miércoles, 23 de marzo de 2016

02818-41.IMPOSIBLES: La luz sale de mis ojos, y las luces de fricción

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     Son unos imposibles por su propia imposible presencia pero están juntos sin estarlo, que yo los veo a unos junto a otros y sin estar juntos los veo, y aun sin estar presente los veo, que dicen de ellos que pueden estar en dos lugares al tiempo sin estarlo en ninguno ellos. Cuando se van a otros sitios, o los veo aquí donde los veo, porque dicen que se han ido y pretenden que yo me lo creo, cuando no se han movido.

     Son redondos inestables, a veces se besa la circunferencia con tanta fuerza, que salen dos hijos mientras desaparece el padre, que dicen, sí les pregunta, ya no está en este mundo. Pero... ¿en qué mundo?, que yo no entiendo de este mundo lleno de circunferencia que se besan y paren hijos.

    Fluyen por todas partes, entre ellos yo me muevo lentamente, por los adentros de ellos fluyen,  y a la afuera de ellos siguen flotando por los adentros; flotan, pues son materia discontinua  salta se sitio en sitio sin saber de dónde vienen ni a donde van. Forman puertas por dónde pasar, sin que ellos pasen, bailan y se contornean si pasar, tiran de mi luz, la que sale de mis ojos, eliminando la oscuridad del universo, y naciendo las estrellas, cuya luz se entrelaza, desapareciendo la oscuridad del universo. Y yo soy el principio y fin de todo...
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   Y si yo soy la luz que sale de mis ojos, y soy el principio y fin de todo, puedo traspasar la puerta que abren las circunferencias cuando no se besan, y puedo llenar de luz la oscuridad de los universos escondidos tras la puerta  que forman las volubles circunferencias que son conos y cuadrados unas veces, gusanos otras, triángulos de diversas formas, y puedo llenar de luz todo cuanto se opone a la luz que sale de mis ojos.

    Al limite de la puerta, tengo que cerrar los ojos; unas luces de fricción, encendidas por la mano invisible, la que no existe y dicen algunos mueve el universo, me ofrecen, llenando mis sentidos, esa olor que es mezcla de clorato de potasio y sulfuro de antimonio, simples compuestos de materia que la enferma mente del hombre eleva a dignidad espiritual. 

     Digo, pues, que he cerrado los ojos, y lo más notable ha sido que el mundo ha desaparecido. Todo lo predecible es aleatorio, y más allá del quicio de la puerta, la misma que las volubles circunferencias han forjado, las luces de fricción gobiernan la existencia. 

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