martes, 6 de septiembre de 2016

03112-69.CINE: La espera

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     La ESPERA es una película italiana de 2015, drama de 100 minutos de duración, dirigida por Piero Messina, guión del mismo con Giacomo Bendotti, Ilaria Macchia, Andrea Paolo Massara, fotografía de Francesco Di Giacomo, música  de Alma Napolitano y Marco Mangani, montaje de Paola Freddi, e interpretada por Juliette Binoche (Anna), Lou de Laâge (Jeanne), Giorgio Colangeli (Pietro), Domenico Diele (Giorgio) y Antonio Folletto: Paolo

     La ESPERA es una película no apta para todos los públicos, y para verla es preciso que el ánimo esté templado. Cuanta la HISTORIA de cómo Jeanne (Lou de Laâge) llega a Sicilia invitada por su antiguo novio, con la esperanza de recuperarlo. Anna (Juliette Binoche), madre del novio, la recibe; Jeanne espera que llegue Giuseppe, la madre sabe que no llegará. El espectador conoce el secreto de Anna, y durante todo el film es un convidado de piedra al que solo le resta esperar al final. La NARRATIVA parece un compendio de existencialismo donde Anna y Jeanne viven por Giuseppe, y lo hacen subjetivamente, de modo que nos encontramos en el “ser en sí” que es “la cosa” como “ser para sí” al tiempo que mantiene una relación con lo que está fuera de “la cosa” o “ser para otro”, dentro de evidentes convicciones personales que nos sitúan en un mundo que es soledad y hostilidad, es decir “nada”. El GUIÓN es simple sobre papel y los DIÁLOGOS cortos y precisos, casi imposibles de arrancar de las bocas de los actores, pues el fondo de la historia subyace la irrealidad de algo que ha sucedido pero de lo que no se habla, que es la "esencia" representada por Giuseppe. En cuanto al MONTAJE es una sucesión de buenos ajustes de secuencias que solo se rompe al inicio del tramo sobre la barca en el lago, donde se desajusta con un ligero hilvanado que, no obstante, la propia secuencia hace olvidar con prontitud.

   La DIRECCIÓN toma la mencionada "esencia" como lo real mientras se sumerge en lo irreal de esas manifestaciones existencialistas, se hace con los personajes, los moldea en un ambiente que domina, recogido y concreto en las cuatro localizaciones de la película como son el aeropuerto, la casa, el lago y el pueblo; y lo hace con un DEPARTAMENTO DE ARTE que controla, y una ayuda de la FOTOGRAFÍA meritoria. Ambas secciones de la película están al servicio del Director; la ESCENOGRAFÍA nos muestra elementos tradicionales de mobiliario con muebles actuales, dentro de una mezcla significativa de los mismos, donde "nada" parece querer conservarse, ni aspira a su conservación. Las LOCALIZACIONES son austeras y precisas en los exteriores, mostrándose contrarias a las de interiores, donde lo vano y fugaz se impone. Mientras la PLANIMETRÍA se centra en planos de detalle, primeros planos, y unos planos centrados en punto de luz, a lo que cabe añadir algún traveling de retroceso, ligeras panorámicas y planos generales centrados en espacios públicos con gran cantidad de personajes. La CÁMARA se sitúa básicamente en posición horizontal, proporcionando diversos zoom en forma de primeros planos, fijando secuencias de planos continuistas, con diversos fundidos a negro y uno en blanco.

    El COLOR es ocre en la medida existencial de los personajes, con algunos incursiones azuladas, con grises en el aeropuerto y en el lago, de forma que se captan emociones distantes y cierta calma conceptual, no exenta de preciosismo con una luz silueta, completando la ILUMINACIÓN preferentemente con entradas laterales y rasantes, sobre fondos negros, sin olvidar una secuencia en tono difuminado amarillo que alienta, si se está atento, cierto elemento de falso peligro por la disposición de las manos de los personajes. 

   No desmerece la actuación de los ACTORES dentro de la tónica general de la película. Primero hacer referencia a Domenico Diele (Giorgio) y Antonio Folletto (Paolo), dos personajes que explican el motivo de la ruptura, durante el verano pasado, entre Jeanne y Giuseppe. Menor interés muestra la actuación de Giorgio Colangeli (Pietro), de modo que destacan Lou de Laâge (Jeanne) con una interpretación como hecha a su medida, y sobre todo esa mujer Juliette Binoche (Anna) que es, sin duda alguna, cine en sí mismo, con una actuación que dice más por lo que no dice que por lo que vocaliza, una mujer que devora la cámara y llena la pantalla con su rostro y especialmente con sus diminutos ojos, y que apenas precisa ni de maquillaje ni de peluquería. 

    La ESPERA hay que verla con una dosis de razón existencial y por aquellos que entienden los SILENCIOS en el cine, los leves RUIDOS en el cine, y una MÚSICA suficiente y potente que destaca en las secuencias del aeropuerto y en el baile.

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