martes, 25 de diciembre de 2018

04825-695.ESPAÑA: 18.Concepto: De las cocinas

DOCUMENTO ANTERIOR
04781 (05.12.2018 - 16.Concepto
                                       Una nación dispersa, Cómodo Centón,
                                       y cuarenta años de la Constitución de 1978)
04797 (12.12.2018 - 17.Concepto: Sesión de Control
                                       Otro miércoles inútil)

DOCUMENTO POSTERIOR
05094 (13.04.2019 - 19.Concepto
                                  Otto Von Bismarck y La Lengua Española)


    ESPAÑA es como una gran cocina alrededor de la cual hay diecinueve pequeñas cocinas; en la gran cocina se elaboran los platos principales de la fiesta mientras que en las cocinas pequeñas se elaboran entradas y postres.  Hasta aquí España podría parecer como una casa normal donde cada una de sus cocinas se dedica a elaborar los platos que tiene asignados, aunque, dice Cómodo Centón en su opinión, mejor le iría a España si solo tuviese una cocina.

    Los platos principales son los que deben marcar la pauta de la comida, de modo que entrantes y postres han de adaptarse a los contenidos que requieren los platos principales, pero la realidad es otra. 

    Suele suceder, y en esto radica el PROBLEMA DE ESPAÑA, que algunas de las pequeñas cocinas se saltan sus quehaceres ordinarios, hacer entrantes y postres, y se lanzan, vía unilateral, a hacer platos principales; ésto genera cierta evidente confusión entre los comensales, los cuales pueden encontrase con más de dos platos principales, en ocasiones cuatro, en otras seis, en ocho y hasta en diez, lo que genera un empacho alimentario que trastoca el buen funcionamientos de los esófagos, de los estómagos, de los intestinos de los comensales, que dan como resultados orines y mierdas contaminados, polutos, olorosos, y que devienen en diversos tipos de tumores, más o menos malignos, que en momentos se vuelven maliciosos y repugnantes. 

    El PROBLEMA de ESPAÑA aumenta si el COCINERO PRINCIPAL es un melifluo o ese meloso, casi afeminado, que es incapaz de imponerse sobre los COCINEROS SECUNDARIOS que abandonan sus entrantes y postres, y buscan el quebrantamiento del menú. 

     Un buen Cocinero Principal, ante tal violación del menú, simplemente cerraría la cocina del Cocinero Secundario lleno de ínfulas que pretende convertirse en "cocinero principal", retirando de la "cocina envuelta en soberbia" todas las viandas y licores, enviando al Cocinero poseído de la idiotez, de nuevo, a la Escuela de Hostelería para que repitiese los estudios, asegurando, de tal modo, el bienestar de los los esófagos, de los estómagos, de los intestinos de los comensales, y en caso de que fuese dicho Cocinero de la Soberbia incapaz de retomar sus estudios, sería conveniente enviarle a la China de Xi Jinping o a la Venezuela de Maduro o a la Nicaragua de Ortega para que, en tales lugares, le cortasen las ínfulas, aprendiese algo de HOSTELERÍA DE MIERDA y volviese a España vomitando y con la convicción de SER UN ESPAÑOL.

     Pero es más ordinario que el COCINERO PRINCIPAL sea un indeseable que solo piensa en seguir al frente de la cocina principal, de modo que para ignorar problemas en el COMEDOR sea condescendiente con el COCINERO DE LA SOBERBIA, permitiendo a éste que saque sus platos, de entradas y postres, como platos principales, inoculando en los comensales las más variadas enfermedades, y llegando al punto que los COMENSALES no sepan distinguir entre lo principal y lo secundario, ni quién ha elabora qué plato. 

     Dice Cómodo Centón que cuando un COCINERO DE LA SOBERBIA logra imponerse, el caos se adueña del Comedor, de forma que una comida bien organizada y festiva se convierte en un caos y en una guerra.

     Significa todo lo anterior que para que ESPAÑA funcione bien es necesaria la existencia de una sola cocina o COCINA UNITARIA, donde todos son iguales pues todos comen el mismo menú. 

     Después viene el BAILE, y es aquí en el "baile" donde cada cual puede bailar al ritmo de su folclore, y expresar sus emociones y sentimientos. 

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