancos, grises, intimistas amarillos y muy buenos cuadros fijos donde el negro destaca por encima de una variada paleta de colores. Así, el cortejo inicial sobre la nieve blanca contrastando con el negro de los figurantes, el frío helado de las tormentas y el cielo azul, pies sobre lodos y el aire dramático de los acontecimientos, vendrán a enlazarse con el oropel de un imposible imperio germánico de la mano de Maximiliano (José Coronado). Magníficas panorámicas, que son bellos cuadros donde se entremezclan exteriores con interiores, contrastan con espacios en pequeñas estancias donde parece apiñarse todo el poder de los reinos. Cada momento tiene su MÚSICA, que no cesa, pero finamente ajustada a cada secuencia, de modo que redobla el valor de los planos y contribuye al desarrollo histórico de modo preciso y significativo; destaca en este punto el RUIDO del agua penetrar en las gargantas de Felipe y su copero, así como el conjunto de la persecución de los hombres de la cruz de San Ándres sobre Fuensalida (Fernando Guillén Cuervo).

    Todo lo anterior queda envuelto en una meritoria localización de exteriores y en un buen encuadre de interiores, con una exhaustiva exposición de útiles y decorados que hace de la DIRECCIÓN ARTÍSTICA un compendio de arte. No se escatima detalle, ni se oculta lo esencial; las diversas escenas de "tronos" nos presentan sillas vacías en semioscuridad, lo que responde a la existencia de un poder que carece de dueño, a una "nada" casi existencial. En contraste la vida real queda reflejada en esa necesidad de "poseer el bien" al tiempo de esa necesidad de "deshacerse del bien", entendiendo como "bien" a Juana de Castilla. En este punto están de acuerdo Fernando de Aragón, Felipe de Castilla y el Cardenal Cisneros. Dicho de otro modo... gobernar con Juana pero sin Juana, y a Juana, tal contenido existencial de la vida, le place. Al arte se suma el MAQUILLAJE fresco y ajustado, y la PELUQUERÍA cuidada y trabajada, y en especial el VESTUARIO, que resulta portentoso, detallista, colorista y sobrio, ajustado a la época y perfectamente terminado, entre negros-blancos, y variados en tonos multicolores. 

   La CÁMARA, sin contener especiales hazañas, se personaliza en sí misma mediante. Contiene planos generales, de conjunto y de semi-conjunto en cuanto a los decorados, en cuanto a los personajes son múltiples los planos medios y de tres cuartos donde la escenografía unifica perfectamente el acontecimiento histórico, decayendo los primeros planos así como las transiciones en tiempo, lo que hace que sean flojas las relaciones de contenidos y espacios, y fije unas largas longitudes de cinta más lentas que agitadas, con angulaciones en picado y contrapicados, y donde, en general, predomina el ambiente más los personajes. 

     Hay diversas SECUENCIAS que merecen una especial atención; magnifico, con cámara fija, son los sencillos encuadres del cortejo mortuorio de Felipe con la noche de fondo, lo que permite resaltar la luz emitida por las antorchas y el humo blanco emanando de los fuegos, y el definitivo encuentro de padre e hija donde se contraponen lucidez y locura. Por otro lado es espectacular la ya mencionada persecución de los hombres de San Andrés tras Fuensalida, sobre un camino en paralelo a un río y que resuelve con un trávelin de acompañamiento abierto en plano general, monte arriba, agua abajo y cabalgada en la parte central. Y por citar una más, es interesante la secuencia, trávelin lateral hacia atrás, de la llegada de Fernando El Católico a Villafáfila, donde el plano queda dividido en dos partes por un muro de piedra de apenas un metro de altura, quedando en la mitad inferior Fernando y su séquito a caballo y con indumentaria de viaje, es decir, espadas al cinto, entrando de izquierda a derecha, mientras en la parte superior vemos, entrando de derecha a izquierda, a la soldadesca de Felipe mostrando los arneses y, en especial, unos arcos que apuntan directamente al rey de Aragón, anticipándose de tal modo lo que es un hecho posterior en la reunión de ambos reyes, primero en exteriores y luego en interiores, de forma que Felipe logra por la Concordia de Villafáfila quedarse con Castilla mientras Fernando regresa a Aragón. 

   Finalmente los ACTORES; en España hay actores. En sucesivas películas y series de televisión están esos actores, que son muchos y entre excelentes y magníficos. En lo que nos ocupa Rodolfo Sancho (Fernando de Aragón), Eusebio Poncela (Cardenal Cisneros) y José Coronado (Maximiliano) tienen poco que demostrar pues son actores, de ahí que debemos destacar a Raúl Mérida (Felipe I de España), y sobre todo a Irene Escolar (Juana de Castilla) que supera con creces a Aurora Bautista en Locura de Amor de Juan de Orduña de 1948. IRENE ESCOLAR nos presenta, de la mano de Jordi Frades, una mujer más hecha, con una convicción personal más madura pero que cae en la atracción del "pene de Felipe" por encima de la atracción de "la corona de Castilla", de forma que la mujer supera a la reina en la misma medida que la mujer se somete al hombre por encima de su destino de reina. El personaje se muestra más potente en La Corona Partida si se la compara con la serie de televisión "Isabel", gana su mirada perdida pero no ausente, y genera una onda interpretativa muy mejorada.

     LA CORONA PARTIDA es una película de obligado visionado en una sala cinematográfica.

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