martes, 4 de agosto de 2015

02424-42.EL VIAJERO MADURO: 01.Aguas (Alicante): Camino del Observatorio

DOCUMENTO ANTERIOR:
02287 (15.05.2015 -La Cueva Santa en Fuenterrobles)

DOCUMENTO POSTERIOR:
02487 (14.09.2015 - 01.Jijona: El Salt)


    Es AGUAS (Aigües en valenciano) un pueblo de la provincia de Alicante que adquirió su autonomía consistorial en 1814 al ser segregado de la ciudad de Alicante. El nombre de "Aigües" ya figura en el Libro de Los Fueros del rey Jaime I de Aragón, y consta en el Tratado de Almizra como línea fronteriza, por medio del Barranco de Aguas, entre las coronas de Aragón y de Castilla, quedando la población en la parte castellana, como "lugar" perteneciente a Alicante, y disponiendo en su cerro de una torre cristiana que pertenecía al Señorío de los Martínez de Vera.

   Hoy dispone de un pequeño bosque de unos 750.000 metros cuadrados, además de amplias zonas de pinos que conforman un mosaico verde en la zona norte y oeste del término, y a la vera del Cabezo de Oro o Sierra del Hombre. Entre el bosque y las citadas pinadas se encuentra un punto elevado, al que llamamos El Observatorio, a 445 metros sobre el Ayuntamiento de Alicante, que forma parte de las estribaciones de La Peña Roja, y que es hoy el objetivo paseante del Viajero Maduro. 

   El pueblo de Aguas tiene una plaza y en ella la iglesia; éste es el punto de partida del paseo. Toma el Viajero Maduro la calle Mayor hasta su final, girando a la derecha y quince metros escasos gira a la izquierda y tomando la calle de Bonavista larga sus pasos subiendo desde los 300 metros sobre el Ayuntamiento hacia su destino.

   La subida se inicia sobre asfalto en un tramo de unos cien metros, con una continuidad de viviendas adosadas a la derecha y bancales a la izquierda, pasando a camino carretero en la zona que se llama El Alted, donde la pista se vuelve más pina y podemos ver a la izquierda unas gruesas piedras que señalan el lugar donde estuvo La Casa de Los Muertos o lugar donde reposaban los restos, siguiendo algo más elevada la Casa de Los Ivorra y el Antiguo Cuartel de la Guardia Civil propiedad del Marquesado del Bosch, pudiendo verse a la derecha un grupo de apartamentos con su piscina y diversas casas esparcidas por El Alted, hasta que llegamos al alto y cambiamos de vertiente mientras nos situamos en un cruce, de forma que seguimos el camino ignorando tanto la calle de la Atalaya, a la derecha, como el Camino al Balneario, a la izquierda.

   Ahora subimos con algo más de pendiente hasta que se suaviza, el monte de El Alted a la derecha con un antiguo canal de agua y a la izquierda el Edificio del Hotel-Balneario-Casino que fue de la Casa de Los Martínez de Vera y posteriormente del Estado Español como Preventorio Antituberculoso, que cerró sus puertas a mediados de la década de los sesenta del siglo XX, presentando hoy día un estado de ruina muy acelerado. 

    Se anunciaba como Sanatorio, Estación de Invierno y Balneario, abierto todo el año menos julio y agosto, con una temperatura invernal de doce grados y veinticuatro kilómetros de hermosos paseos entre pinos y con bancos donde descansar, destacando el llamado Banco de España, sin olvidar los limoneros, naranjos, plátanos, eucaliptos y gran variedad de plantas aromáticas labiadas. El Hotel Miramar disponía de una capacidad para doscientos clientes, así como una capilla, casino, tiro de pistola, croquet y variopintos juegos de campo y caza, sin olvidar el servicio de telégrafo, y estando recomendado para convalecientes, neurasténicos, anémicos, y para todos aquellos que precisen de reparar los desgastes propios del organismo. El Balneario se situaba en el piso bajo del hotel, y era una magnifica y completa instalación hidroterápia, artísticamente desarrollada en pintorescos grutas con baños, piscinas, duchas y vaporarios, surtidas por el agua termosalina del manantial de San Ignacio a 41 grados, siendo útil en el tratamiento del artritismo y afecciones nerviosas, completándose en pleno bosque con el Manantial de La Cogolla, agua buena para el estómago y riñones. 

    La valla que rodea el recinto está caída en el suelo, por lo que resulta fácil acceder a su interior; se ha de llevar cuidado en su caminar por los alrededores del edificio por la penuria de su suelo y, especialmente, si nos adentramos en su interior porque amplias partes de su techumbre y pisos han caído tras sufrir la expoliación de muchos años de abandono. Hoy el lugar es centro de  peregrinación de aficionados a las artes ocultas, ya que los ruidos y sonidos, palabras y frases de otros tiempos permanecen en su aire, mientras misteriosas figuras humanas y sombras tenebrosas recorren la corroída construcción de un edificio que fue hermoso en su tiempo y que contiene todos los elementos arquitectónicos propios del historicismo del siglo XIX.

    Si retomamos el camino carretero, veremos como en la curva que hace el camino hacia la izquierda sale, pasada la canal de agua, una desdibujada senda que termina en un banco, punto en el cual cambia de orientación la senda, dirigiéndose hacia el sur mientras sube el monte.Nos encontramos a una altitud de 410 metros y tenemos que alcanzar los 445 metros. La subida es ahora más fuerte pero fácil de hacer si se sigue la senda de herradura, aunque la misma contiene cierta cantidad de cantos rodados y tierra suelta. No tardamos en llegar al primer giro a la izquierda, donde podemos ver dos enormes rocas interrumpiendo en camino pero que podemos sortear por medio del banco parcialmente destruido, y advertimos como el resto de la roca tiene alguna que otra fisura que tal vez algún día ceda. Desde aquí ya advertimos la presencia extendida del antiguo Hotel Miramar y el ruinoso estado que presenta. Subimos a los 420 metros hasta encontrarnos con dos bancos que se miran entre si, desde donde accedemos al cambio de vertiente del monte y terminamos por alcanzar la cumbre, que es un rectángulo tallado en la creta de la cumbre con tres bancos. 

     Exceptuando el Rincón Ancho y el Ginebral, situados al norte, podemos contemplar, en esta cima de 445 metros que es EL OBSERVATORIO, el resto del término municipal de Aguas. Al este vemos El Castellet, el barranco de Aguas y el pueblo, al sur el bosque, mientras contemplamos al oeste la Peña Roja y a sus pies el Balneario. En general nos encontramos ante una tierra de secano donde aún se pueden ver los trazos de los antiguos bancales, ya abandonados, y cubiertos por una cada vez más abundante arboleda de pinos. Huele bien en este alto, corre algo de brisa y mientras descasamos en sus bancos de piedra, conversamos de como aquel bien que nos rodea sufre del abandono y de la desidia, incapaz de dar una riqueza al pueblo que parece estar al alcance de la mano.

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