05133 (04.05.2019 - 01.Jaime y Mar)
DOCUMENTO POSTERIOR
06361 (12.02.2021 - Advertencia)
Hoy es día de jubileo,
hoy, familia y amigos
habéis venido para celebrar
una fiesta, hoy habéis venido
respondiendo a una llamada,
una llamada de amor
que Carlos y Vero
a todos nos han hecho,
una llamada de amor
que impresa en vuestros
rostros, familia y amigos, veo.
Hoy es día de jubileo,
de fiesta recogida
en nuestros cuerpos.
Carlos y Vero nos
han convocado, y hemos
venido todos llenos de fuego,
ese fuego que es la vida,
esa vida que es existencia
repleta de amor y deseos.
Carlos, soy, como bien sabes,
tu padre, ese que estará
a tu lado más allá del
espacio y del tiempo, ese
que poco a poco, a mayor,
va creciendo, del que ya no dependes,
el mismo que te ama en la tierra,
en los cielos y en los infiernos.
Vero, te quiero, como a una hija
te quiero, porque eres la quintaesencia
de Carlos te quiero, porque das
sosiego y paz al hogar te quiero,
porque me has regalado
a Amparo y a Lazaro, porque
me miras con ojos claros,
te quiero.
Carlos y Vero, gracias,
mil veces gracias
por hacer de mi un abuelo
de ese niño, Daniel,
que ha hecho renacer en mí
olvidados hermosos pensamientos.
Hoy es día de jubileo,
que mil años dure este tiempo
de sol claro y alumbrado día.
Quiero, para terminar, deciros,
solo para vosotros,
Carlos y Vero, unas palabras:
Lo primero, al alba, es despertar,
besar a mi amada, ver que está viva,
abandonar el ayuno de la noche,
sonreír a mi amada, preguntarle
cómo está, cómo ha dormido, qué
hará hoy.
Lo último, al crepúsculo,
es abrazar a mí amada en la cama, oler
su carne, sentir que es mi más preciado
bien, el único que no cambiaría por nada,
al tiempo que cierro mis ojos tras ese
beso que se ha de enlazar con aquel
prometido beso que nacerá con la mañana.
Hoy es día de jubileo,
hoy, familia y amigos
habéis venido para celebrar
una fiesta, hoy habéis venido
respondiendo a una llamada,
una llamada de amor
que Carlos y Vero
a todos nos han hecho,
una llamada de amor
que impresa en vuestros
rostros, familia y amigos, veo.
Hoy es día de jubileo,
de fiesta recogida
en nuestros cuerpos.
Carlos y Vero nos
han convocado, y hemos
venido todos llenos de fuego,
ese fuego que es la vida,
esa vida que es existencia
repleta de amor y deseos.
Carlos, soy, como bien sabes,
tu padre, ese que estará
a tu lado más allá del
espacio y del tiempo, ese
que poco a poco, a mayor,
va creciendo, del que ya no dependes,
el mismo que te ama en la tierra,
en los cielos y en los infiernos.
Vero, te quiero, como a una hija
te quiero, porque eres la quintaesencia
de Carlos te quiero, porque das
sosiego y paz al hogar te quiero,
porque me has regalado
a Amparo y a Lazaro, porque
me miras con ojos claros,
te quiero.
Carlos y Vero, gracias,
mil veces gracias
por hacer de mi un abuelo
de ese niño, Daniel,
que ha hecho renacer en mí
olvidados hermosos pensamientos.
Hoy es día de jubileo,
que mil años dure este tiempo
de sol claro y alumbrado día.
Quiero, para terminar, deciros,
solo para vosotros,
Carlos y Vero, unas palabras:
Lo primero, al alba, es despertar,
besar a mi amada, ver que está viva,
abandonar el ayuno de la noche,
sonreír a mi amada, preguntarle
cómo está, cómo ha dormido, qué
hará hoy.
Lo último, al crepúsculo,
es abrazar a mí amada en la cama, oler
su carne, sentir que es mi más preciado
bien, el único que no cambiaría por nada,
al tiempo que cierro mis ojos tras ese
beso que se ha de enlazar con aquel
prometido beso que nacerá con la mañana.
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